Él Me Juró Lealtad, Yo Le Dediqué Venganza

Capítulo 17: La Ceguera del Destino

El viento soplaba fuerte esa noche, llevando consigo el eco de un futuro incierto. Aurelia caminaba por los pasillos oscuros del castillo, sus pasos resonando como un presagio. No estaba segura de qué buscaba, ni siquiera sabía qué le esperaba más allá de esas paredes de piedra. Pero algo en su interior la empujaba hacia adelante, un instinto primitivo que no podía ignorar.

Había decidido enfrentar lo que viniera, sin importar el costo. Lo que Kael le había revelado sobre su destino, sobre la conexión entre su linaje y la oscuridad, había hecho que todo en su mundo se tambaleara. Sin embargo, una cosa era clara: no podía retroceder. El camino que había elegido era irreversible.

"¿A dónde vas, Aurelia?" la voz de Kael la sacó de sus pensamientos. Se giró lentamente, encontrándolo en la entrada del pasillo, su rostro marcado por la preocupación.

"Solo necesito algo de espacio," respondió ella con una ligera sonrisa. "Para pensar."

Kael se acercó, sus ojos fijos en ella. "No te engañes. No es solo pensar lo que necesitas. Estás huyendo de algo, lo sé."

Aurelia no pudo evitar la pequeña risa amarga que escapó de sus labios. "¿Huir? Yo nunca huiría, Kael."

"No te equivoques, Aurelia," dijo él con seriedad. "No se trata de huir de un lugar o de una persona. Es el destino. Estás huyendo de lo que eres."

Aurelia lo miró fijamente, sin poder comprender por completo lo que él quería decir. "No sé si eso es lo que estoy haciendo. Pero si de verdad lo estoy, ¿qué se supone que debería hacer?"

Kael dio un paso más cerca, sus ojos penetrantes como si quisiera ver más allá de las palabras que ella pronunciaba. "Lo que estás buscando no está en el pasado, ni en el futuro. Está aquí, ahora."

"Aquí... ahora," repitió Aurelia, más para sí misma que para él. "¿Qué es lo que tengo que hacer, Kael?"

Kael suspiró, como si la respuesta fuera obvia, pero aún así, le costara expresarla. "Tienes que aceptar lo que eres. No es solo un poder que llevas dentro, es tu linaje. Tu destino no es un enemigo, sino una fuerza que debes aprender a controlar. No te estamos pidiendo que cambies, Aurelia. Solo que te aceptes."

El silencio entre ellos se volvió pesado, como si una verdad incontenible estuviera a punto de desbordarse. Aurelia se sintió impotente ante esas palabras. "Y si no puedo aceptarme?"

Kael la miró con una dureza que solo aumentaba el dolor en su corazón. "Entonces perderemos."

"¿Perderemos qué?" Aurelia preguntó, su voz quebrada. "¿Qué perderemos si no encuentro la fuerza dentro de mí?"

"Lo perderemos todo," dijo Kael. "Lo perderemos a todos."

Aurelia no sabía si sus palabras eran una amenaza o una advertencia, pero la mirada en sus ojos le decía que, si no lograba comprender el peso de lo que estaba en juego, la oscuridad consumiría todo lo que amaba.

Con un suspiro, Kael dio un paso atrás, alejándose ligeramente de ella. "Te dejo sola, entonces. No puedo tomar la decisión por ti." Su voz era grave, casi como si estuviera despidiéndose. "Pero recuerda: si no aceptas lo que eres, nunca serás capaz de enfrentar lo que está por venir."

Aurelia observó cómo Kael se retiraba, desapareciendo en la penumbra del pasillo. El eco de sus palabras seguía retumbando en su mente. "Lo perderemos todo."

Era como si una niebla espesa se hubiera apoderado de su mente. ¿Qué significaba realmente aceptar lo que era? No estaba segura de poder hacerlo, no sabía si estaba lista para aceptar su destino, para abrazar la oscuridad que vivía dentro de ella.

"Pero tengo que hacerlo," pensó con firmeza, apretando los puños. "No tengo opción."

La noche avanzaba, y Aurelia no podía escapar del peso de sus pensamientos. Los ecos de la conversación con Kael resonaban en su mente, pero ahora había algo más. Algo que la empujaba hacia adelante. Una sensación profunda en su pecho, una llamada irresistible que venía de lo más profundo de su ser.

La oscuridad, el artefacto, Liora, todo parecía estar conectado, pero ahora entendía algo más. "Soy la clave," se susurró a sí misma. "Soy la clave para detener todo esto. Para cambiar el futuro."

Y con ese pensamiento, Aurelia salió al aire libre, decidida a enfrentar lo que se venía. La niebla de la noche rodeaba el castillo, y la luna llena iluminaba el camino. Sabía que su viaje no solo era físico, sino también emocional. Necesitaba encontrar el equilibrio, la fuerza dentro de sí misma.

El viento le acarició la cara, como una caricia reconociendo su determinación.




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