El aire se volvía más pesado con cada paso que Aurelia daba por los pasillos del castillo. La sombra del artefacto seguía pesando sobre sus hombros, un recordatorio constante de la decisión que había tomado, de la línea que había cruzado. El poder que había aceptado estaba con ella, palpitando en su interior, pero en su mente aún flotaba la pregunta que la atormentaba: ¿Sería capaz de controlar lo que había desatado?
Kael, a su lado, la observaba con una mezcla de respeto y preocupación. El brillo en los ojos de Aurelia era diferente ahora, más frío, más determinado, pero había algo más. Algo oscuro. La presencia del artefacto había cambiado su aura, y no podía negar que sentía una inquietud creciente al ver cómo su amiga, la misma mujer que había conocido, comenzaba a distanciarse emocionalmente.
"Aurelia," comenzó Kael, su voz suave, pero cargada de preocupación. "¿Cómo te sientes?"
Ella lo miró brevemente, sus ojos reflejando una mezcla de gratitud y una tensión invisible. "Más fuerte," dijo finalmente. "Y al mismo tiempo... más vacía."
Kael frunció el ceño. Sabía que lo que Aurelia había hecho no era fácil. Tomar el poder del artefacto no solo le otorgaba una fuerza inimaginable, sino que también la conectaba con la oscuridad de una manera que nadie había experimentado antes. Sabía que la lucha interna de Aurelia era solo el comienzo, pero lo que más le preocupaba era lo que podía suceder cuando la oscuridad empezara a corromper lo que quedaba de su humanidad.
"No tienes que enfrentarlo sola," dijo Kael, deteniéndose frente a ella y sujetando sus hombros con firmeza. "Estoy aquí, siempre estaré aquí para ti."
Aurelia lo miró, y por un momento, su rostro mostró una vulnerabilidad que rara vez dejaba salir. "Lo sé... Pero lo que estoy a punto de hacer, Kael... no tiene vuelta atrás."
Antes de que Kael pudiera responder, un rugido distante retumbó a través de las paredes del castillo. El sonido, bajo y gutural, provocó una reacción inmediata en Aurelia. Su cuerpo se tensó, y la sombra de poder oscuro en su interior pareció responder al llamado, como si el mismo castillo estuviera vibrando con la presencia de algo mucho más grande.
"Es el momento," dijo Aurelia con una frialdad en su voz que sorprendió a Kael. "El artefacto no está completo. Necesito hacer un sacrificio, y este castillo es la clave."
Kael entendió. El sacrificio era parte del proceso, pero no tenía idea de lo que estaba a punto de suceder. "Aurelia... no tienes que hacer esto sola."
Aurelia se giró lentamente, su mirada fija en el horizonte de la torre del castillo, donde la niebla se espesaba y se retorcían las sombras. "No hay elección, Kael," susurró. "Es lo que debo hacer para asegurarme de que todo termine de una vez por todas."
La sala donde se realizaba el ritual era vasta y oscura. El altar de piedra se alzaba en el centro, rodeado por símbolos arcanos que brillaban tenuemente. En el aire flotaba una energía densa, como si el tiempo mismo estuviera suspendido. Aurelia estaba en el centro de la sala, su rostro impasible, mientras la oscuridad parecía envolverla.
Kael estaba a su lado, pero a una distancia prudente, sintiendo cómo la energía del lugar lo hacía sentir pequeño e insignificante. Sabía que estaba a punto de presenciar algo grande, algo que podría definir el destino de todos. Y no sabía si estaba listo para lo que vendría.
Aurelia levantó las manos, y la oscuridad comenzó a danzar a su alrededor, una neblina espesa que parecía responder a su voluntad. La piedra bajo sus pies comenzó a vibrar, y los símbolos en el altar se iluminaron con un brillo rojo sangre. El sacrificio comenzaba.
"Dame la fuerza para dominar lo que se avecina," susurró Aurelia, su voz resonando en las paredes de la sala.
La energía de la oscuridad se intensificó, y en ese momento, Aurelia sintió el peso de las sombras sobre ella. El poder del artefacto, ahora unido a su voluntad, parecía querer consumirla, desgarrarla. Pero ella lo rechazó, manteniendo la calma, controlando la ola de poder que amenazaba con desbordarse.
Un grito escapó de sus labios, un grito que se fusionó con la oscuridad, y en ese mismo instante, el sacrificio se selló. La sala explotó en una explosión de energía oscura, pero en el centro de todo, Aurelia permaneció firme, sus ojos brillando con una intensidad cegadora.
Cuando la explosión de energía cesó, el castillo volvió a quedar en silencio. La oscuridad se disipó, y el altar volvió a su forma original, ahora inerte. Aurelia cayó de rodillas, exhausta, pero con una expresión de alivio en su rostro.
Kael corrió hacia ella, su rostro lleno de preocupación. "Aurelia, ¿estás bien?"
Ella levantó la mirada, una sonrisa tenue apareciendo en sus labios. "Sí," respondió suavemente. "El sacrificio está hecho. Ahora, podemos enfrentarnos a lo que venga."
Pero en su interior, algo había cambiado. La sombra dentro de ella seguía presente, aunque ahora se sentía más conectada con ella, como si hubiera logrado un equilibrio peligroso. Aurelia sabía que el camino hacia adelante sería más complicado que nunca, pero estaba preparada para lo que viniera. La oscuridad no la consumiría. Ella la controlaría.
#68 en Ciencia ficción
#184 en Joven Adulto
fantasia, título: él me juró lealtad, yo le dediqué venganza géneros: romance
Editado: 18.05.2025