El alba no trajo paz.
El cielo estaba teñido de un rojo enfermizo, como si los dioses quisieran advertirle al mundo que algo sagrado había sido violado. La traición ya no era un rumor: era una certeza. Y Aurelia… ya no era solo una reina.
Era una amenaza viviente.
El Consejo Real se reunió con urgencia. Siete ancianos, todos con túnicas de oro, sentados en una sala que apestaba a cobardía disfrazada de sabiduría.
—Vuestra Majestad —dijo el más anciano, Lord Viren—. Esto que ha hecho... exponer secretos, destituir a la consejera Lysandra, abrir la Cámara Sellada… va contra siglos de tradición.
Aurelia permaneció de pie. No se sentó. No sonrió. No pidió permiso.
—La tradición también enterró viva a mi madre. ¿Debo respetarla igual?
El silencio fue absoluto.
—Necesitamos estabilidad —insistió otro—. Si destruyes las columnas que sostienen el reino, ¿qué quedará en pie?
Aurelia se acercó. Su voz no subió de volumen, pero cada palabra tenía el filo de una espada forjada en rabia.
—Prefiero un reino en ruinas… a uno construido sobre cadáveres de inocentes.
Los ancianos la miraban con horror. No entendían. Ella no venía a pedir consejo.
Venía a declarar guerra.
Kael había reunido a los leales. No muchos, pero suficientes para encender una rebelión si era necesario.
En las mazmorras, Lysandra gritaba. Exigía. Maldecía.
—¡Soy la protectora del reino! ¡¡Tu madre me rogó que la ayudara a ocultar la verdad!!
Aurelia se detuvo frente a los barrotes.
—¿Y tú le obedeciste… para luego traicionarla?
Lysandra sonrió, pese a su rostro hinchado.
—No entenderías. Ella sabía lo que tú aún no sabes. El verdadero enemigo nunca fue interno.
Aurelia frunció el ceño.
—¿Qué estás diciendo?
Lysandra se acercó, susurrando como si revelara una profecía.
—Estás luchando contra sombras… cuando el monstruo real aún no ha despertado.
Esa noche, Aurelia tuvo una visión.
El espejo de obsidiana vibraba solo, sin que nadie lo tocara. Imágenes distorsionadas aparecían y desaparecían: un trono envuelto en llamas, un niño con ojos completamente negros, una ciudad flotante cayendo del cielo.
Y una palabra, repetida como eco infinito:
"Eranthis."
Se despertó empapada en sudor, con Kael sujetándola.
—¡Aurelia! ¿Qué viste?
Ella tardó en responder. Pero cuando lo hizo, su voz era apenas un susurro.
—El verdadero enemigo… no está aquí. Está viniendo.
El día siguiente, las tropas extranjeras cruzaron la frontera sur.
Sin declarar guerra.
Sin advertencia.
Solo con estandartes negros y rostros sin alma.
La traición de Lysandra había sido apenas el preludio. El Imperio de Eranthis, desaparecido durante siglos, había regresado.
Y su primer objetivo era ella.
En la torre de estrategia, Aurelia desplegó el mapa.
—No tenemos tiempo para unir a todos los clanes. No pelearán por una reina joven… pero sí por una mujer con algo que temer.
Kael la miró.
—¿Qué propones?
Ella levantó la vista, con fuego en los ojos.
—Que crean que he despertado un poder prohibido. Que piensen que soy peligrosa. Que me teman… si no pueden amarme.
—Eso te aislará aún más.
—Prefiero estar sola… que muerta.
Al amanecer, Aurelia apareció en público.
Cabalgando un caballo negro, con una armadura roja y dorada que brillaba como el sol naciente.
Detrás de ella, 300 soldados leales. Y Kael, a su lado, como su sombra.
—¡Ciudadanos! —gritó, con voz clara—. Mi nombre es Aurelia Velantha. Fui criada en la mentira. Pero no moriré en ella.
—Un imperio antiguo vuelve. Quieren quebrarnos, quieren borrar nuestro nombre de la historia. ¡Pero no lo permitiremos!
—Soy vuestra reina. No porque nací para obedecer… sino porque nací para proteger. ¡Y si es necesario, moriré luchando!
El pueblo rugió.
No porque la entendieran del todo.
Sino porque, por primera vez en décadas… alguien les habló con el corazón abierto y la espada desenvainada.
Esa noche, en la intimidad de su cámara, Kael la abrazó sin palabras.
—¿Aún me juras lealtad? —susurró ella.
Él besó su frente.
—Hasta que el sol deje de salir… y el mundo se olvide de nuestros nombres.
Ella cerró los ojos.
Y supo que lo que venía no sería fácil.
Pero tampoco estaría sola.
#68 en Ciencia ficción
#184 en Joven Adulto
fantasia, título: él me juró lealtad, yo le dediqué venganza géneros: romance
Editado: 18.05.2025