La mañana siguiente trajo una calma extraña. La ciudad respiraba, herida pero viva. Las campanas no sonaban por alarma, sino por memoria.
Aurelia, sin embargo, no descansó.
Su sueño con la mujer de cabello blanco seguía vibrando en su pecho como una advertencia. Algo en sus palabras—“La que cumplirá la promesa que yo no pude”—le helaba la sangre.
—Esa mujer… —murmuró Aurelia frente al espejo— tenía mis ojos.
Kael apareció tras ella, silencioso como siempre.
—¿Aún piensas en la visión?
Aurelia asintió, sin girarse.
—Creo que no fue una visión cualquiera. Creo… que me habló alguien real. Alguien que vivió. Y que lleva mi misma sangre.
Kael entrecerró los ojos.
—Tu madre murió al nacer. Eso te han dicho siempre.
—Exacto. Me han dicho.
Ordenó acceso completo a los archivos secretos del Templo del Alba. Solo los altos sacerdotes podían verlos.
Y cuando Kael forzó las cerraduras con su anillo de fuego, descubrieron lo que nunca debieron leer.
—Nombre: Selyra de Velanthir —leyó Aurelia—. Condenada por traición al Imperio. Ejecutada públicamente… hace veintitrés años.
Kael frunció el ceño.
—¿No es esa… la fecha exacta de tu nacimiento?
Aurelia apretó los dientes.
—No fue ejecutada. Fue ocultada. Borrada de la historia.
Kael se giró hacia ella.
—¿Quién era realmente tu madre?
—Una reina caída —susurró Aurelia—. Una mujer que también amó. Y también fue traicionada.
Esa tarde, viajó en secreto al santuario prohibido: El Bosque Silente de Lys.
Solo las descendientes de Selyra podían entrar sin ser consumidas por las llamas azules del bosque.
Aurelia caminó… y el fuego la reconoció.
Ni una hoja se movió. Ni una brasa le hizo daño.
Y cuando llegó al corazón del bosque, lo vio:
Un trono de piedra partida. Un cetro roto. Y un colgante colgado de una rama, con el mismo símbolo que llevaba ella en la piel desde niña.
Lo tomó.
Un susurro llenó el aire:
"Si tomas esto, también tomas mi deuda."
Aurelia lo colocó en su cuello.
—Entonces déjame pagarla.
Esa noche, al regresar, no encontró paz.
Una carta la esperaba en su escritorio, sellada con cera negra. El mismo símbolo del colgante.
Kael la vio abrirla con las manos temblando.
"Mi querida Aurelia:
Si estás leyendo esto, ya has encontrado parte de mi verdad.
Yo no morí. Fui traicionada, como tú.
El Imperio que ahora juras proteger fue el mismo que me robó todo.
Te quité la infancia para darte la oportunidad de venganza.
Tu sangre está maldita… pero también es la única llave que puede abrir la Puerta del Trono.
Si deseas saberlo todo… ven al Valle de Ceniza. Y ven sola.
—S."
Aurelia cerró los ojos.
—Ella vive.
Kael negó.
—Podría ser una trampa.
—Y si no lo es… es mi única verdad.
Partió al amanecer, dejando instrucciones claras a Kael: si no regresaba en tres días, debía tomar el control del ejército y continuar su lucha.
Pero en su corazón, sabía que debía ir.
El Valle de Ceniza era un lugar maldito, donde las almas no descansaban y la historia se reescribía con sangre.
Cuando llegó, el cielo se tornó púrpura.
Las cenizas caían como nieve.
Y en lo alto de una colina, vio una figura esperándola. Cabello blanco como la luna. Capa de sombras. Ojos idénticos a los suyos.
—Bienvenida, Aurelia.
—¿Eres tú…?
—No soy un fantasma.
La figura bajó la capucha.
Era ella.
Su madre.
—He vuelto del infierno —dijo Selyra— porque tú bajaste sola a buscarme.
Aurelia cayó de rodillas.
—¿Por qué me dejaste?
Selyra no sonrió.
—Porque tenía que morir para que tú pudieras vivir.
La conversación que siguió fue larga, llena de verdades rotas:
—El Imperio fue construido sobre traiciones y pactos oscuros.
—La familia real juró lealtad a una criatura del Inframundo, a cambio de poder eterno.
—Selyra se rebeló… y fue silenciada.
—Aurelia era la última pieza del linaje maldito… y también la única capaz de romper el ciclo.
Cuando la noche cayó, madre e hija se abrazaron por primera vez.
Y entonces Selyra susurró algo al oído de Aurelia que le cambiaría la vida:
—Hay un heredero más. Uno que jamás conociste. Y que lucha del otro lado.
Aurelia se separó, horrorizada.
—¿Un hermano?
Selyra asintió.
—Y si no lo salvas… destruirá todo lo que amas.
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fantasia, título: él me juró lealtad, yo le dediqué venganza géneros: romance
Editado: 18.05.2025