El cielo de Madrid se partió en dos esa madrugada. No por el clima, sino por la convulsión mediática que estalló tras la denuncia pública de Camila. En menos de doce horas, los foros financieros internacionales ardían de especulaciones. Algunos hablaban de valentía. Otros, de suicidio corporativo. Pero todos hablaban de ella.
Camila no durmió.
Frente a la ventana del hotel Ritz, contemplaba la ciudad como quien estudia un tablero de ajedrez en llamas. Su copa de vino tinto permanecía intacta. En sus manos, sostenía la carta anónima que había recibido unas horas antes.
—“Has desatado la tormenta”... —repitió en voz baja.
—Y los truenos ya empezaron a golpear —interrumpió Mateo, entrando con un gesto grave—. Han bloqueado nuestras cuentas en tres bancos suizos. Y se filtró una supuesta auditoría falsa que cuestiona tus operaciones en Argentina.
Camila no parpadeó. Solo se giró con lentitud, como una fiera que detecta el movimiento de un cazador.
—¿Y quién es el nuevo autor de esta jugada?
—Elías... y algo más. Descubrimos movimientos desde una fundación panameña. Pero detrás de ella está... Isabela Montiel.
Un silencio ensordecedor llenó la habitación. El nombre de la mujer que creyó haber derrotado. La rival caída. La fénix de las sombras.
—Entonces... esto nunca fue solo venganza —susurró Camila—. Fue una guerra fría. Y ahora se volvió caliente.
Abrió su laptop. Empezó a escribir sin dudar. Un correo cifrado, con destinatarios poderosos. Lo firmó con una sola palabra: "Contraataque."
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fantasia, título: él me juró lealtad, yo le dediqué venganza géneros: romance
Editado: 18.05.2025