El humo aún no se disipaba del todo cuando Camila salió del helicóptero. A lo lejos, la sede central de su nueva corporación ardía en llamas; pero ella no miraba atrás. A su lado, León Varela—el hombre que había regresado del olvido—caminaba con paso firme, como si los últimos veinte años no hubieran pasado.
—Quemaron las paredes, pero no los cimientos —dijo él.
Camila no respondió. Su rostro, cubierto parcialmente por la ceniza, no mostraba dolor. Solo decisión.
—Ahora empieza la verdadera guerra.
Horas antes, en una conferencia privada entre inversores y diplomáticos, Camila había revelado los datos obtenidos por su padre: una red de corrupción transcontinental encabezada por Isabela Montiel, aún en prisión, pero cuyos tentáculos llegaban incluso al Banco Central Europeo.
—Estas pruebas no solo demuestran lavado de dinero —explicó, proyectando en una pantalla los documentos—. Demuestran la manipulación deliberada de mercados emergentes para hundir economías enteras. Y eso, señores… es terrorismo financiero.
El silencio de la sala fue absoluto.
Un embajador del norte de Europa se levantó primero, visiblemente pálido.
—¿Está insinuando que algunos de los presentes están implicados?
Camila sonrió, con la misma sangre fría que una emperatriz en el coliseo romano.
—No insinúo nada. Acuso con pruebas. Si alguien desea contradecirlas, puede hacerlo... bajo juramento.
Las puertas se cerraron con fuerza detrás de ella cuando salió de la sala. Afuera, León la esperaba.
—¿Listo el siguiente paso?
—Más que listo. Pero antes —sacó un teléfono satelital—, necesito hacer una llamada.
Marcó un número cifrado. La voz al otro lado respondió con un acento familiar:
—Aquí Alfa Uno. ¿Está confirmado?
—Está confirmado —respondió Camila—. Activad “Operación Ave Fénix”.
Mientras tanto, desde su celda reforzada en una prisión de máxima seguridad, Isabela Montiel veía las noticias con una sonrisa torcida. Su abogado personal, un joven de rostro inofensivo pero pasado criminal, le entregó una carpeta.
—Aquí está la ruta de salida. Pero hay un problema.
—¿Cuál?
—Tu padre está vivo… y se ha aliado con Camila.
La sonrisa desapareció por un segundo. Luego, volvió, aún más oscura.
—Entonces vamos a jugar con fuego.
Se giró hacia la cámara de vigilancia y alzó una mano.
—¿Listos para el espectáculo?
Al día siguiente, Camila convocó una rueda de prensa global. El escenario: las ruinas de su edificio corporativo. Las cámaras no dejaron de grabar ni un solo segundo. Al fondo, la bandera de su nueva alianza internacional ondeaba: negra, roja y dorada, con una Fénix renaciendo del fuego.
—Me han intentado destruir una y otra vez —dijo frente a los micrófonos—. Me han subestimado, calumniado, traicionado. Pero yo no vine a este mundo a suplicar un lugar. Vine a crearlo.
“Hoy nace la Fundación Varela Global: una red de cooperación para países aplastados por las élites corruptas. Aquí no hay lugar para los tibios. O ardes con nosotros… o te consumimos.”
Un aplauso se elevó del público, no solo por respeto, sino por miedo.
Esa misma noche, mientras los noticieros del mundo abrían con la imagen de Camila entre cenizas y estandartes, Mateo se le acercó en la terraza del nuevo edificio temporal.
—¿Estás bien?
Ella lo miró de reojo.
—¿Qué significa estar bien cuando el mundo arde?
—Significa que aún respiras… y que los tuyos están contigo.
Camila bajó la mirada por un momento. Luego, le tomó la mano con fuerza.
—Gracias por no soltarme cuando incluso yo quería caer.
Mateo sonrió.
—No vine a ser tu sombra, Camila. Vine a caminar contigo hasta que dejemos de necesitar luz artificial.
En ese instante, las luces del cielo se encendieron: drones proyectando un mensaje gigante sobre el cielo nocturno de Madrid.
“La Reina No Ha Caído. Solo Está Evolucionando.”
Epílogo del Capítulo:
En una sala secreta bajo la prisión, un hombre mayor, con tatuajes y mirada de depredador, observaba los movimientos de Camila con atención. A su lado, una fotografía: él, León, y una mujer que sostenía a una niña.
—Es hora de que conozca toda la verdad.
Y con eso, el hombre desapareció entre sombras, dejando solo un nombre grabado en una tableta de acero:
“Proyecto Génesis Varela.”
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fantasia, título: él me juró lealtad, yo le dediqué venganza géneros: romance
Editado: 18.05.2025