Él Me Juró Lealtad, Yo Le Dediqué Venganza

Capítulo 67: El Juego de las Sombras

La noche había caído sobre Madrid, y Camila no podía dejar de pensar en la fotografía que había encontrado en su suite. El nombre de su padre, "León Varela", resonaba en su cabeza con una fuerza que no podía ignorar. Había crecido sin saber mucho sobre él, su madre siempre se encargó de mantenerlo en las sombras, como si fuera un capítulo olvidado de su vida. Pero ahora, con todo lo que había logrado, ¿qué significado tenía ese nombre en su historia?

Mientras la lluvia golpeaba suavemente los cristales de su ventana, Camila se levantó de su silla y caminó hacia el minibar. Tomó una copa de vino, dejándose llevar por la quietud del momento. No había paz, no la había tenido desde que comenzó su ascenso en el mundo de los negocios, pero esa noche la incertidumbre parecía más fuerte que nunca. Algo se estaba tejiendo en las sombras, y ella sabía que debía estar preparada.

El teléfono de su suite vibró, interrumpiendo sus pensamientos. Era un mensaje de Mateo, su fiel aliado y confidente. "He conseguido información sobre León Varela. Debes verlo, Camila. Algo grande se está cocinando."

El corazón de Camila latió con más fuerza. Sabía que la clave de todo estaba en ese hombre, en lo que él había hecho o dejado de hacer. Si quería comprender el verdadero alcance de su poder y desentrañar todos los secretos de su pasado, debía enfrentarse a la verdad, por más dolorosa que fuera.

Esa misma noche, sin perder tiempo, Camila se reunió con Mateo. El ambiente en el pequeño apartamento que él había reservado era oscuro, apenas iluminado por una lámpara tenue. El aire estaba cargado de tensión, como si ambos supieran que lo que iban a descubrir cambiaría sus vidas para siempre.

"León Varela no es solo un hombre del pasado, Camila," comenzó Mateo mientras desplegaba varios documentos sobre la mesa. "Él estaba involucrado en negocios oscuros, y no solo en el sector financiero. Hay rumores de que él tenía conexiones con algunas de las organizaciones más poderosas del mundo."

Camila miró los papeles con atención. Lo que veía ante ella no era simplemente información, era una red de mentiras, traiciones y secretos que se extendían mucho más allá de lo que había imaginado. León Varela no solo había desaparecido, sino que había estado orquestando una serie de movimientos que ahora parecían apuntar hacia ella.

"¿Por qué no me lo dijiste antes?" Camila preguntó, su voz firme pero llena de una tensión palpable.

"Porque no sabíamos si era seguro revelarlo," respondió Mateo. "Lo que descubrimos es peligroso. Hay gente muy poderosa que no quiere que esto salga a la luz."

El pensamiento de su padre involucrado en algo tan siniestro la dejó fría, pero también sabía que no podía dar marcha atrás. Ahora que sabía la verdad, debía enfrentarse a ella con la misma determinación con la que había enfrentado todos los desafíos que la vida le había impuesto.

"Lo sé," dijo Camila, su mirada fija en los documentos sobre la mesa. "No me detendré. Esto es personal. Necesito saber todo lo que pueda sobre mi padre. Y luego, haré lo que sea necesario para acabar con aquellos que intenten destruir lo que he construido."

El silencio llenó la habitación, pero en el aire había una sensación palpable de poder, de un renacimiento que se gestaba en el interior de Camila. Sabía que la venganza que la había impulsado hasta ese punto no era suficiente. Lo que necesitaba ahora era algo mucho más grande: el control total.

Al día siguiente, con una resolución renovada, Camila se dirigió a la sede central del Consejo Internacional de Finanzas. La reunión era crucial, y aunque sabía que las piezas del ajedrez mundial estaban en constante movimiento, ella no pensaba ceder ante nadie. Mientras caminaba hacia la sala de conferencias, recordó las palabras de Elías: "Necesitarás más que venganza. Necesitarás visión."

Camila no solo quería destruir a sus enemigos, quería crear algo que pudiera trascender. No iba a ser una pieza más en el tablero, ella sería la que moviera las piezas. El futuro del mundo financiero, y quizás más, estaba en sus manos.

Cuando entró en la sala, todos los presentes la miraron con expectación. La tensión era palpable, pero Camila no se dejó intimidar. Su presencia era imponente, como la de una reina que había llegado para reclamar su trono.

"Hoy no solo vengo a hablar de negocios," comenzó, su voz resonando en toda la sala. "Vengo a redefinir el poder. Vengo a crear un nuevo orden, uno que no se basa en viejas reglas, sino en lo que el futuro demanda."

El silencio en la sala fue absoluto. Algunos se miraron entre sí, sorprendidos por la audacia de sus palabras. Pero Camila no se detuvo. Sabía que este era el momento de tomar lo que le correspondía por derecho. No iba a permitir que nadie la desafiará.

"Los viejos métodos están muertos. Lo que hemos conocido hasta ahora es solo una sombra de lo que podemos ser. Y yo, Camila Varela, seré la que les muestre cómo se hace."

Las palabras de Camila dejaron una marca indeleble en la sala. Los murmullos comenzaron, pero ella ya no se preocupaba por lo que pensaran. Estaba aquí para ganar. Y nadie, absolutamente nadie, podría detenerla.




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