Él Me Juró Lealtad, Yo Le Dediqué Venganza

Capítulo 92: El precio de un legado

El sonido del disparo todavía vibraba en el aire.

No había sangre en la sala. Solo silencio.
Un silencio tan espeso que parecía una sentencia.

Camila observaba a Valeria al otro lado del salón, la mujer que alguna vez llamó hermana. Ahora era solo un reflejo roto de la familia que nunca existió.

—Así que llegamos a esto —murmuró Camila, bajando lentamente la pistola, sin dejar de apuntarla—. A la verdad sin máscaras.

Valeria sonrió con la misma arrogancia de siempre, pero sus ojos temblaban.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Matarme como a todos los que se interpusieron en tu camino?

—No. —Camila avanzó un paso—. Ya no necesito mancharme las manos. El mundo entero ya vio quién eres.

Sobre la mesa central, las pantallas mostraban la transmisión en vivo: cuentas bancarias, archivos confidenciales, confesiones grabadas.
Todo lo que Valeria intentó ocultar durante años… ahora era público.

Una hora antes

Dante, desde una pequeña cabina de transmisión en Barcelona, terminó la última carga de archivos. Había trabajado sin descanso durante tres días. Hackeando, montando servidores, protegiendo los datos.

—¿Estás segura de que el mundo está listo para saber la verdad? —preguntó por el intercomunicador.

Camila, desde Sevilla, respondió con voz firme:

—No se trata de si el mundo está listo. Se trata de que ya no podemos callar más.

Y así lo hizo.

Ahora, de vuelta en la sala, Valeria cayó de rodillas. Todo su imperio, construido sobre traiciones, estaba derrumbándose.
No por una bala.
No por venganza.
Sino por justicia.

Camila se inclinó y la miró de frente.

—Tú creíste que esto era sobre poder. Pero siempre fue sobre dignidad.
Y tú… la perdiste hace mucho.

Horas después, mientras los agentes internacionales ingresaban a la mansión, Dante llegó junto a Camila.
Llevaba una pequeña caja de madera en sus manos.

—Lo encontré en la bóveda secreta —dijo—. Creo que deberías verlo.

Camila la abrió.

Dentro había una carta… con la letra de su madre.
Una que creía muerta hacía años.

"Si algún día encuentras esto, significa que sobreviviste.
Y si sobreviviste, Camila, es porque no heredaste mi debilidad.
Heredaste mi fuego."

Esa noche, Camila no durmió.

Miró el horizonte y entendió algo que había negado durante mucho tiempo:
No solo había sobrevivido.
Había transformado su historia.

Y el mundo, a partir de ahora, tendría que aprender a pronunciar su nombre… con respeto.




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