CAPITULO 25

-Hija... No es lo que estas pensando, sólo, deja todo donde estaba, tu padre llegará en un momento, te prometo que todo estará bien Bella -habló ella intentando fingir una sonrisa. 

-Así que si eres parte de esto, sois unos psicópatas. -la rabia y el asco eran notorios en mis palabras, pero más que ello estaba decepcionada, había estado viviendo en una mentira toda mi vida y saberlo, era una completa mierda. 

Mi madre me miro con vergüenza, parece que por primera vez en su vida no sabía que decir ante alguna situación, era evidente que estaba incómoda y nerviosa en ese momento, y se puso aún más cuando escuchamos los pasos fuertes de mi padre al entrar en casa. Cuando llegó a la biblioteca, se nos quedo observando, ninguno de los tres fue capaz de decir nada, hasta que finalmente me arme de valentía y hablé. 

-¿Por qué? -fue lo único que pude preguntar, mi madre solo miraba el suelo y mi padre tomó una larga respiración antes de acercarse. 

-Mi pequeña, esto, bueno, es trabajo, solo queríamos lo mejor para tu hermano y para ti. -dijo sin una pizca de arrepentimiento, yo lo miré con ironía, él intento tomar mi mano pero lo aparte. 

-¿Lo mejor? ¿Crees que eso era lo mejor? Asesinar a personas inocentes es un crimen papá, y vas a pagar por ello. 

-Oh, no te atreverías niña, entiende, haciamos esto para que Lucas y tú tuvierais las mejores cosas, cada estúpido capricho de ustedes se cumplió gracias a nuestro trabajo, así que ahora nos lo vas a agradecer, ¿y sabes cómo?, bueno, pues quedandote calladita, ni siquiera tu hermano puede saberlo. -dijo en tono amenazante y con una mirada fría. 

-¿Disculpa?, eres -dudé mientras la rabia me invadía- la peor persona que puede existir, pero no me dejaré chantajear por ti, Jacob y Lucas vienen en camino, ya lo saben papi, ya no somos parte de tu juego, se acabó. -traté de mostrarme segura aunque estaba a punto de derrumbarme, no sabia si estaba haciendo lo correcto, al fin y al cabo seguían siendo mis padres, pero lo que habían hecho no tenía perdón alguno.

-Eres una malagradecida, ¿cómo has podido ponerte del lado de ese tipo?, no eres digna de ser nuestra hija. -papá estaba furioso, se acercó a mí y me abofeteó, pero no fue el ardor del impacto en mi mejilla lo que dolió, fueron las palabras de mi padre y el hecho de que él nunca se había atrevido a golpearme.

-No sabes la alegría que me da no ser una hija digna para ti, ahora lo único que siento hacía vosotros es asco, me daría vergüenza decir que ustedes son mis padres -las palabras salieron de mi boca y mis ojos se llenaron de lágrimas, giré mi rostro para dirigirme a mi madre- y tú mamá, ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos, yo admiraba tu valentía, siempre quise ser como tú, ahora me das lástima.

Cuando terminé de decir ello vi a mi hermano llegando con Jacob, su cara de confusión era notable, Jacob y yo nos dimos una mirada.

-Bastardo mugriento -se abalanzó mi padre sobre Jacob, pero Lucas interfirió.

-¿Papá?, ¿podrías explicarme que es todo esto...?

-Hijo, tu hermana y este tipo se han vuelto locos, se unieron y están conspirando en contra de mí.- intentó victimizarse papá.

-¿De verdad piensas que caeré en tu juego papá? -mi hermano lo miró incrédulo.

-¿Así que también estás en mi contra?, ¿dudas de mí?, ¿yo que te lo he dado todo?, sois unos malagradecidos, a ti Lucas, te lo perdono por ser mi hijo, mi único heredero, pero tú -me señaló mientras me miraba y nuestras caras de confusión se hacían notorias- te di todo aunque no fueras mi hija, porque la zorra de tu madre se embarazó de tu tío,¿y así me lo pagas?.

Espera, ¿qué acababa de decir?, ¿papá no era mi verdadero padre?, ¿el tío Sam era mi padre?, muchas preguntas que no salian de mi boca invadieron mi mente, lo último que recuerdo es que vi todo borroso y a mi hermano corriendo hacía mí antes de que todo se volviera negro.