El mejor amigo famoso de mi hermano.

CAPÍTULO 2

ALEX

Como sola porque mis padres han tenido que acompañar a mi abuela tenían que ir al médico, por suerte yo me he librado de ir. Desde que mi hermano murió odio ir al médico o un hospital. Cuando termino me ducho rápido y me pongo un vaquero corto de tiro alto y un top de tirantes blanco, me pongo las SuperStar y las gafas negras de sol, cojo el bolso negro donde tengo las llaves, el móvil, la cartera y poco más y salgo de camino a casa de Sara.

Sara es una mujer alta y delgada, es muy guapa y tiene unos preciosos ojos color café que combinan con su pelo oscuro y liso. Vive a diez minutos andando de mi casa nueva y es encantadora, tanto que una chica de 15 años como yo va a tomar el café con ella una vez por semana. Bueno, también es porque la conozco de toda la vida y es como mi tía.

Cuando llego toco a la puerta y espero a que abra.

-Si eres una fan, lo siento mucho pero vete por favor- me dice un chico al cual reconozco muy bien y que solo me da una mirada rápida.

¿Pero quién se cree que es?, podía ser el mejor amigo de mi hermano, el hijo de Sara y Tomi y el chico que me gustaba de pequeña, pero no me puede hablar así, y mucho menos después de ni siquiera reconocerme.

-Perdón por desilusionarte pero no vengo por ti- contesto fría y entonces aparta la vista de su móvil.

-Sí claro - empieza a decir mientras me recorre todo el cuerpo con la mirada- Sino es por eso, ¿qué coño haces aquí?

-Cariño esa boca- escucho decir a Sara detrás de mí y me giro a verla.

Parece que viene de comprar por las bolsas que lleva, me acerco a ella y le cojo una bolsa para después darle un beso en la mejilla.

-Hola Sara, pensaba que ya te habías olvidad de nuestro café semanal- le saludo y hago un puchero.

-Cómo me voy a olvidar de ti cielo- contesta tocándome la cara con la mano que tiene libre gracias que le he cogido algunas bolsas- menos mal que tú me ayudas, porque ese…- me dice señalando a su hijo y él se acerca para coger las bolsas que le quedan- ahora ya no cuenta cariño- comenta y hace que me ría.

Entra ella en la casa y yo la sigo, pero antes me giro para mirarlo.

-No te creas tanto, porque como has podido observar no todas van detrás de ti- le digo y antes de que pueda decir nada me voy a la cocina con la bolsa.

La verdad es que aún sigo un poco molesta con Alvarito. No vino al funeral, no me ha hablado en 7 años, ni siquiera ha preguntado por mí que yo sepa.

Llego y dejo la bolsa encima de la isla, al momento llega él con la otra bolsa y la deja. Ayudo a Sara a guardar la cosa hasta que veo la caja de galletas que siempre como cuando vengo.

-Adoro estas galletas- digo dejándolas a parte.

-Ya lo sé cielo, por eso salí a comprarlas porque cuando el monstruo de las galletas vino hace dos días se las comió todas- contesta refiriéndose a su hijo que ya no está con nosotras, por lo visto había quedado con sus amigo.

Acabamos de recoger las cosas y nos sentamos como siempre en la isla de su cocina a tomar el café junto con las galletas y hablando de todo.

-Bueno me tengo que ir yendo, tengo que prepararme para esta noche- digo poniéndome de pie- y tú te has de poner ese precioso traje.

Hay gente que se viste como se vestían en la edad media, yo de pequeña lo hacía, incluso salía en las carrozas haciendo espectáculo.

-Sí cielo, nos vemos esta noche- me dice mientras me abraza.

Le digo que no hace falta que me acompañe a la puerta. Voy a la puerta y estoy a punto de abrirla cuando se abre y me da un golpe tan fuerte que me tira al suelo.

-Joder- mustio llevando la mano a la pierna que me sangra un poco porque me he cortado con el canto de una mesita que hay al lado.

-Lo siento- dice es voz ronca de antes mientras me ayuda a levantarme- ven que te cure.

-No hace falta, no me da tiempo- contesto cortante soltándome de su agarre.

Me llevo la mano al lado izquierdo de la cabeza donde me ha dado la puerta. Seguro que me sale un bollo.

-Insisto- me dice.

-Tengo prisa, ya me lo curaré cuando me duche- contesto y salgo por la puerta.

La verdad es que me duele un poco, pero no es para tanto. Me pongo un pañuelo en la pierna y presiono. Voy pensando en cómo no me ha podido reconocer Alvarito hasta que llego a mi casa, me meto en la ducha y limpio la herida para después curármela.

Salgo y me pongo una falda negra que me llega por mitad de los muslos, tiene pliegues que le dan un poco de vuelo y la convino con un top rojo, me pongo mis sandalias de tacón negras y me maquillo solo poniéndome un poco de colorete y rímel. Me dejo el palo al natural, cojo mi bolso y me voy al local.

ÁLVARO

A veces odio esto de ser famoso, no sé si la gente se acerca para conocerme o para aprovecharse, por eso soy tan borde con la gente. Porque entiendo que me pidan autógrafos, fotos… pero es que ni siquiera me fio de todos mis colegas de antes y ya no me relaciono con todos ellos porque han cambiado su forma de comportarse conmigo.

Desde que he llegado, cada vez que salgo a la calle noto como rodo el mundo me mira y cuchichean, pero sobretodo las chicas; algunas hasta me siguen. La única que no parece interesarse en mí es esa chica bajita que me parece familiar, pero es que en este pueblo todo el mundo se conoce, así que no le doy muchas vueltas. Me ha parecido muy guapa y sexy, pero me parece muy raro que una adolescente sea amiga de una mujer de 45 años.

No sé quién es pero no me importa, yo solo he venido a disfrutar el verano con mis colegas de toda la vida, pero falta Aleix, quién murió hace dos.

Él era mi mejor amigo, le propusieron jugar conmigo en el Barça, pero no quiso. Decía que quería se médico y ayudar a la gente, aunque el fútbol fuera su pasión, no quería dedicarse a ello. También decía que todo lo que le gustaba del fútbol se terminaría por la presión que te exigen al ser un jugador profesional.



#4840 en Novela romántica

En el texto hay: pasion, amor, famoso

Editado: 10.09.2020

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