LEXY
Lo último que recuerdo es despertarme de la pesadilla y lanzarme sobre Alvarito quien estaba muy preocupado.
Me despierto porque siento mucho calor y veo que se trata de Alvarito. Me está agarrando de la cintura de forma posesiva. Lo miro a la cara mientras paso mis manos por su pelo.
-Mmmm- ronronea haciendo que me ría- Hola- saluda una vez abre un poco sus ojos y me coloca totalmente encima suyo para darme un beso.
-Hola- contesto con una sonrisa sobre sus labios.
-¿Qué hora es?- pregunta.
-Me acabo de despertar- le informo.
Se mueve un poco hasta llegar a la mesita donde hay un despertador.
-Es tarde- murmura mientras mira la hora- Tenemos que ducharnos y comer antes de irnos- me informa y yo asiento. Intento levantarme de encima de él, pero no me deja.
-Es tarde… y no te gusta llegar tarde- le digo burlándome.
-Si es por tu culpa sí que me gusta- contesta haciendo que me sonroje.
Después de otra sesión de besos me deja levantarme y es cuando noto dolor en mi entrepierna y en el vientre.
-¿Estás bien?- pregunta Alvarito cuando ve que me he parado.
-Sí- contesto.
-¿Te hice daño?- me pregunta preocupado y eso me enternece.
-Digamos que era mi primera vez y que lo que tienes es un poco más grande lo normal- comento divertida, pero veo preocupación en su rostro- No te preocupes, solo es incomodidad.
Asiente no muy seguro y voy a su baño.
Después de una ducha un poco larga, pero para mí he ido rápido y solo he tardado 30 minutos. Mientras me ducho pienso en la noche y recuerdo a la Olivia esa, pero prefiero no hablar del tema, no tengo derecho a recriminarle que le dejara llamarlo Alvarito. Salgo y me enrollo en una de las toallas negras que encuentro. Salgo descalza y con el pelo chorreando. Al llegar al cuarto veo a Alvarito con una bermuda vaquera junto a una camiseta negra y con su pelo mojado.
-¿Ya te has duchado?- pregunto aunque ya sé la respuesta.
-Tardabas mucho- se queja.
-He ido rápido- le informo- Solo he tardado una media hora.
-¿¡Eso es rápido!?- contesta incrédulo.
-De normal son 45 minutos- respondo mientras voy hacia mi mochila- ¿Te vas a quedar mirando o me vas a hacer unos ricos tortellini?- pregunto mientras saco la ropa.
-Porque se nos hará muy tarde, sino me quedaría para ver cómo te vistes- dice mientras va a la puerta y yo me sonrojo.
Cojo uno de los cojines y se lo tiro provocándole risa mientras sale por la puerta. Me pongo un tanga gris de Calvin Klein a juego con un top y encima una camiseta de manga corta blanca que deja ver la cinta del top junto unas mallas largas negras. Me coloco las deportivas blancas y me cepillo el pelo que aún está mojado.
Bajo las escaleras y me encuentro a Alvarito cocinando de espaldas a mí. Me acerco a él y le rodeo la cintura pegando mi cara a su musculada espalda y mojándola un poco con mi cabello.
-Huele genial- comento sin separarme mientras el sigue haciendo algo, que no sé lo que es.
Se mueve para coger algo de la nevera pero sigo sin soltarme.
-¿Vas a estar así todo el rato?- me pregunta.
-Sí- contesto y entonces niega mientras se ríe.
Después de unos veinte minutos, en los que Alvarito cocinaba y yo estaba como una lapa pegada a su espalda nos sentamos en el sofá para comer mientras vemos una película. Una vez hemos acabado, he fregado yo y hemos vuelto al sofá. Alvarito se ha sentado y yo me he estirado colocando mi cabeza encima de sus piernas.
-Van a subir Nacho y Charlo para despedirse- me informa Alvarito mientras acaricia mi mejilla con sus largos dedos.
-Les he invitado a las fiestas de agosto- contesto y él se ríe- ¿Qué?
-Quieres corromperlos- responde y me incorporo para mirarlo mejor.
-Solo quiero enseñarles lo que es bueno- contesto y nos reímos.
De repente se abre el ascensor dejándonos ver a Nacho y Charlo.
-¡Holaaaaa!- chilla Charlo. Llegan hasta nosotros y se sienta en un sofá.
-Estás loca- le dice Nacho.
-Porque aún no has conocido a esta y a sus amigas cuando se juntan- comenta Alvarito señalándome.
-Oye- me quejo mientras le pego un puño.
-Auh.
-Te aguantas- contesto y me giro para mirarlos- En dos semanas os quiero ver en mi casa, si no vendré a buscaros- les digo.
-Ahí estaremos- me responde Charlo.
-Vais a ver lo que es buena fiesta- comenta Alvarito.
-Por cierto, casi no pisaremos mi casa así que venid con ropa cómoda y que no importe que se ensucie- les aviso- Nada de cosas caras.
-Nos lleváis a la guerra o de fiesta- responde Nacho y Alvarito y yo estallamos en risas.
Después de veinte minutos nos despedimos, pero antes creamos un grupo.
Estamos saliendo de Barcelona en un cómodo silencio hasta que es interrumpido por Alvarito.
-¿Quieres hablar sobre la pesadilla?- me pregunta mientras conduce.
Nunca antes había soñado con Alvarito, pero anoche paso. La pesadilla era el día que mi hermano falleció una y otra vez. Pero estaba vez aparecía Alvarito y salía yéndose y dejándome sola y desbastada junto a la tumba de mi hermano. Él no decía nada, solo se iba sin mirar a quien dejaba atrás.
-Esto…- empiezo a decir- No quiero hablar del tema- comento mientras agacho mi cabeza para mirarme las manos notando mis ojos arder por las ganas de llorar.
-Lexy, por favor- me pide Alvarito y noto en su voz que me habla con necesidad.
-Es el recuerdo del día en el que murió- contesto y noto como una lágrima rueda por mi mejilla pero la detengo con mi brazo.
-Me nombraste…- dice. Esperaba que no se hubiera enterado- ¿Qué hacía o decía?
-Solo te ibas andando dejándome sola en la tuba de Aleix- consigo responder sin mirarle.
Aparca a un lado del arcén y pone los intermitentes. Coge mi barbilla y me levanta para que le mire.