El mejor error de mi vida

Prólogo

—Oh... —susurro con un hilo de voz... 

(DEBIDO A QUE NO TIENE LA ETIQUETA +18, PARTE DEL PRÓLOGO HA SIDO ELIMINADO Y SUBIDO A MI PERFIL DE INSTA TAL CUAL FUE PUBLICADO AQUÍ EN UN PRIMER MOMENTO, DISCULPAD LAS MOLESTIAS, UN SALUDO Y A LEER!) 

"Me ha dejado hecha polvo, estoy agotada", pienso para mis adentros.

—¿Te acompaño? —pregunta desde la cama.

—¿Es que no has tenido suficiente? —pregunto yo de vuelta —No me mal interpretes, probablemente si fuera otro día no dudaría en decir que sí, pero estoy cansada y...

Tampoco es que quiera una segunda ronda, en realidad, no es algo que ocurra casi nunca. Lo que más me apetece es meterme bajo el agua y conciliar el sueño.

—No es eso —dice con voz suave —me refiero a ducharnos juntos, ya sabes, pasar unos momentos cariñosos antes de que me “eches” de tu casa.

—Sabes que no me van esas cosas, Noel —respondo—no soy una persona de... Bueno, nada que tenga que ver con eso. 

Me he visto con él unas cuatro o cinco veces en el último par de meses. Nuestros encuentros son físicos, sexuales, nada sentimental, salvo el romanticismo que se puede salvar de nuestros momentos en el dormitorio.

—Está bien —dice sin quejarse —voy a vestirme entonces.

—Perfecto —contesto mientras cojo la toalla y me aseguro de que el agua esté a la temperatura perfecta.

Noel se viste y se asoma por la puerta para despedirse. Aún con ropa cubriéndole el cuerpo es atrayente y por un segundo tengo la tentación de atraerle bajo el chorro de la ducha y besarle de nuevo. Pero como decía... Solo durante un segundo.

—Ha sido una noche fantástica, eres una diosa —dice antes de darme un beso en la frente.

—Tú tampoco has estado nada mal —respondo sonriéndole.

Se hace el afectado por mi cumplido a medias, sabe que bromeo.

—Sé donde está la puerta, no hace falta que salgas —dice interrumpiendo mi acción, puesto que iba a salir de la ducha para acompañarle.

—Lo siento —sonrío brevemente antes de coger el champú y verterlo en mi mano izquierda.

Él niega con la cabeza. 

—No tienes porqué, has sido muy clara en todo este asunto.

—Hasta la próxima, Noel —digo a modo de despedida.

Sale de la habitación y tras unos instantes, oigo la puerta de la entrada cerrarse. Sé que si le propusiera a Noel tener una relación seria, aceptaría. Disfruta tanto como yo de los encuentros, pero a la hora de irse veo la tristeza en sus ojos, al menos las dos últimas veces que hemos quedado y es algo que empieza a preocuparme. Es un buen hombre, encantador, simpático y con un buen cuerpo, pero... Yo no soy una persona hecha para relaciones serias. En cuanto intimas con alguien realmente hay demasiada exposición, estar en una relación es ser vulnerable y no quiero serlo en absoluto.

Salgo de la ducha, me pongo la crema de aloe vera y me voy directa a la cama. Giro la cabeza y mis ojos encuentran los molestos y brillantes números anaranjados del despertador, 2:30 de la mañana. ¿Quién se acuesta a estas horas teniendo trabajo al día siguiente? Ya no soy una cría, aunque en ocasiones pensar no sea mi fuerte. Nota mental: acostarse siempre antes de las 23:45h. Sacudo la cabeza de lado a lado, no sé a quién pretendo engañar.

—Mierda... —maldigo hablando sola —mañana tendré que maquillarme las horrorosas ojeras que me saldrán —me autocompadezco, no soy una persona a la que le encante el maquillaje, apenas lo uso, pienso que envejece la piel y hace que todo el mundo piense que tú rostro es de una cierta forma, simulando que es casi perfecto, hasta el día que te desmaquillas. Entonces salen tus verdaderas orejas, las marcas en la piel y todo el mundo te pregunta si estás enferma o si has dormido mal. Ñah... Hay mejores opciones. 

Mañana tengo que ir a trabajar al instituto, la clase de biología no va a darse sola, así que como profesora tengo que estar allí para impartirla. Además, nadie puede sustituirme si no voy, ya tenemos un par de profesores de baja y una jubilación, no damos a basto. Y este mismo motivo, la responsabilidad de tener que acudir a un lugar y hacer una labor que solo tú puedes hacer me lleva a preguntarme por qué puñetas no me acuesto antes. Pero de pronto la respuesta llega a mí mente como si tal cosa.

"Si no existieran hombres tan jodidamente atractivos podría dormir mis ocho horas perfectamente", es lo último que llego a pensar antes de quedarme dormida rodeada de mullidos y blancos cojines. 

 

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https://www.agapea.com/Mar-Blanes-Serrano/El-mejor-error-de-mi-vida-9788412679878-i.htm



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En el texto hay: desamor, amor, sorpresas y dudas

Editado: 31.07.2021

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