Nada más decirles que este relato fue muy emotivo para mí, llegó a tocar fibras muy profundas.
Y solo me queda agradecer a todos aquellos que se tomaron el tiempo de leer mi pequeño relato de navidad.
Se vale llorar, se vale sentir, se vale emocionarse pero más que todo se vale disfrutar de cada momento especial que la vida nos regala y esos maravillosos dones que tenemos para ayudar a los demás. Cada uno somos especiales, cada uno tenemos algo que ofrecer, nosotros también podemos ser Cris.
Y recuerden que los mejores regalos son esos que la vida nos regala en pequeños detalles.
Muchas gracias.