El mensajero de Gaia.

Mirada de ángel.

Aquél amanecer en Estáblia el paisaje era de desolación, los corrales derribados y parte de los edificios destruidos, las campanas habían sonado incesantes toda la noche y cientos de extrañas criaturas, tanto voladoras, terrestres y acuáticas habían aparecido, las terrestres y aéreas en el Templo de la Naturaleza, las acuáticas en un acuario artificial del lago de Estáblia construido para recibir ahí a las especies acuáticas, cientos de guerreros del viento habían establecido un cerco militar para arrear a las manadas que formaban las especies fuera de las instalaciones hacia el Valle de Mirídia donde solas continuaban su camino hacia el norte adentrándose en el Bosque de Eoz, siguiendo la vereda de devastación ya marcada por los animales que habían llegado primero, las princesas estaban apuradas tratando de identificar a los animales que cual si fueran troncos llevados por la corriente de un río pasaban frente a ellas, el Templo de la Naturaleza ya tenía uno de los grandes portones caído, Raideé al ver un destello de luz en el cielo que se acercaba hacia ellas dijo:

 

  -¡Lo que ahora nos faltaba! Que los magos oscuros nos lanzaran uno de sus hechizos; ¡Guardias!

 

  -Cálmate –le dice Lizéth. -Nadie ataca a Estáblia, no es un hechizo, tan solo es Rayito de Kristal.

 

  -Pues igual, no estamos como para atender visitas ahora –le replica Raideé.

 

Raiza miró hacia el destello y al darse cuenta de quien se trataba.
 

 

Le sonrió sin dejar de revisar sus libros tratando de identificar en ellos a alguno de los animales que veía pasar. 

 

  -¡Disculpa amiga Rayito! Como verás estamos muy ocupadas porque necesitamos identificar las más que podamos de estas nuevas especies que nos llegaron antes de que se vayan.

 

  -No te preocupes amiga Raiza que estas criaturas no se van, bueno si, pero se dirigen al Valle de los Muertos y ahí se detienen, al parecer se están asentando en ese lugar.

 

  -¿Es cierto eso, acaso vienes de allá? –pregunta Vianney.

 

  -Sí claro, antes de llegar aquí recorrí toda su ruta y por eso sé que avanzan por el Bosque del Olvido y se detienen en las riberas del río antiguo y la Laguna Negra, no van más allá de las murallas de Lúa Dark y no se regresan, aunque algunos se desorientan y llegan al Valle de las Flores pero siempre recuperan el rumbo y se dirigen hacia allá, van arrasando con todo y ni siquiera los Alebrijes de los bosques los han podido detener.

 

En eso un par de guerreros del viento interrumpen el diálogo diciendo.

 

  -¡El portal se ha abierto y parece que el caballero del viento viene de regreso!

 

  -¿Ya? ¡Tan pronto! No lo esperaba ahora, tal vez encontró muy rápido a su dios olvidado ya que apenas le iba a enviar sus alimentos para el día de hoy, muchachas tengo que irme porque nuestro próximo rey viene en camino.

 

Y diciendo esto dejó aquél improvisado puesto de clasificación de especies y deslizándose sobre el suelo se dirigió hacia el palacio de Cobalto en donde la reina Rydia se encontraba sola en el salón del trono cuando sucedió, Yurik fue expulsado por aquél espejo de gel que parecía las olas de un mar gelatinoso teniendo que sostenerse con las dos manos al frente para evitar caer de bruces.

 

  -¿Está usted bien, caballero del viento?

 

Le pregunta la reina preocupada mientras se acercaba para ayudarlo a incorporarse, Yurik hizo su cabello hacia atrás y poniéndose de pie realizó su acostumbrado ritual de revisar sus bolsillos en busca de sus pertenencias y al constatar que nada le faltaba y poniéndose sus lentes de seguridad cuál era su costumbre volteó a ver a la reina.

 

  -Todo bien su majestad. –le contesta a la reina que curiosa lo observaba.

 

  -Usted aún no es uno de los nuestros.

 

  -Aún no su majestad y al parecer nunca lo seré, ahora dígame donde está la princesa Raiza que necesito verla.

 

  -Mi hija está en Estáblia pero dígame; ¿Qué ha pasado? 

 

Le pregunta la reina a quien sin decir más ya se dirigía hacia la puerta de entrada y a la mitad del camino se detuvo como si algo se le hubiera olvidado y se regresó a observarla fijamente.

 

  -¡Diablos! No funciona.

 

Dijo entre dientes ante la consternación de la reina que no comprendía que es lo que pasaba. 
 

 

  -Tal vez el hechizo deba de comenzar con Raiza y de ahí se extienda hacia los demás.

 

Pensó y sin decir nada más retomó la ruta hacia la salida, al salir a la luz del día notó el inusual movimiento de los habitantes de aquella ciudad, unos preocupados por los sucesos en Estáblia, otros curiosos por lo que podría suceder en el palacio de Cobalto tras el regreso del caballero del viento siguiendo a las princesas que también habían olvidado su trabajo, miró a su alrededor tratando de encontrar a su amada recordando las palabras que le había dicho Quetzalcóatl:




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