El mensajero de Gaia.

El mensajero de Gaia.

Nostálgica extendió sus manos para sentir mejor la temperatura del agua y al constatar el súbito descenso de la misma salió de sus aposentos reales en el palacio de Corália para hacerle una indicación a uno de los tritones guardianes del palacio y solicitarle la presencia de Idonés, al poco rato el solicitado jefe de seguridad hizo su aparición ante su reina que lo esperaba recostada en el interior de una gran ostra de concha dorada que hacía la función de trono en aquel salón real, mientras ella altiva y bella como era, también soportaba la temperatura del agua que seguía descendiendo, al llegar Idonés algo agitado éste le dijo:

 

  -Su majestad, algo muy extraño ha sucedido en el sureste de los lagos y seguro estoy de que es la causa del descenso en la temperatura del agua, un iceberg su alteza, el lago de la entrada, el más pequeño se ha congelado y convertido en una montaña de hielo y ahora mismo se está derritiendo provocando que el agua se sienta así de fría.

 

La reina sirena analítica como siempre se puso a pensar unos momentos mientras un par de sirenas le colocaban una real capa confeccionada con algún tipo de algas con diversos enseres luminosos y meditando aún dijo:

 

  -¿Así que uno de mis lagos se ha convertido en una montaña de hielo? ¡Justo ahora que estamos aguardando por la llegada del visitante humano! Dime tritón; ¿Sabes la causa del congelamiento de dicho lago? Y… ¿Has visto llegar al guerrero humano?

 

  -No y no su majestad, ni idea tenemos de lo que provocó la formación del iceberg y como esperábamos el supuesto arribo del visitante para hoy, cuando apenas se dirigía el comité de bienvenida hacia el túnel de acceso al valle nos dimos cuenta del iceberg, tampoco detectamos a la hidra en ninguno de los lagos o está dormida o regresó a Daro’s Eretum.  –le contesta el tritón.

 

  -¿Algún ciudadano está perdido? –pregunta Nostálgica.

 

  -¡No lo sé! –le contesta Idonés.

 

  -Bien, ahora que veo que no has pensado en todo organiza ahora mismo un censo de población y que todos los Aquanos se presenten en la plaza central del reino, necesito saber si falta alguno y si es así proceder a su localización y rescate, ahora mismo que inspeccionen los litorales del iceberg y toda el área congelada, quiero saber la causa y lo que realmente ha sucedido en la entrada al valle de nuestros lagos, si no regresas en 2 horas con un informe completo y resultados positivos, yo misma iré a hacer tu trabajo. –le dice la reina sirena definitiva y sentenciosa a su guardián que se alejó presuroso a cumplir con su encomienda.

 

Yurik caminaba y de vez en cuando miraba hacia atrás midiendo la distancia que lo alejaba del iceberg, aunque sentía frío por los efectos del deshielo también apreciaba la tibia caricia del Sol sobre su pelo y extendiendo sus brazos dijo en voz alta: 

 

  -Vaya, parece que hoy va a ser un día soleado, espero que este Sol derrita todo el hielo para que cuando caiga la noche no haga tanto frío pero… ¿Por qué me habrá atacado esa hidra, acaso Onél tenía razón y por eso no quería dejarme pasar? ¡Chin! Si es así entonces no tardaré en volver a ser atacado por dragones, desde que llegué a este mundo casi todos me han hablado de ese tal Daro’s y de su odio hacia los humanos, primero B’eila, Raiza y anoche Onél, cuando sepa lo que le hice a su hidra me enviará a su ejército y aunque no ha podido derrotar a los tornados de Mirídia eso no significa que no pueda derrotarme, aunque ya pelee y le gané a un dragón gris, a las dragonas azules y a una hidra, han sido combates en solitario, duelos de uno a uno, no sé qué haré cuando tenga que enfrentarme a un ejército de ellos.

 

Pensando así decidió que era mejor caminar entre los bosques que rodeaban los lagos para no estar tan expuesto y caminó sin llamar a su caballo por un lapso de unas 2 horas oculto entre los bosques para no ser detectado por posibles observadores en el cielo pero sin perder de vista las orillas de los lagos en busca de algún habitante de aquél valle.

 

  -¿Cómo me dijo Onél que se llamaban los habitantes de este sitio? ¡Ah sí! Aqua, pero no he visto ninguna ciudad o pueblo, aunque estos lagos no se les ve el otro lado creo que todavía tengo que caminar mucho para encontrar el puerto de los acuáticos, o solo que vivan bajo el agua en el fondo del lago, en fin, caminaré un rato más por entre este bosque y después tendré que salir para pescar algo para comer.

 

Al paso del mediodía encontró árboles de aquellos tan preciados mangos firianos y contento trepó en el de más fácil acceso y arrellanándose entre sus ramas se dispuso a comer mangos hasta hartarse, ya en lo alto cuando se sintió satisfecho, echó un vistazo a su alrededor en busca de algún vestigio de civilización hasta que a lo lejos, cerca de la orilla del lago descubrió algo que llamó su atención.
rioso bajó y se dirigió hacia el lugar, en poco más de una hora llegó a unos edificios que alguien había construido como templos griegos, saludó en voz alta y tan solo el eco que se perdía y regresaba a su destino le respondió, reforzadas columnas sostenían los techos de aquella estancia que cual si fuera una galería diferentes pinturas adornaban sus paredes, se internó en el edificio tratando de encontrar al dueño de aquellos lienzos que mostraban el trabajo de algún pintor que ahí las había dejado, pero que debía de andar por ahí, a la espera de que apareciera el pintor se puso a observar las pinturas de diferentes tipos, había trabajos al óleo, así como acuarelas y temperas, algunas se salían mucho de la medida estándar de una pintura en marcos de uno por 2 metros y tal vez por su tamaño, por la técnica que le daba un realismo impresionante a cada una de las obras de arte o simplemente porque empezó a reconocer algo familiar en ellas, se puso a observar los detalles hasta que calló en cuenta que… ¡Las imágenes describían algunas cosas conocidas para él! Y después de observar por largo rato una de las pinturas donde un rebaño de ovejas pastaba tranquilamente en un verde pastizal con la majestuosa presencia de un león que aparentemente dormía en el centro del rebaño pensó.




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