El mes del caballero

Capítulo 11: Batalla definitiva

Sujeté a Rayo con toda la fuerza de mis dedos, luego suspiré profundamente sin bajar mi guardia, llegó el momento que tanto esperé. Fui precavido en mantener mi distancia y combatir como un espadachín experto, pero me di cuenta de que Sir Ricardo me llevaba la delantera en cuanto a resistencia. Si el encuentro se prolongaba, entonces sería una derrota segura para mí.

 Por lo tanto, la única decisión prudente en este momento era atacar hasta obtener la victoria en los siguientes minutos, de lo contrario, la pelea terminará en contra mía.

 —Estilo relámpago: ¡Golpe de martillo! —Y lo usé, la técnica que mi nieto inventó para derrotarme…

 Le di la vuelta a la hoja de mi espada y de inmediato, mandé un golpe con el pomo del arma directo a la cabeza del caballero. Sir Ricardo no esperó ese ataque tan poco ortodoxo, pero no se dejó sorprender y como buen guerrero dio un paso hacia atrás, luego, contraatacó con una estocada a mi pecho.

 Por desgracia para él… ¡Aún no terminaba!

 Una vez que mi ataque falló me vi forzado a sujetar la parte delantera de mi espada, sin llegar a tocar la punta, por lo consecuente, utilicé mi bastarda como bastón para desviar su estocada por un pelito de rana.

 El sonido del metal chocando me reanimó el espíritu de lucha, con su espada cayendo hacia el costado derecho tuve todo el camino libre para clavar la punta de mi arma directo en el peto del enemigo.

 — ¡No lo harás! —Sir Ricardo soltó su escudo rápidamente y con la mano libre, se retiró bruscamente mi espada de su peto.

 No vi si penetré o no su piel, pero a juzgar por su expresión adolorida, pude conseguirlo.

 — ¡Venga!

Sin escudo de por medio los dos nos enfrascamos en una serie de tajos y estocadas de alto nivel, nuestras armas danzaron alrededor del campo bajo la melodía de la muerte. Mis manos se movieron como relámpagos, al igual que mi estilo…

 Derecha, izquierda, al centro, derecha, detrás, izquierda, derecha, centro, costados, derecha, izquierda… ¡Delante!

 Mi espada pareció tomar vida propia, mientras mi cuerpo hacía todo lo posible para mantenerme vivo en este duelo de alta tensión. Joder… ¡Esto sí era un verdadero combate!, la sangre me hirvió y mi mente se nubló, en este momento las reflexiones y el honor me vinieron importando una mierda. Todo lo que necesitaba ahora era matarlo, matar a mi adversario y elevarme como el ganador definitivo de este encuentro.

 Vamos, vamos, vamos, solo un poco más.

 Un golpe, dos golpes, tres golpes, diez golpes, veinte golpes, ya ni siquiera sabía el número y siendo sincero, me importó poco.

 Fueron segundos llenos de intensidad, la melodía de las espadas chocando y el acero de nuestras armaduras sonando como una orquesta silenciosa le agregó más dramatismo al combate.

 Rayo dibujó un arco vertical hacia la izquierda que Sir Ricardo desvió con la hoja de su espada, posteriormente, el caballero bastardo lanzó un tajo descendente que intentó aplastarme el cráneo, otra vez.

 Para este momento ya estábamos cansados, a pesar de mi resistencia natural y experiencia de batalla, poco a poco, estaba llegando a mi límite. Mis pulmones pedían a gritos un descanso y mis músculos lloraron por dentro; aun así, fui capaz de retroceder ante ese tajo y lanzar una estocada al cuello de mi oponente.

 Y obvio, fue bloqueada de un espadazo.

 —Terminaré contigo en el siguiente intercambio, Sir Fred.

 Aquella frase no fue una fanfarronería, sino una afirmación.

 Sir Ricardo no mentía, su semblante serio y decidido ganó más fuerza de la que esperé, la herida sangrante de su nariz no se detuvo, tampoco su determinación. Por primera vez desde que empecé el combate, comencé a sentirme preocupado.

 Este enemigo era demasiado fuerte.

 Quizá en mis mejores tiempos le habría podido ganar con un pequeño margen, pero ahora, en el ocaso de mi vida, las cadenas de la edad terminaron por jugarme una mala pasada.

 —Parece que tendré que enfrentarte al máximo de mi poder, muy bien, este perro viejo todavía puede aprender trucos nuevos.

 Realicé la postura del trueno destructor.

 Pierna derecha flexionada levemente hacia atrás, pierna izquierda flexionada con más peso hacia el frente. Hombros duros y firmes, mano zurda cerca de la guarda y mano derecha encima del pomo, con la punta del arma mirando hacia el frente.

 Originalmente, el estilo relámpago creado en las montañas del este fue pensado para usarse con espadas de una mano, en este caso, sables o espadas ligeras de guarda ancha. La variante que inventé también tenía ataques y bloqueos con espada larga y bastardas, dicho de otro modo, lo que estaba a punto de hacer rara vez había sido visto en un duelo individual.

 “Pues todos morían luego de ejecutar mi ataque definitivo”

 Al menos, eso me daba algo de esperanza…

 No había usado esta técnica en siete años y por más entrenamiento ligero que tuviese, no podía negar la realidad: Mi técnica se oxidó.

 Silencio.

 Nadie comentó nada, ni siquiera susurros triviales.

 El público estaba atento a nuestros siguientes ataques, pues definitivamente serían los últimos de este duelo mortal. Sir Ricardo respondió a mi postura con una más defensiva y dispuesta al contraataque, el caballero inclinó levemente la punta de su espada.

 “Una invitación silenciosa”

 —Estilo relámpago: ¡Trueno destructor! —Toda la fuerza de mi cuerpo se acumuló de golpe en mis brazos y piernas, de inmediato, corrí hacia mi adversario con la punta de mi espada hacia el frente. En un principio, mi técnica parecía una estocada brutal contra el corazón del enemigo.



#14961 en Fantasía
#21384 en Otros
#3242 en Acción

En el texto hay: drama, caballeros, acción

Editado: 16.03.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.