Miedo a recordar

–¿Dónde estoy?, no veo nada.

Todo a mi alrededor era oscuridad acompañado de un silencio que estremecía mi piel, era simplemente interminable, no entendía que estaba pasando, ni el dónde me encontraba, intenté caminar, pero me di cuenta que no iba a ningún lugar, ni siquiera podía distinguir entre arriba o abajo, estaba en un escenario completamente negro.

Luego de caminar sin rumbo fijo por quien sabe cuánto tiempo, me topé con algo que al tacto parecía estar hecho de madera, de pronto como si fuera magia, aquel objeto con el que me topé anteriormente comenzó a iluminarse, resultó ser una puerta, me preguntaba cómo es que algo así podía estar en un lugar como este, un lugar donde no existe nada más que oscuridad. Me sentía intranquila, comencé a plantearme seriamente el "¿Dónde estoy?" como es que ahora estoy parada frente a una puerta en la que tenía escrito con rojo "Prohibido olvidar", mientras más la observaba, mi temor se iba haciendo aún más grande, di media vuelta para alejarme de aquella puerta colgada en medio de la nada y corrí, me alejé tanto como pude, pero al igual que antes no sabía a donde iba ni a donde me dirigía. Me detuve una vez pensé que había corrido lo suficiente, pero al mirar atrás me di cuenta que la puerta seguía hay mismo.

–No entiendo nada, ¿Qué significa todo esto?

De un momento a otro creí ver a alguien que se movía a mis espaldas, volteé enseguida por acto reflejo para terminar viendo a alguien que, de alguna manera, sentía que lo conocía de antemano.

–¿Quién eres?

Le observé de pies a cabeza, tenía pantalones jeans y un buzo con capucha, sin embargo, dentro de esa capucha no había nada, no entendía que sucedía, estaba viendo a una persona parada en frente mía, pero sin importar cuento mirase su cara no podía reconocer ningún rostro, era como si algo lo bloqueara, solo veía una circunferencia negra.

–¿Por qué no soy capaz de verte?

–¿Quieres saber algo que fue tu decisión?, me pregunto hasta qué punto tendrás la cara tan dura. Resumiendo todo... eres una traidora, ¡¡Prometiste que jamás te olvidarías de él, además de que me mantendrías viva para no desechar esos maravillosos sentimientos que nunca se volverán a repetir!! pero ahora mírate, ni siquiera puedes distinguir mi rostro ¿Es que acaso toda esa promesa que hicimos no significó nada para ti?

–No lo recuerdo... no puedes acusarme por algo que no es mi culpa, además todo este tiempo he estado intentando recordar la promesa que hice, no sé qué tienes que ver tú en esto, ni siquiera sé quién eres.

–¡Oh, sí que es tu culpa!, tú me desechaste a mí y a él por simple egoísmo, para salvarte a ti misma, un pedazo de basura que solo piensa en su propio beneficio.

–No entiendo que es lo que tratas de decirme, ¡¡No sabes nada de mí!!, todo este tiempo estuve buscando respuestas para ponerle un fin a esto, quiero recordar que mismo fue lo que prometí para poder cumplirlo, pero no saber cuáles serán las consecuencias me hace retroceder, tengo miedo ¡¡Tengo miedo maldita sea!!

–¿Tienes miedo de algo que tú misma prometiste?... o será que, ¿Me tienes miedo a mí también?

–¿Quién eres y que quieres de mí?

–¿Qué es lo que quiero?, simple... que desaparezcas y me dejes tomar tu lugar.

–¿Qué? – Mi cuerpo entero comenzó a temblar.

–¿Sabes algo?, lo he visto todo y lo sé todo de ti, cuando saliste del manicomio me olvidaste por completo, también te olvidaste de él y de nuestros sentimientos. Tú me odiaste, me apartaste, solo me querías lejos de ti y yo todo ese tiempo me sentí muy sola, intentaba hacer que recuerdes lo perdido, pero lo tomabas como simples pesadillas, no fue hasta que decidiste volver a aceptarme, me sentí en ese momento muy feliz, cada vez tenías más pistas de mí y de él, pero vino tu amiga e hizo que te arrinconaras por completo, quise hacer que te levantes y continúes con lo que te propusiste, pero era inútil, querías escapar y volver a dejarlo todo en el olvido una vez más– Suspira –Mira, no me sirve tu mierda de recordarme para luego hacer que no ha pasado nada, por lo que o me recuerdas y me aceptas o simplemente desapareces.

–No sigas…

–¿Por qué no? simplemente soy esa parte de ti que se niega a olvidar todo lo relacionado con él, incluyendo la promesa que le hicimos, o más bien... que yo le hice.

–Hablas de Erick ¿Verdad?

–¡¡Bingo!!, pero tú no mereces su amor ni su perdón y menos ser feliz, después de que nos desecharas como simple basura, no mereces nada.

–Yo... solo tengo que abrir esa puerta que esta atrás de mí ¿No es cierto?

–Si estas dispuesta a aceptarme, así es.

–Si la abro, ¿Podré ser feliz? ¿Podré tener por fin una vida normal lejos de todo este no parar de miedo e incertidumbre de lo que me pueda pasar?

–No tenemos tiempo para ponernos a resolver tus dudas, en cualquier momento puedes despertar así que dime... ¿Cruzaras por la puerta y me aceptaras, o te detendrás aquí y me volverás a desechar?

En ese momento mi cuerpo cedió, quería terminar de una vez por todas con esto por lo que me levanté y me acerqué para abrir la puerta.

–Eso es... por fin volveremos a ser un solo ser, por fin recordaras todo.

Creí tener la valentía suficiente como para enfrentarme a lo que sea que esté por venir, pero justo en el momento que toqué el seguro de la puerta, comencé a sentir repulsión, dolor, desesperación, agonía, llanto y miedo. Me alejé de allí inmediatamente haciendo que me tropezara y cayera al suelo, mi cuerpo temblaba como nunca antes en mi vida, no quería saber nada, todo lo que haya al otro lado lo quería lejos de mí… volví a tener miedo, de sufrir una vez más.

–Así que al final me rechazaste, pues bien, sigamos viendo cuanto más aguantas... me pregunto… quién de las dos ganará este tira y afloja.

–No... ¡¡Espera!!... ¡¡¡ESPERA!!!

(3 de la tarde en el apartamento)