El mismo aire.

PARTE TRES.

Se convirtió en habito soñarte cada noche, imaginarte cada día.

Sentir el rose de tu piel, la suavidad de tu barba incipiente en mi mejilla.

Eres y serás un recuerdo que tendré marcado en mis huesos, eres mi mayor anhelo, puede que incluso seas un amor que no supere con el tiempo.

En muchas ocasiones me dije a mi misma que idealice mi amor por él, intente por todos los medios sacarme de la cabeza ese sentimiento imposible, pero no se puede luchar contra lo que ya está, contra lo que ya floreció y ahora se marchita.

Cree una visión muy ñoña entre nosotros.

Donde ambos estábamos acostados en la cama medio dormidos, medios despiertos sin ganas de pararnos, sin ganas de hacer nada más que acurrucarnos. Estábamos ahí abrazados, yo con mi cabeza apoyada sobre tu pecho, tú con sus fornidos brazos envolviéndome y estrechándome contra tu cuerpo mientras yo hundía mis dedos en tu oscuro cabello negro.

Sonreíamos, nos sonreíamos y nos mirábamos, no había duda que no nos cansaba mirarnos a los ojos.

Pero de nada sirve amarle como le amo si sus ojos se niegan a ver lo que está frente a él.

***

Cuando sientes amor, un amor puro he inigualable es ahí cuando tienes que ponerte nervioso porque es esa clase de amor que te rompe los huesos, el espíritu, el alma. Es esa clase de amor con el que no puedes luchar, es esa clase de amor que te ahoga y te hace sufrir de una manera tan silenciosa, es esa clase de amor que llega y camina hacia ti sin hacer ruido alguno.

No hay forma, el amor no es una forma, lo que yo siento por aquella persona que ignorantemente me veía y se reía conmigo, es un sentir que faltarían palabras que expresaran lo que me hacía sentir.

Lo difícil ahora era poder sacarlo de mi cabeza, como poder recomponer mi corazón quebrado por él, inconscientemente me destruyo, me destruyo indefinidamente.

***

Sin hacer absolutamente nada catapultaste mi atención, me vuelvo masilla ante tus pies, me pongo nerviosa con tu simple presencia amor mío, tanto así que mi ansiedad aumenta cuando no estas a mi lado, cuando no te miro, cuando no te toco. En mi cabeza solo somos tu y yo, en mi corazón solo estas tú.

Quiero gritarlo, quiero gritar tu nombre, murmurarlo en tu oído, susurrarlo por las noches, incluso hago eso ultimo abrazando la almohada y pensando que eres tu él que está ahí.

Lo que más amo de verte son tus abrazos, esos abrazos inocentes que despierta las polillas en mi estómago, las ahogo de vez en cuando pero aun reviven con tu presencia cariño, aún siguen ahí vivas y coladas por ti.

Dicen que el tiempo cura las heridas, ya han pasado un año y aún sigo en las mismas.

¿Por qué?

Intento mirar a otros hombres y el simple hecho de hacerlo siento que te falto al respeto. He conocido hombres guapos, que me sonríen y prestan su atención, pero en mi cabeza solo estas tú, solo me imagino si estuvieras ahí sonriéndome, mirándome, diciendo mi nombre.

Cariño… te convertiste en mi aire, en mi luna, en mi sol, en las estrellas de mis noches.

Mi pecado en este momento es cargar con el peso de lo que siento por ti.



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En el texto hay: romance, relato, relatoromance

Editado: 20.02.2025

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