En cuanto llegué al aparcamiento subí a mi coche para dirigirme a la universidad en la que Helena estudiaba, estaba en la ciudad y no muy lejos de su casa, aún así ella se quedaba en la residencia entre semana junto con Jade, su compañera de habitación y amiga desde que comenzó la carrera de medicina. Helena y yo siempre habíamos estado unidas, a partir de la primaria, juntas pasamos por todos esos años al igual que por los duros de la adolescencia en el instituto, donde cada una fue encontrando poco a poco su camino hacia el futuro, pero eso jamás nos separó, aunque fuéramos a algunas clases diferentes todavía íbamos juntas todos los días al instituto, dormíamos la una en casa de la otra... Nunca nos separábamos, pero entonces llegó el momento trágico en la vida de Helena, la separación de sus padres. Esa situación hizo que nos separáramos un tiempo, pero no logró romper nuestra amistad.
Helena ansiaba que fuera con ella a la universidad, a la vez que yo también lo deseaba. Ella quería estudiar medicina para poder salvar vidas y yo quería salvarlas de otra manera. Iba a estudiar criminología y luego intentar entrar al FBI, cosa que no era nada fácil. Para mi sorpresa tuve la oportunidad de unirme a la academia de policía, y lo hice, no fue la noticia que más le gustó a Helena, pero finalmente se alegró por mí. Pasé una temporada allí hasta que me gradué, tras ese tiempo estuve trabajando y estudiando mi carrera a la vez.
Cuando cumplí veintidós años ya me había graduado de la universidad y ya tenía un alto cargo en la policía. Poseía talento en eso, fue entonces que me presenté para trabajar en un área especial del FBI, la unidad de análisis de conducta. Tuve que pasar algunas pruebas físicas, leyeron mi expediente, pasé un test psicológico… Todo perfecto, era una gran promesa para ellos, por lo que me admitieron y comencé a trabajar antes de los veintitrés, cosa que no es muy normal, ya que uno de los requisitos es tener entre veintitrés y treinta y siete años para poder entrar. Yo lo había logrado mucho antes, era sin duda algo admirable. Fue por esto que Helena y yo, aunque seguimos siendo como hermanas, dejamos de vernos tan a menudo y ella se hizo muy amiga de esa chica, quien la llevaba de fiesta y le presentó a los tíos más imbéciles que puedan existir…
—¿Yelina? —Unos suaves golpes en el cristal de mi coche me hicieron abandonar mis pensamientos. Miré hacia fuera y vi a Colin, bajé la ventanilla para ver qué es lo que quería.
—¿Qué haces aquí? Te pedí que fueras con Davina a por Liam, tenemos que interrogarle y sacarle la información que tenga.
—Solo quiero saber cómo estás. —Se apoyó en la venta del coche.
—Estoy perfectamente, ¿por qué? —Me miró sorprendido.
—Es tu amiga la que está desaparecida. —Lo observé fijamente antes de responder, se notaba que no conocía a Helena tan bien como yo. Era muy probable que Helena estuviera en algún lugar borracha y no secuestrada, perdida o muerta. En realidad había muchas más probabilidades de eso, pero también estaba la otra opción… No quería ni pensarlo. —Solo quiero saber si estás bien de verdad. —Colin siempre se comportaba como el hermano mayor que nunca tuve, nadie se había preocupado jamás por mí tanto como él, (a demás de Helena) ni siquiera mi propia familia biológica, y cuando digo biológica es porque mi equipo se convirtió en más familia que ellos, al igual que mi mejor amiga.
—Estoy bien Colin, relájate. Me conoces, sabes que no me alarmo por cualquier cosa, a demás ni siquiera sabemos si está realmente desaparecida.
—Yel… Sabes mejor que nadie a quien nos enfrentamos y como actúa, es probable que el Ángel tenga algo que ver con su desaparición, recuerda que el sudes trabaja de esa forma. De un momento a otro las víctimas desaparecen sin dejar rastro. No hay huellas ni testigos. Justo como ahora. —Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Conocía a la perfección ese caso, llevábamos ya tres meses con él y no había manera alguna de hallar una mera pista. Tenía total conocimiento del modo en que ese tipo actuaba, bueno, no estábamos seguros de que fuera un hombre, aunque sería lo más normal por ciertas razones… Pero a mí nunca me gustaba dar nada por sentado hasta tener todas las piezas del rompecabezas, y aquí faltaba la mayor parte. Aun así había visto lo que le hacía a esas pobres chicas de la edad de Helena… Y de verdad deseaba que ella no fuese una de las tantas jóvenes.
—No obstante, no sabemos eso Colin, quizás sí haya algún testigo, tal vez si haya pruebas, todavía no se ha analizado nada, es más… ¿Sabes si la policía ya fue a investigar la escena del crimen? —Él me miró detenidamente.
—No, le pregunté a Jack antes de salir ya que te fuiste con mucha prisa y me dijo que no. La policía no ha hecho absolutamente nada.
—La desaparición se llevó a cabo en la casa del lago, por lo que hazme el favor de comunicarte con Seth y Paul y que se lleven a los agentes de la policía científica que han estado trabajando con nosotros hasta ahora en el caso del Ángel. —Tomé las llaves y las puse en el contacto.