Esperé expectante a que dijera algo, sin duda alguna se encontraba anonadado, cosa completamente normal, por lo que lo mejor sería darle tiempo para que procesara aquella información, después de todo, el TID no era un trastorno sencillo y se podía volver muy complicado y hasta peligroso para el paciente, es decir, yo.
—¿TID? ¿Tienes trastorno de identidad disociativo? —Finalmente había dicho algo, temía que nunca saliera del shock.
—He dicho “creo”, por lo que no estoy segura, pero lo más probable es que no sea así. —Suspiré y traté de concentrarme en no perder de vista el coche de enfrente.
—¿Crees? ¿Por qué crees algo así? Es algo delicado, no es un trastorno fácil de tratar y para ciertas personas puede ser peligroso, depende de las otras personalidades. —Asentí y cambié de marcha, Colin iba más rápido.
Conozco la gravedad del asunto Seth, tengo conocimientos de enfermedades mentales, no tanto como tú, pero sé sobre ellas. —Él suspiró y se llevó una mano a la frente.
—¿Por qué crees que padeces de TID? —Me miró detenidamente y yo suspiré, iba a contarle toda la historia
—Cuando hoy fui al médico me dijo que no podía ayudarme con mi problema de migrañas, por lo que me envió con un doctor que me había atendido cuando tenía diez años, al parecer mis padres me llevaron porque padecía de TID. El hombre que me atendió era un psiquiatra que usaba la hipnosis como tratamiento, eso fue lo que hizo conmigo, según él, durmió a mi doble personalidad y me hizo olvidarla o algo así, pero ahora ha vuelto a surgir. —Seth permaneció en silencio. —Pero no puedo creerle, yo no tengo traumas, mucho menos unos tan fuertes como para crear una doble personalidad, tampoco tengo los síntomas de los que hablas. Creo que me estaba mintiendo para sacarme dinero, después de todo no te puedes fiar de un médico al cual le han retirado la licencia.
—¿Qué? —Estaba sorprendido. —¿Cómo tus padres pudieron llevarte a un lugar así?
—No lo sé, mis padres siempre han pensando en el buen nombre de la familia antes que nada, supongo que debió de ser eso. Pongámonos en el caso de que tengo doble personalidad, si es así es debido a un fuerte trauma en la infancia, seguramente mis padres no querían que nadie supiera nada y por eso lo ocultaron de la manera más sencilla y rápida posible. ¿Qué hay más rápido que la hipnosis?
—Durante la carrera traté el tema de la hipnosis, realmente no es lo que todos creen, es todo sugestión, pero hay mucho charlatán suelto y la gente es muy inocente, seguramente se creen hipnoterapeutas con apenas haber leído un par de libros o páginas en Google, no es así de fácil. Tengo compañeros que tuvieron que tomar cursos sobre ello para poder centrarse en esa parte de la psicología, porque te aseguro que todo es mental, la hipnosis no es real. —Yo tampoco creía en ella, pero en mi caso, si es que lo de Abby era verdad, había funcionado. —¿Qué puedes decirme de tu supuesta personalidad doble?
—Abby, su nombre es Abby. Yo solo recuerdo a una persona con ese nombre y era mi amiga imaginaria, mía y de Helena.
—¿Helena sabía de Abby? Porque eso de compartir amigo imaginario no es muy normal. ¿A qué edad se fue Abby?
—A los diez, justo cuando fui tratada por ese tipo. —No faltaba mucho para llegar al apartamento de Snake. —Empiezo a creer que dice la verdad, tampoco me tiene porque mentir, es decir, le iba a pagar igual, ¿por qué inventarse algo así cuando puede decir algo más sencillo?
—¿Estoy en un nuevo caso, jefa? —Seth trató de hacerme reír, lo consiguió. —Dime algo, ¿qué sabes sobre esa personalidad? Es decir, en el hipotético caso de que sea otra personalidad.
—Por lo que el ex doctor Marcus Leviert me dijo, Abby era una personalidad tóxica para mí. —Le enseñé mi muñeca derecha sin quitar la vista de la carretera, él la cogió para poder verla más de cerca, pues las marcas no se veían fácilmente.
—Yelina… ¡Esto es grave! Si de verdad tienes una doble personalidad suicida no puedes seguir en el FBI, tienes una pistola, podrías pegarte un tiro cualquier noche. —Por primera vez en todo el viaje dejé de ver el camino para mirar a mi compañero. No había pensado en eso, pero tenía razón. Si Abby era “real” y una suicida… Me dio un escalofrío. Estaba en serio peligro de ser así, y nadie podía protegerme de ella. —Tienes que dejar el FBI en seguida y ponerte en tratamiento cuanto antes, olvida eso de la hipnosis y busca a un buen terapeuta.
—Pero no tengo doble personalidad, es mentira todo lo que salió de la boca de ese hombre.
—¡Puede que sea verdad! ¿Qué pasaría si el tal Marcus tiene razón? ¿Tengo que dejar que te vueles la cabeza como casi lo hace Liam esta mañana? —Soltó mi muñeca y me miró desesperado. Seth tenía razón. Si era verdad toda aquella historia mi vida estaba en peligro y nadie me podía proteger, ni siquiera yo misma, en la academia no te entrenaban para cosas así. —Yelina, tienes que dejar el FBI.