El misterio de Helena Surchs

Capítulo 24

Guardé silencio por unos segundos y luego cerré suavemente los ojos, dando paso así a mi otra parte, Yelina Cruz. ¿De verdad pensaban que les iba a decir dónde estaba Helena? Era mejor que se pudriera allí. 

—¿Abby? Debes darte prisa y decirnos donde está Helena, de ti depende su vida en estos momentos. —Las palabras de Seth me hicieron fijar la vista en él. ¿Abby? ¿Habían hablado con ella?

—Creo que te equivocas, soy Yelina. —Paul y Seth se miraron y luego a mí.

—¿Yelina? ¿Segura que eres tú? —Asentí y los miré confundida, necesitaba una explicación sobre lo que estaba pasando. —Hace un segundo Abby estaba aquí, nos contó todo lo que pasó, ella confesó lo que hizo y delató a su cómplice. —¿Cómplice? Entonces estábamos en lo cierto, el Ángel no trabajaba solo.

—¿Quién es el cómplice de Abby? ¿Os dijo por qué hizo todo esto? ¿Dónde está Helena? —La última era la pregunta más importante, lo único prioritario por el momento era el paradero de mi amiga, debía salvarla, su vida corría grave peligro.

—Yelina, Abby nos dijo todo menos el paradero de Helena, estaba a punto de hacerlo cuando desapareció, ahora tú estás aquí. —Paul desvió la mirada. —También te dejó un mensaje antes de confesar. Tienes que ver el video para que puedas comprender todo, quizás tú misma puedas llegar a la dirección de Helena. —Suspiré tratando de evitar las lágrimas, porque estaba a punto de ponerme a llorar allí mismo.

— Por alguna razón no quiere decirnos donde está, quiere que Helena sufra y no comprendo la razón, quizás si veo el video y lo descubro pueda llegar a esa dirección oculta en mi cabeza, es posible que a ella se le escapara algo que no notasteis. Enseñadme el video. —Paul asintió y se levantó de la silla. — ¿De verdad soy ese monstruo que creo ser? —Seth acercó un poco la silla a la mesa y me miró fijamente.

—Abby no es un monstruo, créeme. Como tú, he visto a los más despiadados a los ojos, y te aseguro que esa parte tuya no lo es. Abby no es una psicópata, solo creo que es una niña rota, alguien que sufrió mucho en una parte de su infancia y eso la ha convertido en alguien fácil de manipular, no en una psicópata.

—Pareces muy seguro después de saber que ha matado a trece chicas y secuestrado a catorce. ¿Cómo estás tan seguro de que no soy una maldita psicópata?

—Abby, no Yelina. Abby fue manipulada por su cómplice, o más bien por su jefe, ella no es quien ideó todo esto, fue la otra persona.

—Dime que no tengo una tercera personalidad. —Ya sería lo que me faltaba.

—Ojalá fuera eso, creo que lo aceptarías más fácilmente. —Lo miré confundida. —Escucha, tu doble personalidad se arrepiente de lo que ha hecho y está triste, es capaz de querer y de luchar por lo que quiere. Los psicópatas no sienten empatía o sentimiento alguno, mucho menos se arrepienten de lo que hacen, al contrario, son mentirosos y les gusta engañar y manipular a las personas para poder así salirse con la suya, lo sabes perfectamente, conoces el trastorno tan bien como el resto del equipo. —Odiaba pensar que yo le había hecho daño a tanta gente, pero al menos me hacía sentir un poco mejor pensar en que no era una psicópata. —Abby fue manipulada por alguien a quien quería, ni si quiera se dio cuenta de lo que estaba pasando hasta que por desgracia fue muy tarde. —¿Alguien a quien Abby quería? —Yelina, quiero que cuando veas el video no lo veas como a cualquier asesino, trata de conectar con esa parte tuya, intenta verla como lo que es, un ser humano totalmente destrozado. —Suspiré.

—Seth, ¿sabes a caso lo mucho que me va a costar hacer eso? Cuando descubrí la verdad estuve a punto de pegarme un tiro, tuve el cañón de mi pistola en la boca. —Él me miró sorprendido y preocupado. —¿Qué esperabas Seth? No puedo con esto, no soporto la idea de ser una asesina. Yo quería salvar vidas, no destruirlas. ¿Qué haré cuando todo esto acabe? ¿Cómo miraré a la cara a Helena y a su familia?

—No pienses en eso ahora Yelina, solo trata de centrarte en salvar a Helena, luego en lo demás.

—Iré a un psiquiátrico, ¿verdad?

—Es lo más probable, no pueden condenarte por algo que no has hecho. A las personas con tu trastorno nunca se las ha condenado con pena de cárcel, siempre son enviados a algún centro para poder tratar su problema. Yelina, irás y te recuperarás, tomarás la terapia que nunca tuviste cuando eras niña y saldrás adelante. Muchas personas con doble personalidad tienen una vida de lo más normal.

—Pero no todas matan a más de diez mujeres. —Iba a decirme algo, pero Paul interrumpió entrando en el lugar.

—Ya estoy aquí.—Paul regresó con un ordenador portátil y lo puso frente a mí para que pudiera ver el video. —Yelina, lo que estás por ver es posible que te perturbe y te lastime de sobremanera. —Asentí y tomé aire para prepararme, cuando estuve lista de di a “play”.




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