-Ínori despierta ya llegamos a tu casa- Veo la cara de Elizabeth que me está mirando.
-Ayúdame a levantarme- Le tiro la mano para que me ayude, me agarra y me tira con fuerza, me incorpore.
-Ya llegamos- Miro a mi alrededor y veo que no hay nadie.
-¿Y las chicas?, ¿Dónde están?-
-Las lleve antes para que vos puedas dormir un poco más- Elizabeth se aleja de la puerta para que pueda salir.
-Bueno, es mejor que entre rápido- Saludo a Elizabeth y corrí hacia la casa.
Voy abrir la puerta y ella toca la bocina me doy vuelta y saludo con la mano bien alta hasta que no la veo más. Saco las llaves de la mochila y abro la puerta. Mi madre aparece detrás como si supiera que era yo, me abraza y entro en brazos de ella, no entendía porque me estaba abrazando, ella era muy cariñosa pero siempre había un motivo para que sea cariñosa, pero esta vez no sabía cuál era el motivo. Al entrar sentí un olor delicioso que provenía de la cocina, mi estómago comenzó a rugir.
-¿Qué estas cocinando?- La miro de reojo y sonríe.
-Yo no estoy cocinando, Lea está preparando algo especial- Lea era el sobrenombre de Eleazar, y él era un cocinero diplomado y siempre hacia la comida para que mi madre pudiera descansar.
-¿Y qué cocina?- Ya quería que me diga lo que cocinaba.
-Comida-
-¡Ha, ha!, que graciosa. ¿Te comiste un payaso?- Trate de ser lo más sarcástica posible.
-Y que si me lo comí. Estaba rico, ¿quieres? Tal vez te saque la cara de amargada que tenés- La miro muy mal a mi madre.
-¿Y cuál es la ocasión?- Quería cambiar de tema enseguida.
-¿Por?- Mi madre me mira confundida.
-Porque dijiste que Lea prepara algo especial-
-¡Ah! Si es una sorpresa- Se aparta y va a la cocina.
Inori -¡Hola Lea!- Grito para que me escuche.
-¡Hola!- Escucho su respuesta.
Me acomodo la mochila, subo corriendo las escalares para ir a mi habitación. Entro y dejo la mochila al lado de la cama, me tiro y me quedo acostada. Empecé a pensar todo lo que había pasado hoy en la playa y en el hospital con la doctora. Todo era muy confuso y me daba vueltas. Quería llamar a Agostina pero no sabía si había llegado a su casa y si los padres me dejarían hablar con ella después de lo que paso. De repente golpean mi puerta.
-¿Si?- Contesto pero no quería pararme.
-Ya está la cena- Mi madre siempre respetaba mi privacidad.
-Ahora bajo- Puse el brazo en mis ojos para que este más oscuro.
-De acuerdo- Escucho los pasos que se alejan hacia la escalera.
Me paro y decido bajar. Abro la puerta de la habitación y siento el olor a pollo rostizado con papas asadas. De nuevo empieza a rugirme el estómago. Bajo las escaleras y voy al comedor. Ya estaban los dos sentados en la mesa. Me siento y miro lo rico que se veía el pollo. Había pollo, papas, ensalada rusa, ensalada de lechuga tomate y zanahoria, ensalada de papa y huevo, pan, salsa blanca, carne a la parrilla, tarta de acelga y brócoli, coca cola, vino tinto. Estaba bien llena la mesa para solo cuatro personas.
-¿Todo esto es solo para nosotros cuatro?- No podía comprender porque había tanta comida.
-No tonta, ahora viene tus tíos y traen a tus primos- Mi madre me lo dijo como si fuera obvio.
-Ah, hubieran avisado así no tenía que preguntar. ¿Y para que me llamaste si todavía no llegaron?- Los mire a los dos.
-Para que no estés arriba sola-
-Pero no me voy a tirar por la ventana solo me acosté-
-No te estoy diciendo eso pero si quieres tírate- Mi madre señalo la escalera.
Me levanto y suena el timbre. Miramos los tres en dirección a la puerta y camino para ir a abrir.
-¡Hola!- Mi tía me agarra los brazos para que no pueda escapar y me da un beso todo con saliva, se aparta riéndose a carcajadas, me limpio con la mano y pongo cara de asqueada. Mi tía Nahomi era muy alegre y siempre estaba bromeando, pero era un poco loca. Entra a la casa para saludar a mi madre y a Eleazar.
-Hola, ¿todo bien?- Mi primo siempre lento para todo, me saluda riéndose. Siempre mi primo Harry se reía cada vez que me veía, era muy divertido y siempre nos contábamos todo, éramos muy unidos.
-Hola Ínori- El novio de mi tía era el padre de mi primito. Se llamaba Meleneo.
-Hola primas- Uriel era el más chico de la familia.
-Por favor pasen- Mi madre estaba atrás mío. –Denme sus abrigos y vallan al comedor que los está esperando Lea-
Cierro la puerta y me voy al comedor. Me siento y espero a que todos se sienten. Me suena el celular, lo escucho pero no puedo atender. Mi madre me mira y me dice que valla silenciosamente. Voy corriendo a mi habitación y agarro el celular. Miro y era Julieta, atiendo.
-Juli, ¿Qué paso?-
-Hable con Agos- Su respiración era agitada.
-¿Y?- Empecé a preocuparme.
-La internaron-
-¿Qué?, ¿Cuándo?- Mi respiración empezó a agitarse.
-Hace una hora- Julieta empezó a llorar.
-Por favor cálmate y explícame- No quería que se ponga peor.
-Parece que se golpeó la cabeza con una piedra mientras era arrastrada por la corriente-