Fuimos a la parada del microbús y nos sentamos en los banquitos a esperarlo. Después de un rato aparece y mi abuela con la mano lo para y nos subimos. Mi abuela y yo nos sentamos en un asiento de a dos. Mi hermana se sienta en uno alejado de nosotras, típico de adolecente. Me cruzo de brazos y me tiro en el respaldo del asiento. El colectivo arranco cuando todos los pasajeros terminan de subir. Arranca y nos vamos en dirección al centro. Paseamos, reímos y compramos muchas cosas. Comimos en unos de los restaurantes preferidos de mi abuela y volvimos a casa para la hora en que mi madre regresaba.
-Seguro que mamá ya está en casa- Ya estábamos en la esquina de mi casa.
-Espero que no esté así le doy una gran sorpresa cuando entre- Mi abuela mira para la casa.
-No está, tenemos suerte. Apurémonos- Las tres caminamos rápido.
Caminamos hacia la casa y entramos rápidamente. Nos preparamos para cuando mi madre llegue y darle la sorpresa. No estaba muy segura de a ella le agradara mucho la idea de que nos vallamos por todo el verano, ya que después nos iríamos a estudiar a la escuela y tendríamos que pasar todo el año encerradas allá.
-Su mamá ya llego, prepárense- Mi abuela nos gritaba desde la ventana del comedor que daba para la calle.
-Bueno, voy a recibirla- Camine hacia la puerta para abrirle a mi madre. Le abro la puerta antes de que ella tocara el timbre.
-Ínori, ¿Qué haces?- Me queda mirando confundida.
-Ma, tengo algo que decirte- Me aparto para dejarla pasar pero ella no se mueve.
-¿Qué pasa?, ¿estás bien?, ¿tu hermana está bien?- Mi madre me agarra los brazos y me mira preocupada.
-Sí, estamos bien. Es otra cosa. Ven- La agarro del brazo a mi madre y la arrastro hasta el comedor. –Mira-
Mi madre mira confundida al comedor y queda muy sorprendida.
-¿Mamá?, ¿pero qué haces aquí?- Mi madre estaba muy sorprendida y confundida.
-Vine a visitarte, ¿no puedo?- Mi abuela le hablaba muy tranquila a mi madre.
-Pero tendrías que haber avisado- Mi madre poco a poco se acercaba a mi abuela. Yo las miraba sin decir nada.
-Sí, ya lo sé pero no podía retrasarlo más- Mi abuela la agarra a mi madre y la sienta en una de las sillas junto a la mesa, que estaba en medio de la habitación.
-¿Qué cosa no puede esperar más?- No sabía si quedarme o irme, la miro a mi abuela y ella me hace señas de que me valla. La miro a Oryan.
-Vamos- Digo
-Si- Oryan estaba emocionada.
Caminamos lento hacia la escalera pero no subimos, nos quedamos sentadas en el primer escalón escuchando. No escuchaba nada. Me levante en puntitas de pie y muy despacio fue caminando hacia la puerta del comedor. Me apoye al lado de la puerta y me quede para ver si escuchaba algo, Oryan me sigue y se pone atrás mío. No podía entender lo que estaban hablando porque hablaban en vos baja, trate de agudizar mi oído y probar de nuevo. Recién ahí pude escuchar con claridad de lo que estaban hablando.
-Siena te estoy diciendo que no es nada extraño de que ellas se vallan conmigo. Les hará bien- A mi abuela se la escuchaba muy decepcionada de mi madre.
-Ese no es el problema. Es que ¿ellas querrán irse? Aparte la escuela, ellas tienen que prepararse para cuando llegue el momento de ir al instituto-
-Ya hable con ellas respecto a eso, están de acuerdo. El tema es que ellas no sabían lo que dirías vos-
-¿Lo que diría? no las puedo obligar a quedarse, si ellas quieren que vallan-
-Bueno, entonces ya está decidido se van conmigo mañana temprano-
-¿Mañana temprano?, ¿tan pronto?- Mi madre estaba un poco triste y sorprendida.
-Sí, no hay que perder tiempo. Ellas tienen que estar para cuando haga el gran baile que organizamos tu padre y yo. Tú tampoco tendrías que faltar Siena-
-Lo siento mamá, pero no voy a poder asistir. Tengo que trabajar al igual que Lea-
-Está bien, entiendo. Bueno les diré a las chicas que preparen su bolso- Mi abuela se levanta y camina hacia donde estamos nosotras.
-Diablos. Viene hacia acá- Me quejo en voz baja para que no me puedan oír.
Podía oír cada vez más cerca los pasos de mi abuela. Mire para todos lados pero fue inútil no había manera de que me fuera sin hacer ruido y que no se dieran cuenta de mi presencia. Me giro y veo a mi abuela parada al frente mío. Trago saliva y cierro los ojos fuertemente. Los abro y mi abuela me mira muy enojada.
-¿Qué hacen? No estaban espiando ¿no?-
-Emm… no yo solo- Miro para todos lados para buscar una respuesta. Miro para abajo y se me ocurre una idea. –Yo solo… estaba atando mis zapatillas y Oryan me ayudaba con la otra- Le damos una sonrisa a mi abuela.
-¿Así?- Mi abuela entrecierra los ojos.
-S…sí-
-Mmm… está bien. Vallan a llamar a sus amigas y preparen sus bolsos-
-Está bien- Me voy con la cabeza agachada al igual que Oryan. Mi abuela no nos había creído, no era muy buena mintiendo pero Oryan sí. Y subo las escaleras para ir a mi habitación. Entro corriendo y me tiro en la cama de panzazo, mi celular estaba arriba de la cama, lo agarro. Marco el número de Julieta y la llamo.