El Misterio de la Dark Hunter

6 “El viaje nos espera”

-Hola ¿hay alguien?- Miro para todos lados, pero todo se ve oscuro.

-¿En dónde estoy?, ¿Qué es este lugar?- Siento que algo me agarra la mano.

-¡Suéltame!- Empiezo a tirar para que me suelte pero era inútil, era demasiado fuerte.

Entrecierro los ojos para ver mejor en la espesa oscuridad y veo unos ojos rojos brillantes que me miran deseosos, el miedo empezó a invadirme, todo mi cuerpo tiembla, estoy paralizada sin saber qué hacer, no puedo mover ni un solo musculo. Algo pegajoso había debajo de mis pies, miro al suelo y había mucha sangre, el olor era penetrante. Empecé a gritar pero no tenía voz. Me suelta y me resbalo, caí al piso, los ojos empiezan a avanzar, trato de arrastrarme para atrás pero me resbalo con la sangre, cada vez está más cerca, no puedo mover mis piernas, trato de retroceder con mis brazos pero es inútil, la sangre me cubre todo el cuerpo. Miro mis manos y brota algo negro, trato de sacármelo pero no sale, lo tengo dentro de la piel. Miro en dirección a donde están los ojos pero desaparecieron. Miro mis manos y todavía tengo eso negro, empieza arder muy fuertemente, siento como me consume lentamente. Miro hacia todos lados y veo algo brillando en el suelo entre toda la sangre que hay. Me arrastro como puedo hacia el brillo, lo agarro y veo que es una daga. Pongo mi brazo boca arriba con el puño cerrado, levanto la daga lo más alto que puedo, mi mano comienza a temblar, sin pensarlo clavo la hoja dentro de mi brazo, siento como el musculo se abre, cierro los ojos y aprieto la mandíbula. El dolor es intenso y agonizante. Empiezo a cortarlo, un largo, lento y torturante corte. Veo como toda la sangre empieza a rebalsar de mi brazo, cae por todo el cuerpo hacia el piso. Lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas, paro el corte pero no saco la daga de mi brazo. Respiro hondo y trato de relajarme, mi cuerpo tiembla, siento como empieza arder la herida. Contengo un grito de dolor, respiro hondo nuevamente y continúo cortándome. Empiezo a sudar. Cierro los ojos.

-Ínori despierta- Me despierto asustada, sudando y con la respiración entre cortada. Miro a mi abuela que me miraba preocupada.

-¿Que paso?- Apenas podía hablar, toda mi ropa estaba mojada, sentía mucho frio. Estaba temblando.

-¿Estas bien? ¿De nuevo esos sueños?- Mi abuela me tocaba la frente.

-No solo es uno, siempre el mismo sueño, una y otra vez. Pero lo más raro es que jamás puedo acordarme lo que paso. Lo único que me acuerdo son esos ojos que me miran- Miro a mi abuela que me escuchaba atentamente. – ¿Tú crees que me volví loca?-

-Puede ser, pero te digo algo, las mejores personas lo están. Pero ahora lo único que te puedo decir es que tienes fiebre y mucha. Quédate acá, traeré un termómetro- Mi abuela se levanta de la cama y sale de mi habitación.

Mi cuerpo temblaba, y trataba de calmarme, seguía muy excitada, los sueños no me dejan descansar, estaba muy cansada como si hubiera luchado con mil soldados yo sola. Mi cuerpo me dolía y no podía moverme por lo débil que estaba. Escucho a mi abuela regresar con el termómetro.

-Levanta el brazo- Levanto con mucho dolor el brazo pero mi abuela me ayuda y coloca el termómetro en mi axila, me baja el brazo cuidadosamente y me lo sostiene.

-Espero mañana estar mejor- Hablaba con mucha dificultad.

-Vas a estar mejor. Cuando lleguemos a Corea vamos a ver como solucionamos ese tema de los sueños. ¿Tu mamá sabe?-

-No, jamás le dije. Seguro me va a decir que es solo un show para llamar la atención-

-¿Pero cómo va a pensar eso?-

-Ella cree en muchas cosas menos lo que yo le digo. Pero estoy acostumbrada- Levante los hombros.

-Bueno no le vamos a decir nada. Esto queda entre vos y yo ¿de acuerdo?-

-Si- Le doy una enorme sonrisa.

-Bueno, a ver cuánto tenés- Me levanto el brazo y mira el termómetro. –Uh, tenés treinta y siete, no es mucho pero es algo-

-No es mucho, seguro mañana voy a estar mucho mejor- Me tapo hasta la garganta.

-Descansa que mañana va hacer un día muy largo- Mi abuela se levanta y camina hasta la puerta, se voltea a mirarme. – Vas a ver que todo mejorara- Apaga la luz y sale de mi habitación.

Me acomodo en mi cama y trato de dormir.

Hay una luz muy fuerte, todavía tengo los ojos cerrados, veo que una sombra se acerca. Abro los ojos y tengo una cara adelante mío. Salte de la cama.

-¡Julieta! ¿Cómo vas asustarme así?- Me siento en la cama y me acomodo. Julieta se tienta mucho de risa y trata de sentarse en mi cama.

-Perdón me pareció que sería divertido- Hablaba entre risa.

-No fue gracioso- Me cruce de brazos y la mire serio.

-Tienes que admitir que lo fue- Ya más calmada se acomodó el pelo que le caía en la cara.

-Bueno tal vez un poquito- Y largue una risita.

-Tu abuela me dijo que tuviste fiebre anoche- Me miro preocupada.

-Sí, pero no mucha. Igual ya no importa ahora estoy mucho mejor- Me estiro y le doy una muy grande sonrisa.

-Me alegro mucho rubia- Julieta se para rápido. – Bueno levántate, cámbiate que ya nos vamos-

-¿Qué hora es?- Mire a la ventana y veía como un rayo de sol medio naranja entraba por las cortinas que estaban cerradas.




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