Apenas llegamos salgo de la camioneta lo más rápido que puedo con la bolsa en la mano. Escucho que el apaga el motor y sale de la camioneta. Entro y voy a la cocina, mi abuela y Julieta estaban hablando de una revista de cocina que tenían en la mesita de la isla.
-Ya era hora- Julieta salta cuando me ve.
-Si. Merejo viene detrás-
-¿Que paso conmigo?- Merejo apareció en la puerta.
-Nada, no estábamos hablando de vos agrandado- Nos comenzamos a reír los cuatro.
-Bueno niña rara- Se acerca.
-Me voy a la biblioteca hasta que esté la comida-
-Bueno- Mi abuela agarra la bolsa.
-Ah Ínori tengo un libro que encontré en la biblioteca que seguro te gusta-
-Haber con que me sorprendes-
-Solo los voy a llamar una vez si no bajan se quedan sin comer- Mi abuela y su paciencia.
-Está bien- Levanto la mano y caminamos para la biblioteca.
-Este es el mejor lugar para pensar tranquilamente- Me siento en uno de los grandes sillones pero eran tan cómodos que te daba sueño.
-Si- Merejo se sienta al lado mío.
Me recuesto y al instante me quede dormida.
Me despierto muy asustada y toda transpirada. Giro y veo una cabeza con pelo negro. Me levanto asustada y veo que es Merejo que esta acostado. Pensando me di cuenta que se empezó a moverse.
Oh no, se está despertando. Que hago, que hago. Miro para todos lados.
Me quedo quieta sin saber qué hacer. El me mira y se levanta.
-¿Nos quedamos dormidos?- Me dice suavemente.
-Al parecer- No lo miro, pero me doy cuenta que me está mirando.
-¿Por qué estas así?- Me toca el brazo.
-No sé. Siempre tengo pesadillas- Me refregó los ojos.
-Decime- Me abrasa.
-No es nada- El me sostiene más fuerte. Me besa en la cabeza como para tranquilizarme. Me apoyo en su pecho. Me acaricia el pelo y muy pronto me quedo dormida de nuevo. Estaba acostada en el pecho de Merejo, era cómodo. Siempre habíamos dormido así desde pequeños y siempre me sentí cómoda de estar cerca de él. Todavía seguía atrapada en sus brazos.
Pero ahora solo quería irme pero como voy a liberarme. Tengo que crear un plan. Si me deslizo por aquí tal vez no se dé cuenta. No quería despertarlo, aparte se veía muy tranquilo dormido. Imagine muchos planes para liberarme y no despertarlo, pero fue inútil. En un momento tratando de salir de sus brazos, me tropecé con mis pies y caí al piso saliendo bruscamente de sus brazos. Por suerte no se despertó me levante sin hacer ruido y salí de la biblioteca. Primero quería ir a bañarme pero fui a mi cuarto para buscar el traje de baño. Me fui al baño para bañarme, deje el traje de baño en el mueble, prendí el agua caliente para que empezara a calentarse e hiciera vapor, necesitaba relajarme, sabía que todos se iban a despertar más o menos a las dos y algo de la tarde, seguro se quedaron hasta tarde despiertos. Termine de bañarme, me puso el traje de baño, salí y me dirigí a mi cuarto para dejar mi ropa. Cuando llegue a la puerta recordé a Merejo que estaba en los sillones de la biblioteca. Mire sobre mi hombro para ver si estaba y seguía acostado en la misma posición de cuando me fui. Me reí por el recuerdo y entre a la habitación. Me dirijo a la cama para dejar la ropa, doy media vuelta y pego un salto del susto, la mucama esta asomada por la puerta.
-Permiso señorita, ¿puedo agarrar su ropa?-
-Emm. Claro, por supuesto. Pasa- Me hago a un lado para que ella pueda pasar.
-Con permiso- La mujer pasa con la cabeza agachada, como con miedo, toma mi ropa y se da vuelta cuando esta frente de la puerta. –En un rato van a venir a limpiar el cuarto-
-Ah, bueno. Voy a estar en la pileta así que pasen directamente- Le hago un gesto con el brazo dirigiéndome a la habitación.
-Está bien señorita- Hace una reverencia y se retira rápidamente.
-Que chica más rara- Lo digo en voz alta, cuando me doy cuenta, me tapo la boca.
En ese momento se me ocurre que podría practicar un poco de baile después de ir a refrescarme un rato. Voy al ropero y agarro un pantalón corto de color azul marino y una musculosa blanca. Salgo y miro muy sigilosamente a la biblioteca donde vi a Merejo por última vez. Me dirijo al baño para tomar una toalla blanca. Cuando tengo todo, me voy a la pileta.
Mientras voy, veo a todos muy ocupados haciendo los últimos preparativos de la fiesta de esta noche. Me había olvidado, no tengo nada para ponerme y tampoco tengo mucho tiempo para buscar algo apropiado. Bueno cuando mi abuela se levante voy a decirle, ahora solo quiero relajarme un poco. Cuando llego a la pileta, dejo las cosas en una de las reposeras que entraron de la parte de afuera. Me preparo y entro de un salto salpicando un poco la parte de afuera. Está muy linda el agua, me relajó bastante. Voy de un lado a otro en todas las formas que pueda nadar. Estoy sola en esta parte de la casa y me encanta.
Después de un rato largo de estar nadando, me acerco al borde, el que está más cerca de la reposera, pongo mis manos en la parte de afuera, hago fuerza y salgo del agua. Voy a donde tengo mis cosas, me siento y empiezo a secarme. Cuando ya estoy seca, me vestí. Salí de la casa para ir al salón de baile, todos los sirvientes de mi abuela estaban corriendo por todas partes. Llego a la puerta del salón de las mesas, justo sale un mayordomo que tenía en la mano un jarro pintado con ángeles celeste, un ramo de jazmines se encontraba dentro.
-Emm. Disculpe- Levanto la mano para pararlo.
-Buenos días señorita, ¿qué necesita?- Hace una reverencia sin mover el jarrón.
-Buenos días- Le devuelvo la reverencia. – ¿Está ocupando el salón de baile?-
-No. ¿Quería usarlo?-
-Emm. Si- En mi cara aparece una sonrisa tímida.
-Pase señorita. Podes usar el equipo de música que está ahí. ¿Sabe usarlo?-
-Sí, sí. Muchas gracias- Le doy una reverencia y cuando estaba por irme se me ocurre una cosa. –Por favor, si no es una molestia, que no entre nadie-