Ya habían pasado dos meses, ya era hora de regresar a casa y prepararme para ir a la escuela que toda mi vida había soñado. La escuela “The Light Will Shine” (la luz brillara). Era una escuela de arte y expresión, donde todas las personas que quieran aprender a bailar, cantar, fotografía, jardinería, etc. Podían hacerlo pero también tenían materias comunes como matemáticas, física, historia, etc. Solo faltaba una semana para que empiecen las clases, estaba muy emocionada e impaciente porque llegue el día de ir a esa extraordinaria escuela.
-Ínori ya tenemos que irnos apúrate- Julieta me llamaba asomándose por la puerta.
-Ya voy- Agarro mi maleta y salgo de mi habitación.
Bajamos por las escaleras, mi abuela nos estaba esperando en la entrada.
-Los está esperando-
Me despido de mis abuelos y voy hacia el auto que estaba afuera preparado para llevarnos al aeropuerto.
-Abuela me divertí mucho, espero que el verano que viene me esperes- Le sonreí un poco triste.
-Claro, te estaremos esperando- Ella me abraza, rompe en llanto, trate de no llorar. Por suerte lo conseguí.
Todos nos dirigimos al auto que nos esperaba. Mi hermana, su amiga y Julieta se subieron conmigo. Mis dos primos se fueron en otro auto. Pero los cinco nos íbamos a encontrar en el aeropuerto.
-Voy a extrañar este mágico lugar- Julieta miraba para atrás mientras el auto arrancaba.
-Yo también- Oryan estaba triste.
-Yo igual- Samira también.
-Sí, pero el verano que viene podemos regresar-
-De acuerdo- Julieta se quedó mirando para afuera, al igual que yo.
No dijimos ni una palabra hasta llegar al aeropuerto. Todo el camino de vuelta a casa fue muy silencioso, incluso en el avión nos la pasamos viendo películas sin hacer ningún comentario.
Llegamos a San Martin de los Andes. Cada uno se fue a su casa para ordenar y prepararse para la escuela. Paso muy rápida la semana, sin darme cuenta ya era domingo por la mañana. Al mediodía salía el avión para ir a la escuela.
-¿Estas lista?- Mi madre estaba en la puerta.
-Supongo- Agarre mi maleta y le di un último vistazo a mi habitación. Solo eran cuatro paredes vacías. Todas mis cosas ya estaban viajando hacia el instituto. Lo único que faltaba era yo.
-Bueno- Me abraza y se larga a llorar. –No puedo creer que no voy a tener más a mis hijitas -
-Ma en un año vamos a volver- Quería que este año durara para siempre.
-Ma te voy a extrañar mucho- Las tres nos abrazamos. Una bocina suena.
-Bueno ya vinieron. Disfruten mucho. El amo- Mi madre se secaba las lágrimas.
-Yo también mamá- Salí corriendo con mi maleta para la puerta de la casa y mire para afuera.
Oryan corrió directo a la combi sin mirar hacia atrás. Di unos pasos, me di vuela para ver la casa. La echaría de menos. Corrí a la combi y las chicas me estaban mirando. Nos pasaban a buscar a todos los estudiantes en combis. Todas me estaban mirando. Las puertas se abren y subimos.
-¿Listas?- Elizabeth me miraba con seriedad. Respire hondo y la mire.
-Lista- Le di una sonrisa, ella me sonrió.
-Más que lista- Oryan estaba muy feliz.
-Entonces vamos- Elizabeth levanta la mano. Todas hicimos lo mismo. La combi arranco.
Toda mi vida, la que conocía, quedo en el pasado. Una nueva vida me esperaba y estaba lista para enfrentarla o tal vez no tan lista como yo pensaba.
Julieta me miraba seria examinándome. Pero no le di importancia. Llegamos más rápido de lo que pensé al aeropuerto. Eran las once menos diez, a las once y media despegaba el avión. Bajamos todas las maletas. Estábamos todos juntos, éramos muchos. Estaba Harry, Uriel, Oryan, Julieta, Paulo, Ema (eran los dos hermanos de Julieta, Paulo era el menor y Ema era el del medio) Elizabeth, Agostina, Samira, Candy, Shana y obviamente yo.
-Tenemos que apurarnos o nos van a dejar afuera- Ema estaba preocupado con el tiempo. A cada rato miraba su reloj.
-Ya estamos llegando tarde- Empezamos a correr. Éramos una manada corriendo hacia una presa.
Llegamos justo antes de que cerraran.
-Esperen- Candy, amiga de mi hermana, gritaba para que no cerraran.
-Tenemos boletos para este vuelo- Los guardias nos quedaron mirando. –Muéstrenle los boletos-
Todos levantamos para arriba los boletos y los guardias nos dejaron pasar.
-Apúrense, están por cerrar las puertas-
-Gracias- Todos lo dijimos a la vez.
Corrimos a más no poder. Todos levantamos los boletos cuando la mujer estaba por cerrar las puertas. Nos mira y nos hace seña de que nos apuremos. Pasamos y por fin estábamos dentro del avión. Mire mi boleto para buscar el número de asiento, estaba casi al fondo del pasillo. Abro el compartimento que se encontraba arriba de los asientos, levanto la maleta y la guardo. No podía hacer que entre el bolso. Un chico muy guapo me pide permiso para pasar. Él era alto, debía medir un metro ochenta y cinco más o menos, era rubio con ojos azules, musculoso y bien afeitado. El pelo lo tenía batido.
-Permiso, encontré mi asiento- El chico me sonríe. Me quedo mirándolo. El chico se sienta en mi asiento.
-Perdón pero estas en mi asiento- Todavía seguía poniendo mis maletas en el compartimiento.