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A mediados de los años 80 solo solía hacer algo, escuchar la radio.

Si bien no me gustaban ninguno de los programas de la época, igual la prendía a una hora en particular, la medianoche. Por ese entonces había un programa “El monstruo debajo de la cama”, un programa que dedicaba una hora a contar las historias que enviaban sus radioescuchas, algunas reales y otras que parecían un tanto fantasiosas.

Mi parte favorita era cuando llegaba “El misterio de medianoche”, una historia aterradora que contaba con pistas y todo para que cualquiera de los que escucharan llamaran y dieran el nombre del culpable.

Siempre me hizo sentir como una verdadera detective, esa noche “El misterio de medianoche” era la muerte de una mujer en su departamento, Olive Greyson, las puertas de su habitación cerradas desde dentro, pisadas alrededor de su cama, joyas faltantes y pistas sueltas.

Tres sospechosos principales, su arrendador, su padre y su vecino.

Como siempre había escrito todas las pistas en mi pequeña libreta, pero aun así nunca llamaba, solo sonreía de satisfacción el nombre del culpable coincidía con mi respuesta.

Así la primera llamada llegó, Sisisy, la locutora respondió con entusiasmó, del otro lado por segundos se escuchó esa horrible estática, un suspiro y una áspera voz del otro lado de la línea.

- Hace cuatro años...

Estoy segura de que la voz no solo me erizo los cabellos a mí, pues Sissy soltó una risilla nerviosa.

- ¿Perdone?

- Sé que me estás escuchando, ¿Recuerdas que paso hace cuatro años? - Hablaba en un tono calmada y sus palabras tenían cortas pausas. – Si, sé que lo recuerdas, me has seguido hasta aquí por él, ¿no? Entonces vamos, encuentra las pruebas pequeño detective, resuelve este misterio... si puedes.

Colgó abruptamente, dejándome nerviosa, con la sensación de ser observada y sir evitarlo di varias miradas a mi alrededor. Me tente a cambiar de estación solo para escuchar algo más que mis respiraciones.

Sissy tardo varios minutos en hablar.

- A-amigos, esa ha sido una gran broma por parte de ustedes, pero temo decir que ha sido más aterradora que graciosa.

Carraspeo un poco y dijo que aún estaba en la espera de más llamadas.

Luego de eso deje de pensar en Olive y porque su padre había hecho lo que había hecho.

Repetía en susurros las palabras que el hombre dijo, una por una, para darle al menos un sentido.

¿Pero quién llamaba para hacer ese tipo de bromas? ¿A medianoche?, ¿O acaso no lo había entendido bien?, ¿Qué había pasado hace cuatro años?, ¿Quién seguía al hombre? ¿Quién era él?