1 parte, EL COMIENZO.
¿Alguna vez te preguntaste sobre el origen del pueblo donde vives actualmente?... supongo que no. Yo lo viví en carne propia y sus huellas aún siguen marcadas en mi piel.
Mi nombre es Magdalena y te contaré acerca del lugar al que muchos llaman… (hogar).
SAN LÁZARO, un lugar tranquilo de día; pero por las noches es como si el mundo de los muertos se fusionara con el de los vivos.
Cada 14 de diciembre le rinden tributo a él, Sam Lázaro y ¡no estoy hablando de aquel Santo que seguro ya conoces!; te hablo de Lázaro. Un fantasma que mi pueblo idolatra hasta el punto de convertirlo en su guardián y protector, este ser rompe la barrera de alguna manera entre el mundo de los vivos y los muertos todas las noches y lo peor, es que en ocasiones se llevo consigo a personas que han tenido la mala suerte de toparse con este espíritu.
Para aquellos que son nacidos en este pueblo, el hecho de ser llevados al lugar donde Lázaro habita es una total y completa bendición, a lo cual los familiares celebran y llevan flores al lugar donde se cree que es la puerta hacia el otro mundo.
Los locales cuentan que Sam Lázaro fue un hombre que trabajaba en la mina del pueblo, era un hombre muy grande físicamente, y se dice que tenía una astucia e inteligencia superior. Se dice que él conocía a la perfección cada centímetro de la mina, los trabajadores preferían seguir sus instrucciones al pie de la letra, ya que la mina era tan grande que podrías perderte fácilmente en ella.
Una noche, todos los perros del pueblo comenzaron a aullar descontrolados y por más que sus dueños intentaran callarlos no lo lograban. Esa noche hubo una explosión en la parte interna de la mina, casi todos lograron salir gracias a Lázaro.
Muchos de los trabajadores que lo vieron por última vez cuentan que después de ayudarlos a salir del derrumbe él y un grupo de perros volvieron adentro, ellos quedaron atrapados allí. Tiempo después del desastre, algunos rescatistas lograron acceder al lugar por otro acceso del derrumbe y no encontraron a Lázaro ni al grupo de perros que lo siguieron.
No pudieron seguir con la búsqueda, ya que la mina tenía tantas ramificaciones y aquel que las memorizó en su totalidad a la perfección se había perdido allí, era bastante improbable que alguien sin experiencia se adentrara en ese laberinto.
Muchos dicen que Lázaro se adentró más allá de la parte interna, hasta perderse en ella.
Las pocas personas que lo han visto cuentan que es más grande de lo que era en vida, alcanzando los 3 metros de altura. Dicen que sale de la mina por las noches y todos los perros aullando por el pueblo anuncian su presencia. Una anciana vecina cuenta que ella logró salir de la mina cuando Lázaro se la llevó allí, ella asegura que no cruzó a la parte interna gracias a su gata Fiona, este ser parece disgustarle a los gatos según lo que ella cuenta.
Muchas personas dicen haber estado en la entrada antes de que Lázaro aparezca, cuentan que la mina se ilumina y todo el lugar comienza a reconstruirse, incluso las flores ya marchitas recobran vida, mientras una nube blanca cubre el pueblo señalando que él ha salido de su morada.
El pueblo tomó nombre poco después de lo que sucedió, actualmente sólo quedan unas pocas personas aquí, unas 400 o 300 personas nativas del lugar. Para un extraño llegar y encontrarse con todo esto es ilógico, casi todos los turistas que llegan no se quedan aquí, se van al caer el ocaso.
Unos por miedo y otros por no querer experimentar con lo desconocido, solo los investigadores que vienen de la ciudad se quedan en los hoteles o con alguna persona que les ofrezca asilo. Ellos van a la mina durante el día; pero por la noche prefieren quedarse a observar la neblina por miedo a encontrarse con el espíritu.