El Misterio Del Armario.

El Misterio Del Armario.

Esta no es una historia común y corriente como las demás sin cuentos de hadas y mucho menos final feliz donde el príncipe salva a su princesa, pero no hay que obviar que después del túnel  se verá la luz sin importar que tan oscuro se encuentre, siempre habrá una chispa que nos alumbrara el camino, esta es una historia con una pequeña luz.

 

En esos momentos  me sentí como una estrella en medio de la oscuridad, brillaba más y más para que me pudiesen encontrar. Para no alargar más mi introducción les contare como fue que todo sucedió.

 

Apenas era yo un niño inocente y tan inmaduro, recuerdo que se habían mudado gente nueva por el barrio, tenía nuevos vecinos al lado de mi casa y solo pensaba que podrían tener hijos para poder jugar con ellos, ser buenos amigos pero nunca vi al señor salir de esa casa mucho menos gente que lo visitara, no sabía si era mujer o hombre,  aquel era una persona misteriosa. Recuerdo que jugaba con mis amigos en las aceras de mi casa, jugábamos con una pequeña pelota que mi padre me había regalado para mi cumpleaños de ese entonces. Uno de mis amigos golpeo fuerte la pelota haciendo que llegue al patio del nuevo vecino,  no sé por qué pero cada vez que veía esa casa se me ponían la piel de gallina, entre mis amigos y yo echamos suerte para ver quién sería el valiente, si hubiese sabido que la suerte no me estaba acompañando no jugaría con ellos y dejaría la pelota por perdida.

 

Tenía miedo pero mis amigos me daban ánimo para que fuera por ella y seguir jugando un rato más pero, al subirme a la verja vi como la puerta se abrió con agresividad, supongo que sola fue que se abrió ya que no vi a nadie y a lo lejos podía ver al señor en su mecedora sentado mirándome a los ojos fijamente, sentía como con su mirada me sacaba el alma y me arrastraba hacia él y a lo más profundo del infierno.

 

Mire a mis amigos por un momento y ellos notaron mi cambio de color ya que estaba pálido, recuerdo que sentía un calor infernal. Ellos callaron al verme así, sudaba sin razón alguna hasta llegue a perder el control de mí mismo de tal manera que salte la verja en lugar donde estaban mis amigos y corrí hacia mi casa llorando, ¿Por qué?, no lo sé.

 

Corrí hacia mi habitación con mucha desesperación, no sentí cuando mi madre me siguió, me asuste al ella abrazarme por la espalda sorpresivamente, me asuste tanto que no llegue a reconocer sus abrazo y al darme vuelta mi madre me sostuvo con ambas manos, me acariciaba el pelo, eso me relajaba mucho, nunca me hubiera sentido tan seguro en sus brazos. Tan cálido y seguro, me gustaría volverla a ver, ya que donde estoy me siento solo.

 

Recuerdo también en ese momento le dije a mi madre lo que sucedía, con un beso en la frente me seco las lágrimas, ahí le dije a mi madre que no volvería a tener miedo, aun no le cumplo esa promesa pero recuerdo esa sabia palabra que me decía "Recuerda, que los miedos, nos hacen humano y los errores nos hacen expertos" niño en ese entonces no entendía lo que me decía.

 

Dejando ella mi habitación hecho un vistazo por mi ventana para observa la casa de mi vecino, estaba como siempre sola y vacía, su buzón sin ni una correspondencia, pensaba que ese señor lo había perdido todo o acaso ¿le pagan con la cara de la otra moneda? Mirando por su patio no pude ver la pelota así que pensé que mis amigos de seguro fueron por ella.

 

Al día siguiente al ir para la escuela mi padre siempre me lleva antes de  ir a su trabajo, comí unos huevos con pan tostado, pero cuando pase por esa casa, vi a señor tomando su periódico, mi estómago se revolvió queriendo sacar lo que me comí, mi padre no se da cuenta y saluda aquel señor dándole los buenos días, pero él no le responde ignorando a mi padre.

 

Llegando a mi escuela me encuentro con mis amigos y le pregunte que si tienen mi pelota, ellos negaron que la habían buscado, me enoje eh insistí que me la diera y se rehusaban a dármela, diciendo que no la tenían, creo que me decían la verdad aunque ya es muy tarde para disculparme  o ¿no?, golpee a uno de mis mejores amigos en ese momento ni siquiera entre a mi aula y ya estaba peleando.

 

Niño al fin solo tenía 10 años en ese entonces, recuerdo perfectamente que ese día me expulsaron de la escuela, no quería contarles a mis padre sobre lo sucedido. Cuando llegue a mi casa no quería abrir la puerta ya que en ese momento rompí mi promesa que le jure a mi madre, fue en ese entonces donde escuchaba alguien llamándome por mi nombre, al mirar a mi alrededor no veía a nadie, pero cada vez los escuchaba más cerca, no sabía qué hacer en ese momento, el aire se sentía pesado y comencé a sudar mirando solo el manubrio de la puerta. Lo primero que me callo en la cabeza fue voltear mi mirada hacia la casa de mi vecino, tenía miedo, sentía como alguien me tomaba por los pies y quería arrastrarme hacia esa casa, no lo pensé y abrí la puerta con rapidez, corrí de nuevo hacia mi habitación le puse cerraduras, mire  por la ventana y lo vi, estaba ahí observándome, sentía como que estaba viendo mi alma me sentí desnudo aunque llevaba ropa puesta. Cerré la ventana con agresividad y mi madre noto el ruido así que subió a mi habitación con preocupación y comenzó a jamaquear la puerta, tome mi bate de baseball y la suerte que me calme cuando escuche la voz de mi madre quite las cerraduras y abrí  la puerta, la abrace de nuevo, recuerdo que ella tenía un cuchillo en mano, me dijo que era para defenderse pero quería saber cómo ya que ella no podía matar ni una mosca.



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror

Editado: 20.09.2020

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