Capítulo 6: Secretos en la Noche

La calma de la noche envolvía el barco volador, que se mantenía suspendido en el aire como una nube oscura en el horizonte. Las luces titilaban débilmente, creando un ambiente inquietante. Dentro, un murmullo de voces resonaba mientras la tripulación se movía con rapidez.

Megan, aún desorientada por las circunstancias, caminaba por los pasillos del barco. Había escuchado rumores de que el capitán Alexander estaba en comunicación con alguien en chino, pero no podía entender nada. La tensión en el aire era palpable, y la oscuridad de la noche solo aumentaba su ansiedad.

Decidida a encontrar respuestas, buscó a su amiga Ashley. Al llegar a la sala de descanso, vio a Ashley hablando con un joven de mirada intensa y cabello oscuro: Demian, el hijo del capitán.

"Megan, ¡gracias a Dios que llegas!" exclamó Ashley, pero su alivio se desvaneció rápidamente al ver a los guardias bloqueando el paso. “¡Déjala pasar!” gritó, pero los hombres no se movieron.

“Lo siento, señoritas. No pueden cruzar aquí,” dijo uno de los guardias, cruzando los brazos con firmeza.

Justo cuando Megan comenzaba a sentirse desesperada, una chica de cabello rizado se acercó. "Ya cayó," dijo, su voz suave pero cargada de significado. "No podrás verla más después de esto."

Megan frunció el ceño, sintiendo que la situación se volvía más confusa. "¿Qué quieres decir? ¿Qué ha pasado?"

La chica sonrió de forma enigmática. "Los secretos del capitán Alexander son profundos. Es mejor que te alejes."

Sintiendo que el tiempo se agotaba, Megan decidió dirigirse directamente al capitán. Con determinación, se dirigió a su oficina, donde lo encontró sentado frente a un mapa, hablando en voz baja por un teléfono satelital.

"Capitán Alexander," dijo Megan, interrumpiendo la conversación. "Necesito saber qué está pasando aquí."

El capitán levantó la vista, su expresión neutral. "No deberías preocuparte por eso, Megan."

"Pero tengo derecho a saber," insistió ella, sintiendo que la frustración crecía en su interior. "No es justo que me mantengan en la oscuridad."

Alexander se reclinó en su silla, su mirada se volvió más dura. "Este no es un tema que debas discutir. Mi misión es más importante que tus preocupaciones personales."

Megan sintió un escalofrío recorrer su espalda. "¿Qué misión? ¿Qué les está pasando a las personas que han desaparecido? ¿Y por qué Ashley está hablando con Demian?"

El capitán suspiró, su mirada se suavizó por un instante. "No es tu lugar inmiscuirte en asuntos que no comprendes. Lo mejor que puedes hacer es mantenerte alejada de esto."

Frustrada, Megan dio un paso atrás. "No puedo quedarme callada mientras todo esto sucede. Voy a descubrir la verdad, con o sin tu ayuda."

Con eso, salió de la oficina del capitán, su corazón palpitando con fuerza. Sabía que debía actuar rápido, no solo por ella, sino por todos los que estaban atrapados en ese barco volador. La noche apenas comenzaba, y los secretos que aguardaban en la oscuridad estaban a punto de revelarse.

Decepcionada y frustrada, Megan decidió regresar a la sala principal del barco. Caminó por los pasillos, sintiendo el peso de la incertidumbre en su pecho. Al entrar, sus ojos se encontraron nuevamente con la chica de cabello rizado, que estaba sentada en un rincón, observando el bullicio de la tripulación.

"Hola de nuevo," dijo Megan, acercándose. "¿Cuál es tu nombre?"

La chica levantó la vista, sonriendo con amabilidad. "Soy Lila. ¿Y tú?"

"Megan. Escuché lo que dijiste antes. Necesitamos encontrar una manera de comunicarnos con el exterior. Hay algo que no está bien aquí."

Lila asintió, su expresión volviéndose seria. "Sí, algunos guardias tienen teléfonos. Pero conseguir uno no será fácil."

"¿Dónde están?" preguntó Megan, sintiendo que el tiempo apremiaba.

"En el balcón, cerca de sus habitaciones. Pero hay varios de ellos, y no hay forma de acercarse sin ser vistos," explicó Lila, mirando hacia la puerta.

Megan sintió un hormigueo de frustración. "Tenemos que pensar en un plan. No podemos dejar que esto continúe. Necesitamos un teléfono para avisar a la fuerza aérea."

Lila pensó por un momento. "Podríamos esperar a la noche, cuando estén menos atentos. Si entramos a sus habitaciones, podríamos encontrar sus teléfonos y usarlos para comunicarnos."

"Es una buena idea," dijo Megan, sintiendo que la esperanza comenzaba a florecer. "Pero necesitaremos un plan sólido. No podemos arriesgarnos a ser descubiertas."

Ambas se dirigieron a un rincón de la sala principal, donde podían hablar sin ser escuchadas. "¿Cómo lo hacemos?" preguntó Megan, mientras observaba a los guardias moverse por el área.

"Podríamos crear una distracción," sugirió Lila. "Mientras algunos de nosotros llamamos la atención en otra parte del barco, los demás pueden entrar a las habitaciones y buscar los teléfonos."

"Eso podría funcionar," dijo Megan, entusiasmada con la idea. "Podemos dividirnos en grupos. Una parte de nosotras se encargará de la distracción, y la otra se asegurará de conseguir los teléfonos."

Con el plan en mente, ambas chicas comenzaron a organizarse. La noche iba a ser larga, pero sabían que era su única oportunidad para salir de esa situación. Mientras la oscuridad caía sobre el barco volador, la determinación iluminaba sus corazones, listas para arriesgarlo todo y recuperar su libertad.

La noche avanzaba, y el barco volador se iluminaba tenuemente con luces doradas que parpadeaban en el interior. Megan y Lila se reunieron en un rincón apartado de la sala principal, donde el murmullo de la tripulación se desvanecía.

"Megan," comenzó Lila, su voz suave y decidida, "hay varias salas en este barco. La sala de control, el comedor, la sala de descanso y, por supuesto, las habitaciones de los guardias. Cada una tiene su propia atmósfera."

"¿Y cómo nos movemos entre ellas sin ser vistas?" preguntó Megan, mirando a su alrededor. "Los guardias parecen estar en todas partes."