El Misterio Del Barco en el Cielo (versión Oficial)

Capítulo 8: El Caos Desatado

Stiven corría por los pasillos del barco, esquivando a los guardias que intentaban atraparlo. Su mente estaba en constante movimiento, buscando una salida. Pero de repente, un sonido ensordecedor resonó por todo el barco: la alarma.

"¡No, no, no!" murmuró Stiven, sintiendo que la situación se estaba saliendo de control. La alarma hizo que todos los guardias entraran en acción, y él sabía que debía encontrar a sus amigos rápidamente.

Mientras tanto, en la cabina del capitán, Alexander despertó abruptamente al escuchar el alboroto. Con rapidez, agarró su pistola y salió de su oficina, decidido a averiguar qué estaba sucediendo.

Al salir, se encontró con una escena caótica: guardias corriendo de un lado a otro y su hijo, Demian, en el suelo, recibiendo golpes de Nick.

"¡Alto!" gritó el capitán, su voz resonando con autoridad. "¿Quién eres tú?"

Nick, rápidamente, se giró hacia él, manteniendo una expresión desafiante. "Soy Nick Kech, amigo. No te olvides de mí," respondió, antes de girarse y escapar hacia el salón principal.

"¡Detente!" ordenó Alexander, pero Nick ya estaba corriendo, dejando a los guardias confundidos. Tenía un objetivo claro: liberar a todas las chicas atrapadas.

Al llegar al salón principal, Nick vio a las chicas reunidas, con expresiones de miedo y confusión. "¡Chicas, escuchen!" gritó, intentando captar su atención. "¡Todas corran! ¡Es su oportunidad!"

Las chicas, sorprendidas por la llegada de su salvador, comenzaron a moverse. "¿Pero qué está pasando?" preguntó una de ellas, con el rostro pálido.

"No hay tiempo para explicaciones," dijo Nick, mirando hacia la puerta. "¡Es ahora o nunca!"

Mientras las chicas comenzaban a escapar, Stiven apareció por la entrada, todavía esquivando a un grupo de guardias que lo seguían. "Nick, ¡ten cuidado!" gritó, viendo la confusión que reinaba en el salón.

"¡Vamos, todos afuera!" exclamó Nick, dirigiendo a las chicas hacia la salida. "No miren atrás, solo sigan corriendo!"

En ese momento, la puerta se abrió de golpe y el capitán Alexander entró, furioso al ver a su hijo en el suelo y a Nick rodeado de chicas. "¡Detén esto ahora mismo!" gritó, levantando su pistola.

"¡No te atrevas!" le advirtió Nick, sintiendo que la situación se volvía más peligrosa. "Si disparas, no solo te arrepentirás, tú también perderás a tu hijo."

Con el corazón latiendo con fuerza, Nick sabía que debían actuar rápido. La alarma seguía sonando, y el caos se intensificaba. "¡Stiven, ayúdame a llevarlas afuera!" gritó.

"¡Voy!" respondió Stiven, corriendo hacia las chicas y ayudándolas a salir.

Mientras el grupo se movía, Nick miró a Alexander una última vez. "Esto no tiene por qué terminar así. Si dejas que se vayan, quizás haya una oportunidad para todos."

Sin esperar la respuesta del capitán, Nick salió corriendo tras Stiven y las chicas, dejando atrás el alboroto y la incertidumbre. La noche era su aliada, y la libertad estaba al alcance de sus manos.

El grupo se precipitó a través de los pasillos del barco, el sonido de la alarma resonando en sus oídos. Nick y Stiven guiaban a las chicas, tratando de mantener la calma en medio del caos.

"¿A dónde vamos?" preguntó una de las chicas, visiblemente asustada.

"¡Sigan hacia la salida trasera!" respondió Stiven, su voz firme y decidida. "Ahí es donde podremos ver si hay un bote o alguna forma de escapar."

Mientras corrían, el sonido de pasos resonaba detrás de ellos. Los guardias estaban cada vez más cerca. Nick sintió que la presión aumentaba. "¡No miren atrás! ¡Solo sigan corriendo!" instó, tratando de infundirles valor.

De repente, un grupo de guardias apareció frente a ellos, bloqueando el camino. "¡Alto!" gritó uno, levantando su arma.

"¡A la derecha!" gritó Nick, señalando un camino alternativo. "¡Rápido!"

El grupo se desvió, corriendo hacia un pasillo lateral. Mientras avanzaban, Stiven se volvió hacia Nick. "¿Y ahora qué? No podemos seguir así para siempre."

"Solo necesitamos llegar a la cubierta superior," dijo Nick, buscando una salida. "Si encontramos un bote, podemos salir de aquí."

Al llegar a la cubierta, se encontraron con una escena desoladora: el barco estaba lleno de guardias, algunos intentando organizarse mientras otros buscaban a los fugitivos. Nick y Stiven se miraron, sabiendo que debían actuar rápidamente.

"¡Chicas, quédense detrás de nosotros!" ordenó Stiven, mientras se preparaba para enfrentarse a los guardias.

"¿Tienen un plan?" preguntó Ashley, quien había estado al lado de Megan todo el tiempo.

"Sí, improvisar," respondió Nick con una sonrisa nerviosa. "Pero primero, necesitamos distraerlos."

Mientras tanto, Demian, que había logrado levantarse, se unió a los guardias. "¡Están por aquí! ¡No los dejen escapar!" gritó, señalando hacia el grupo.

"¡Genial, el príncipe encantador!" murmuró Nick, mientras miraba a su alrededor. "¡Stiven, necesitamos un plan B!"

Stiven asintió, su mente trabajando rápidamente. "Podemos usar los barriles de suministros. Si los tiramos, crearemos una distracción."

"Buena idea," dijo Nick, señalando un grupo de barriles. "Vamos a hacer que estos chicos se ocupen de algo más que de nosotros."

Con determinación, se lanzaron hacia los barriles, empujándolos hacia el borde de la cubierta. Cuando los guardias se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. Los barriles rodaron, creando un estruendo ensordecedor y derribando a varios guardias en el proceso.

"¡Ahora!" gritó Nick, señalando la salida. "¡Corran!"

El grupo aprovechó la confusión para escapar, corriendo hacia la parte trasera del barco. Mientras cruzaban la cubierta, Stiven tomó la delantera. "¡Vamos, chicas, hay un bote de rescate por aquí!"

Al llegar al borde, Nick se detuvo un segundo para mirar hacia el mar. "¿Todos están listos?" preguntó, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.



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En el texto hay: aventura fantastica

Editado: 16.09.2024

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