Nick despertó lentamente en una habitación grande y acogedora, llena de luz suave que danzaba a través de las cortinas de lino. A su alrededor, la decoración era una mezcla de tradición y calidez: muebles de madera tallada y suaves almohadas que invitaban al descanso. Se sentía un poco adolorido, con vendajes que cubrían su cuerpo, pero la luz dorada del sol lo envolvía, dándole una sensación de paz.
Mientras intentaba orientarse, el sonido de las olas del mar se filtraba por la ventana, como un murmullo de bienvenida. De repente, una anciana de cabello plateado y ojos brillantes entró en la habitación, llevando consigo un aroma a hierbas frescas.
"Veo que ya despertó, señorito Nick," dijo con una voz melodiosa y suave, como si cada palabra estuviera impregnada de cariño. "¿Necesita algo?"
Nick, aún aturdido, la miró con curiosidad. "Eh... una pregunta, señora. ¿Dónde estoy exactamente?"
La anciana soltó una risa ligera, como el tintineo de campanillas. "Vaya, es el primero que me dice 'señorita' desde hace mucho tiempo. Está en la casa del lord, un lugar donde la luz y la sombra bailan juntas. Después de que el barco se hundió, usted y su amigo Stiven lograron resolver su caso. Quedó desmayado, y todos pensábamos que había partido, pero aquí está, como un nuevo amanecer."
"Entonces, ¿el lord me ayudó?" preguntó Nick, sintiéndose un poco más aliviado.
"Así es," continuó la anciana con una sonrisa. "Él, al saber que su hija estaba a salvo, desea ofrecerle algo más a usted y a su amigo Stiven."
"Ya veo," respondió Nick, sintiendo que la curiosidad lo envolvía. "¿Cree que pueda ver a mis amigos un momento?"
"Por supuesto," dijo la señora, inclinándose ligeramente. "Espere aquí un momento."
Con un suave movimiento, la anciana salió de la habitación, dejando a Nick sumido en sus pensamientos. En pocos momentos, la puerta se abrió de nuevo y entraron Stiven, Megan y Ashley, sus rostros iluminados por sonrisas que parecían brillar con la luz del sol.
"¡Nick!" exclamó Megan, acercándose rápidamente. "¡No sabes cuánto me alegra verte despierto!"
"¿Qué ha pasado? ¿Cómo llegué aquí?" preguntó Nick, sintiéndose un poco desorientado.
"Nos trajeron aquí después del incidente en el barco," explicó Stiven, su voz mezclando preocupación y alegría. "Pensamos que no ibas a despertar."
"El lord se preocupó mucho por ti," agregó Ashley, con una mirada de gratitud. "Él estaba ansioso por asegurarse de que estuvieras a salvo."
"Gracias por estar aquí," dijo Nick, sintiendo una oleada de calidez en su pecho. "No sé qué haría sin ustedes."
La anciana volvió a entrar, esta vez con una expresión de satisfacción en su rostro. "El lord desea hablar con ustedes. Ha preparado algo especial."
"Perfecto," dijo Megan, mirando a sus amigos con determinación. "Vamos a escuchar lo que tiene que decir."
Con un sentido de unidad y esperanza, se levantaron y siguieron a la señora hacia una sala de reuniones. A medida que cruzaban los pasillos, la casa parecía cobrar vida, con el susurro de las cortinas y el canto de los pájaros resonando en el aire.
Al llegar a la sala, el lord los recibió con una sonrisa cálida, su presencia irradiando serenidad. La luz del sol iluminaba su figura, como si todo estuviera en perfecta armonía. Aunque sabían que la batalla aún no había terminado, la conexión entre ellos prometía un nuevo comienzo, lleno de posibilidades y aventuras por venir.
Al entrar en la sala, el lord los recibió con una sonrisa llena de calidez. "¡Bienvenidos, mis jóvenes héroes!" exclamó, su voz profunda y resonante. "Estoy muy contento de verles a todos juntos. Gracias a su valiente desempeño en el caso, he decidido recompensarles adecuadamente."
Nick y Stiven intercambiaron miradas curiosas. "¿Recompensa?" preguntó Nick, sintiéndose un poco abrumado.
"Sí," continuó el lord, con un brillo en sus ojos. "He conseguido reunir una suma considerable de dinero para que puedan salir de su estudio en Bolivia y comenzar una nueva vida." Hizo una pausa, observando sus reacciones.
Stiven frunció el ceño, mirando a Nick. "¿Qué piensas?"
Nick, sintiendo una mezcla de nostalgia y reflexión, respondió: "La verdad es que preferiría quedarme aquí. Este lugar, a pesar de todo, me trae recuerdos. Es donde descubrimos nuestra fuerza y amistad."
Stiven asintió, comprendiendo. "Sí, lo mismo siento. No sé si estaríamos listos para dejarlo todo atrás."
El lord los miró con comprensión. "Está bien. Si prefieren quedarse, lo respeto. Aun así, recibirán el dinero. Es un reconocimiento a su valentía y habilidad."
"Gracias, lord," dijeron ambos al unísono, sintiendo un profundo agradecimiento por su generosidad.
Pero el lord no había terminado. "Además del dinero, quiero darles un regalo para su próximo caso." Se dirigió a un rincón de la sala, donde había unas cajas finamente talladas. Con un gesto elegante, las abrió, revelando un conjunto de armas impresionantes.
"Siento que estas herramientas les serán útiles," dijo, sacando unas pistolas con diseños personalizados, cada una reflejando un estilo único y sofisticado. "He hecho que se adapten a sus manos y personalidades."
Nick y Stiven miraron las pistolas, admirando los detalles intrincados en cada una. "Son increíbles," murmuró Stiven, sintiendo la calidad del metal entre sus dedos.
El lord continuó, sacando también unos cuchillos, cada uno con un diseño diferente que parecía contar una historia propia. "Estos cuchillos han sido forjados con los mejores materiales. Cada uno está hecho para ustedes, con un toque especial que les recordará su valentía."
"Esto es demasiado," dijo Nick, sintiendo una mezcla de emoción y gratitud. "No necesitamos tanto."
"Pero lo merecen," insistió el lord, con un brillo en sus ojos. "Cada uno de ustedes ha demostrado ser digno de confianza y valentía. Estos regalos son un símbolo de lo que han conseguido y de lo que están por lograr."