Mientras Nick, Stiven, Zheng y Mei Lin disfrutaban del festival, Li Xing se encontraba furioso en su escondite.
"¡Maldición! ¿Cómo es posible que no hayan podido matar a ese maldito Nick y al viejo Zheng?" gruñó, golpeando la mesa con furia.
Uno de sus hombres más leales se acercó con cautela.
"Señor, parece que fallaron porque los refuerzos llegaron a tiempo. Ahora tendremos más problemas encima".
Li Xing lo fulminó con la mirada.
"Eso ya lo sé, idiota. Pero no voy a permitir que esos entrometidos interfieran en mis planes" dijo, con los ojos brillando peligrosamente. "Llama a mi mejor hombre, el ninja Takeshi. Es hora de que intervenga en persona".
El subordinado asintió con temor y se apresuró a cumplir las órdenes.
Mientras tanto, en el pueblo, Zheng le explicaba a Nick y Stiven algunas técnicas de artes marciales.
"Presten atención, chicos. Les voy a enseñar unas katas que les serán muy útiles" dijo, con seriedad.
Los jóvenes lo miraron con interés, recordando sus propias experiencias con las armas.
"Ah, no se preocupe, maestro Zheng. Ya tenemos algo de experiencia con eso" dijo Nick, con una sonrisa traviesa.
Stiven asintió, riendo.
"Sí, no somos unos novatos. Pero estamos listos para aprender lo que tenga que enseñarnos".
Zheng los miró con una mezcla de sorpresa y orgullo.
"Me alegra ver que tienen una buena base. Entonces, vamos a trabajar con las catanas. Les enseñaré algunos movimientos fundamentales".
Nick y Stiven intercambiaron una mirada cómplice, emocionados por la oportunidad de perfeccionar sus habilidades.
Mientras tanto, en algún lugar, Takeshi, el ninja de Li Xing, se preparaba para entrar en acción, listo para enfrentar a los incómodos obstáculos que se interponían en los planes de su amo.