Una noche, mientras Nick y sus amigos descansaban después de un intenso entrenamiento con Zheng, Nick se acercó al maestro con una expresión preocupada.
"Maestro Zheng, hay algo que me ha estado inquietando. He tenido un extraño sueño recurrente, y me preguntaba si usted podría interpretarlo".
Zheng lo miró con atención, invitándolo a continuar.
"En mi sueño, me encontraba en un antiguo templo junto a un lago. Había una sensación de paz y espiritualidad en el lugar, pero también una energía poderosa y misteriosa. Luego, escuchaba una voz que me llamaba, pero no lograba entender lo que decía".
Zheng asintió lentamente, su semblante tornándose serio.
"Interesante, Nick. Lo que has soñado no es un sueño cualquiera, sino una antigua profecía".
Los ojos de Nick se abrieron con asombro, y los demás jóvenes se acercaron, intrigados.
"Según la leyenda, solo el elegido, aquel destinado a salvar nuestro mundo de una gran oscuridad, puede soñar con ese templo y ese lago. Es una señal de que has sido escogido para una misión extraordinaria".
Nick se quedó sin palabras, procesando la revelación. ¿Acaso él era el elegido?
Zheng continuó: "Y no estarás solo en esta aventura. Otros como tú también han sido convocados para enfrentar esta amenaza".
En ese momento, una figura emergió de entre los árboles, acercándose con pasos elegantes. Era una mujer de aspecto noble y mirada serena.
"Bienvenidos, jóvenes elegidos" dijo ella. "Soy Guanyin, la Bodhisattva de la Compasión. He venido a guiarlos en su viaje".
Detrás de ella, apareció un hombre de imponente presencia, con una larga barba blanca.
"Y yo soy Lao Tzu, el Maestro Celestial. Juntos, les mostraremos el camino para cumplir con su destino".
Nick y sus amigos intercambiaron miradas, una mezcla de asombro y determinación reflejándose en sus rostros. Sabían que una gran aventura les aguardaba, y que no estarían solos en ella.