Mientras Nick se marchaba con Guanyin y Lao Tzu, sus amigos en el dojo se preparaban para la batalla que se avecinaba.
Zheng se acercó a Mei Lin y Stiven con una mirada seria.
"Bien, ahora que Nick se ha ido, es tiempo de que intensifiquemos nuestro entrenamiento. La mafia y cualquier otra amenaza que se presente serán un desafío formidable".
Mei Lin asintió con determinación. "Estamos listos, maestro. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para proteger a nuestra comunidad".
Stiven apretó los puños, un brillo de resolución en sus ojos. "No descansaremos hasta que hayamos erradicado esa escoria de nuestras calles".
En ese momento, un hombre alto y fornido entró por la puerta del dojo. Era Ling, el hermano mayor de Mei Lin.
"He venido tan pronto como me llamaste, Zheng. ¿Qué necesitas que haga?", preguntó Ling con voz grave.
Zheng se acercó a él y le puso una mano en el hombro. "Tu hermana y sus amigos tendrán que enfrentar a la mafia mientras Nick está ausente. Necesitamos que nos ayudes a entrenarlos y a liderar la defensa de nuestro barrio".
Ling miró a Mei Lin y luego a Stiven, evaluándolos con la mirada. Después, una sonrisa apareció en su rostro.
"Será un honor. Voy a hacer que se conviertan en los mejores luchadores que haya visto este barrio".
Mei Lin sonrió con orgullo. "Sabía que podíamos contar contigo, hermano."
Zheng asintió satisfecho. "Entonces, comencemos. Tenemos mucho trabajo por delante".
Mientras tanto, Nick se encontraba en un lugar desconocido, rodeado por la presencia imponente de Guanyin y Lao Tzu. Sabía que su verdadero entrenamiento estaba por comenzar, y que debía estar listo para enfrentar los desafíos que se avecinaban.