Capítulo 21: El Camino del Elegido

Nick se encontraba de pie entre Guanyin y Lao Tzu, su mirada llena de determinación. Sabía que el momento de su verdadero entrenamiento había llegado.

"Joven elegido, has sido convocado para cumplir con una gran responsabilidad", dijo Guanyin con voz serena.

Lao Tzu dio un paso al frente. "Desde este momento, tu vida estará dedicada a dominar las artes espirituales y marciales que te permitirán enfrentar la oscuridad que se avecina".

Nick asintió, sintiendo el peso de la tarea que se le había encomendado. "Estoy listo. Haré lo que sea necesario para estar a la altura de mi destino".

Guanyin sonrió con aprobación. "Tu espíritu es fuerte, Nick. Pero este camino no será fácil. Deberás aprender a equilibrar la fuerza física y la sabiduría espiritual".

Lao Tzu extendió su mano, y en ella apareció un antiguo pergamino. "Este es el Tao Te Ching, la base de nuestra filosofía. Deberás estudiar sus enseñanzas y aplicarlas en tu entrenamiento".

Nick tomó el pergamino con reverencia, sintiendo la energía que emanaba de él.

"Comenzaremos con la meditación y el control de tu chi. Aprenderás a canalizar tu energía vital y a usarla para fortalecer tanto tu cuerpo como tu mente", explicó Guanyin.

Durante las siguientes semanas, Nick se sumergió en un riguroso entrenamiento bajo la guía de Guanyin y Lao Tzu. Meditaba por horas, aprendiendo a vaciar su mente y a conectarse con la esencia del Tao. A la vez, practicaba movimientos de artes marciales, con una fluidez y precisión que parecían sobrehumanas.

Conforme avanzaba, Nick comenzó a sentir una transformación interna. Su cuerpo se volvía más fuerte y ágil, y su mente se volvía más clara y enfocada. Comprendía cada vez mejor los principios del Tao y cómo aplicarlos en la batalla.

En un momento dado, Lao Tzu se acercó a él con un semblante serio.

"Has progresado rápidamente, joven elegido. Pero aún te falta una lección fundamental: el equilibrio entre la fuerza y la compasión. Debes aprender a usar tus habilidades para proteger, no para dañar".

Nick asintió, absorto en las palabras del sabio. "Entiendo. Debo encontrar la armonía entre mi deber como guerrero y mi responsabilidad de velar por los demás".

Guanyin sonrió complacida. "Así es, Nick. Sólo cuando hayas dominado este principio, estarás listo para enfrentar los desafíos que te esperan".

Nick se inclinó respetuosamente ante sus maestros, sintiendo cómo su determinación se fortalecía con cada lección. Sabía que el camino sería arduo, pero estaba decidido a estar a la altura de su destino como el elegido.