El misterio en tus entrañas

Capitulo 1

La adolescente (Ya casi adulta), Artemis D'Angelo, se encontraba en una cafetería observando por la ventaba, en su mente divagaban las imágenes del pueblo al cual se mudaría junto con su madre

Las pocas personas que se encontraban en el lugar observaban a la castaña con una mezcla de intriga y admiración 

La chica era hermosa, nadie en el sitio podía negarlo, pero desprendía un aura de misterio y leve terror que te hacia alejarte 

La camarera del lugar se acerco a su mesa de manera vacilante, había perdido contra las otras empleadas; y para ser sinceras, ninguna quería acercarse a la adolescente, así que habían jugado piedra, papel o tijera y la chica morena de cabello corto había terminado perdiendo

Artemis volteo a mirarla y rodo los ojos de manera leve, le molestaba la gente que no era decisiva

-Bienvenida, ¿Qué desea ordenar? - Su voz tenia un leve matiz tembloroso.

-Un café negro y dos tartas de fresa - La voz de la chica sonaba suave pero demandante, se levanto de la mesa con seguridad volteando a ver a la contraria de manera fija, la camarera dio un paso hacia atrás al ver sus ojos tan inexpresivos - Y por favor lo quiero para llevar, tengo prisa

 

Siento una molestia incandescente en los ojos obligándome a levantarme para poder tapar mi rostro, miro hacia un lado observando la ventana, ya era de mañana y el sol caía directo a mi cara

Escucho el sonido del papel siendo aplastado, levanto un poco mi pierna retirando la bolsa en la cual había traído las tartas para mi madre y para mi

-¿Dormiste bien Arte? - Mamá me mira con una pequeña sonrisa

-¿Que hora es, porque no me despertaste antes? - La observo a detalle, tiene unas leves ojeras y se ve cansada - Se suponía que tenias que despertarme a las 3 para cambiar turnos de manejar

-Te veías muy cansada y yo aun podía seguir, además son las 6 y el pueblo ya esta muy cerca, no te preocupes cariño

La miro un poco más para al final aceptar, sabia que mamá era terca y no cedería tan fácil

A lo lejos veo un cartel, era simple y algo viejo, las palabras "¡Bienvenidos a Dorwil!" danzaban como si fueran escritas de manera apresurada, las letras rojas, a pesar de todo se veían brillantes y carmesís con el sol de la mañana

Miro un poco mas tratando de grabarme todo a detalle, el lugar se veía como en las típicas películas, casas una junto a las otras de colores pasteles o veraniegos, además de grandes arboles en los patios, imaginándome que hacían una gran sombra

-¿Porque no hay nadie en las calles?

-Arte, son las 6 de la mañana, tal vez es un poco temprano aquí

-Es cierto - Me vuelvo a acomodar en el siento mirando el cielo a través de la ventana

Había aceptado mudarme con mi madre a este nuevo pueblo para alejarme de todo, quería alejarme del bullicio, de las personas pero mas que todo, quería alejarme de los recuerdos

A lo lejos la casa que habíamos comprado (Tanto con su dinero como con mis ahorros) con esfuerzo, se veía como un manchón,  era una simple casa de paredes blancas ya amueblada, lo que en realidad me había gustado era el patio, este tenia un enorme árbol y mas allá de este se extendía un pequeño bosque

Aunque supongo que en todos los patios este bosque se extendía, digamos que Dorwil era un pueblo en forma de circulo y la mitad de este lo cubría un bosque espeso y para ser sinceros hermoso

Al principio me había mostrado reacia, pensaba que habría miles de mosquitos, humedad y animales salvajes, (Cosa en la cual me había equivocado en todo)

Dorwil era el pueblo mas pacifico que encontraras en toda tu vida, todos se ayudaban entre todos, nadie rompía la rutina, tenia un toque de queda para evitar accidentes y para completar, todos los Domingos se hacia un tipo de asamblea para que cada integrante de la familia diera opiniones sobre su semana

Era levemente extraño pero tranquilo

Salgo de mis pensamientos cuando escucho a mamá llamarme

-Artemis, ya llegamos, ve desempacando las cosas cariño

-Claro mamá

Abro la puerta del auto apresurada, mis piernas se sienten levemente dormidas por el tiempo que pase sentada, voy hacia el maletero para sacar mi mochila y las pocas cajas que tenia en mi poder

No era una persona tan apegada a las cosas materiales, para mi eso significaba tenerles un sentimiento de posesividad y en realidad lo tenia con cosas que podía contar con los dedos de una mano

Miro al rededor viendo a algunas personas asomarse por las ventanas, no estaban tan dormidos como pensaba

Abro la puerta de entrada con las cajas amontonadas en mis brazos, no observo mucho la sala de estar y paso directo a mi cuarto

Este era espacioso y de un hermoso color rojo con repisas blancas, amaba el color rojo y que este cuarto fuera de ese color me vino perfecto

Era un tipo de coincidencia tras otra

Miro por la ventana de mi habitación al patio, el árbol hacia una gran sombra y luego de este el bosque se mecía con suavidad

-¡Arte, ven acá, unos vecinos quieren saludar!




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