El Mito De Las Tres Furias

Las Innombrables

Estando en un laberinto, es fácil perder la noción del tiempo, una hora puede parecer muchas, el tiempo parece ir lento o rápido, esto provoca distintas sensaciones dependiendo de cada persona, las más comunes son: la desesperación por encontrar una salida, el miedo de morir allí, no regresar a casa, ni siquiera los restos, la ansiedad que muchas veces lleva a la locura, la resignación se presenta al final, todo primero afecta la mente y el espíritu. Se necesita mucho entendimiento, coraje, ganas de seguir viviendo, sobre todo la esperanza es la última que debe morir.

Atrapados en el antiguo e inmenso templo griego, Daniel, Ivana, Aresio son los primeros en cientos de años en caminar los alrededores de la espaciosa sala, buscando alguna pista de como salir y también a sus compañeros David, Franz y Norman. El agotamiento ha sido rapido y pesado, queda poca agua y el estómago cruje, aún Daniel guarda una barra de chocolate, un regalo de Franz.

En esta sala desde lo más alto unas aberturas dejan entrar oxígeno y luz que se refleja en el blanco piso de mármol, no hay nada más, excepto por unas cadenas con grilletes situadas en el centro y unas esculturas a los cuatro puntos cardinales, una a cada lado, detrás de cada una de éstas hay un pasadizo siniestro. Daniel y los demás deciden parar a descansar, Aresio coloca la cámara de manera que enfoca a los tres mientras conversan.

- esto aún me parece increíble que estemos atrapados aquí, no sabemos nada de los demás y apenas tenemos agua - comenta Aresio después de tomar un poco de agua.

- hemos buscado por horas alguna salida, al menos una grieta o como poder comunicarnos, pero nada nos ha resultado - dijo Ivana.

-  no podemos rendirnos, debe haber algo, una manera. Esta edificación es increíble, porqué harían algo así? y porqué en este sitio tan alejado?, que querían mantener oculto?. Se pregunta Daniel - los que construyeron esto debieron salir por algún lugar, debemos pensar en eso.

Se quedaron en silencio por más de un minuto, Daniel recostado de una de las esculturas recorría con su mirada toda la sala, observaba detenidamente cada una de ellas y notó que las cuatro eran distintas, además algo le había pasado desapercibido, a una altura mayor estaba el nombre de cada una, de izquierda a derecha Daniel las señaló con el dedo y dijo.

- que?... estas son Alecto, Megera, Tisífone - y sobre la que él estaba recostado - y ella... es la diosa Atenea.

- y eso que, que significa? - preguntó Aresio.

- no han escuchado de ese mito?, es más antiguo que el que les había contado, pero es definitivamente más conocido, la orestiada es muy famosa.

Aresio disminuyó su interés - Daniel, en que nos podría servir un cuento en estos momentos? - dijo.

- bueno estamos aquí en un templo construido aparentemente en honor a ellas y a Atenea, quizá podamos entender algunas cosas de este lugar si sabemos la historia.

- yo he oído del título de esa obra, pero no le he prestado gran atención, si crees que conociendo la historia podamos encontrar alguna pista de como salir pues adelante - dijo Ivana, Aresio se recostó de su mochila en el suelo y dijo.

- cuéntanos del mito.

Él se remontó al principio, mucho antes de los dioses del olimpo, cuando las terroríficas erinias nacieron, éstas surgieron de la sangre derramada por Urano sobre Gea luego de que su hijo Crono lo castrara, por lo tanto son deidades que incluso los posteriores dioses les temían, por ser las diosas infernales de la venganza, castigaban las infidelidades, los asesinatos entre familiares, entre otros. Horrendas y sin piedad según cuentan antiguos textos griegos y romanos perseguían incansablemente al culpable hasta morir y arrastrar su alma al infierno donde sufrirían por siempre.

"La Orestiada" de Esquilo, cuenta un caso referente a ellas.

Todo comienza cuando Agamenón rey de Micenas y Argos regresa de la guerra de Troya, luego de diez años de lucha sale victorioso. Su esposa Clitemnestra lo espera en el palacio real, pero ella todo este tiempo ha estado planeando matarlo por haber ofrecido a su propia hija Ifigenia en sacrificio a Artemisa solo para aplacar los vientos contrarios y ser favorecido en la guerra. Igualmente mantiene una relación adúltera con Egisto, primo de Agamenón pero fuera del linaje principal de la familia, mas él confabula con Clitemnestra para luego reclamar el trono como suyo.

Una noche mientras Agamenón dormía, muy silenciosamente Clitemnestra entró en la habitación, todo su cuerpo temblaba, casi dejaba caer el cuchillo que sostenía con sus manos, pero entonces recordó a su hija y como tuvo que callar mientras era sacrificada, en eso recobró la fuerza, con mirada fría, alzando sus brazos apuñaló repetidas veces el pecho de Agamenón, que lo último que vio fue el rostro iracundo de su esposa sobre él.

Mas tarde Electra, hija de ambos, al enterarse de lo que su madre había hecho y ante la autoproclamación de Egisto como rey desató su furia y juró que se vengaría. Ella entonces recurrió al dios Apolo y éste le dijo que buscara a su hermano Orestes y lo convenciera de vengar a su padre.

Electra cumple su cometido y depierta la ira en su hermano, el cual acepta asesinar a Egisto y luego a su madre, que se entera de los planes de Orestes. Poco después Electra hace circular una falsa noticia de que Orestes había muerto en una emboscada, por lo que Clitemnestra se alegró e hizo que bajaran la guardia. De noche y con espada en mano ingresó Orestes en el despacho del nuevo rey, tomó una lanza y de sorpresa le atravesó el hombro derecho, antes de que exclamara el grito de dolor, con la punta de su espada le cortó la garganta, luego se retiró dejando a  Egisto morir lentamente.

Clitemnestra que se encontraba cerca, se percató que algo había ocurrido en eso vislumbró una sombra dirigirse hacia ella. Inmediatamente corrió despavorida pero en su propia habitación quedó sin salida, estando frente a él, como último recurso trató de hacerlo entrar en razón, pero nada de lo que dijo resultó, no perdonaría. Por ultimo se resigno y aceptó su destino no obstante mirándolo a los ojos lo amenazó, después de haber consumado su venganza las Erinias vendrían por su cuerpo y alma para se atormentado por toda la eternidad. Él ignorando su advertencia y sin apartar su mirada, de un fuerte golpe hirió de muerte a su madre.



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En el texto hay: mitologia griega, supervivencia, muerte

Editado: 13.03.2020

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