Se intensifica la búsqueda pero cada día es más desalentador. La misteriosa desaparición de este equipo de investigación ha dado la vuelta al mundo.
La esposa de Daniel, Sylvia, hace cuatro días que recibió la triste noticia, el presentimiento se había hecho real, un día antes de marcharse ella tuvo un sueño en el que lo veía en un lugar sucio y oscuro. Desde entonces ella se encuentra en Tesalia, dejó a Mat con el abuelo prometiendo que todo estaría bien, que regresaría pronto junto con su padre. Con permiso del jefe de los bomberos se integró al equipo aéreo para estar más cerca, buscando desde un helicóptero al menos un rastro de su paradero.
Por hoy ya todos deben retirarse, han hecho un gran esfuerzo.
- continuaremos mañana temprano - dijo el jefe de los bomberos.
- si, pero no nos podemos dar por vencidos, se que los hallaremos - dijo Sylvia.
- señora se que no hay que perder la fe y usted ha sido muy valiente al venir aquí, pero me han informado que si no los encontramos en los próximos dos días, no tendremos más opción que detener la búsqueda, créame que, lo siento mucho - dijo y se retiró.
Ella se quedó muy preocupada mirando a la montaña.
- yo se que estás ahí, aparece por favor - pensaba - jamás me iré, no sin ti.
- ayudaaaaaa!!! - gritaba Daniel, ante los fuertes e incesantes golpes, la puerta comenzaba a agrietarse. Nada podía hacer, malos pensamientos lo tentaban - tal vez deba hacer lo que ellas quieren - pero después de lo que hizo Aresio juró hacer lo posible para sobrevivir, no podía hacerlo. Alida le había dicho que iba a tomar su forma para hacerle daño a su familia, pero no resultaría si él muere primero, si se suicidaba no podrían utilizarlo, pero alejó ese pensamiento de su mente. Aún en posición fetal, en un acto de rabia con sus pies comenzó a patear la pared - ya basta! basta! basta! - decía cada vez, aunque malgastaba lo que le quedaba de energía sentía ese impulso, pero notó algo extraño. Se sentó y miró bien donde había pateado, una forma cuadrada de unos cincuenta centímetros se hundió levemente.
- q… que es esto? - susurró ante la extrañeza.
Rápidamente volvió a recostarse y uniendo ambos pies comenzó a patear lo más fuerte que podía, miró y el bloque se hundía más y más hasta que sintió que ya podía empujarla con las manos, sin ni siquiera pensar a donde conducía de inmediato se escabulló por esa apertura, al estar del otro lado se tomó un instante para alumbrar con el celular, era una habitación. Reaccionando al saber que las furias derribarían la puerta se dispuso a colocar el bloque nuevamente como estaba. Mirando detenidamente buscó alguna salida pero no halló ninguna, en el centro de la habitación estaba una fuente, se acercó y notando que desde arriba se filtraba agua que la llenaba no dudó en beber hasta quedar sin aliento.
-aaah! al fin algo bueno, pude escapar y llegué aquí, también encontré agua, será que mi suerte comienza a cambiar? - dijo respirando de alivio.
- no le dejes todo a la suerte Daniel - escuchó una voz muy cerca de él.
Se asustó mucho, alumbrando hacia todas direcciones.
- quien rayos… quien ha dicho eso?.
- Daniel mira aquí, en la fuente - dijo nuevamente.
Asomándose lentamente con inquietud echó un brinco hacía atrás cayéndose al ver el rostro de una mujer reflejada en el agua.
- Sy…Sylvia? - apenas pudo pronunciar - oh no otra vez! esto es otro engaño, verdaderamente mi mente me está fallando.
- así es como me ves, como tu esposa? en realidad estás muy enamorado de ella. Yo soy real, al menos una porción de mi esencia se ha manifestado, no estás alucinando, te ayudaré a salir de aquí - decía esta mujer mientras salía de la fuente.
Daniel asombrado no sabía ni que responder, lo que si sucedía es que al verla se tranquilizaba, aunque estaba envuelta en un aura luminosa no le molestaba en los ojos, tenía un vestido blanco igual de luminoso y su rostro idéntico al de su esposa, se contenía de no ir a abrazarla.
- sabes quien soy? - le preguntó estando frente a él.
- bueno, eres… tienes la figura de mi esposa, Sylvia, pero tu voz es distinta - respondió estando sentado sobre el suelo.
- estás en lo correcto pero no tomé la forma de Sylvia a propósito, son tus ojos, la persona que más deseas ver se refleja en mi.
- mis ojos - dijo él.
- yo soy Atenea para los griegos, Minerva para los romanos, te agradezco que por fin encontraste este sitio - le dijo ofreciendo su mano para ayudarlo a levantar.
- la diosa... Atenea? - él la tomó, poniéndose de pie - en realidad es usted, la diosa de la sabiduría, como es posible?, cierto con todo lo que me ha pasado ya no debería impresionarme, pero supongo que no puedo evitarlo.
- si Daniel, pero como te he dicho antes es una porción de mi esencia espiritual, siempre estuve aquí por si ocurría lo que temía, desgraciadamente las erinias o furias lograron escapar del Hades, sin embargo quedaron limitadas a estar dentro del templo gracias a aquél romano que recitó un hechizo de Apolo y que luego dio su propia vida.
- por qué has aparecido en este pequeño lugar?.
- yo te guíe aquí. Recuerdas aquel sueño?.
- a la tercera puerta… - lo recordó.
- si, sabía que te esconderías allí y al hacerlo encontrarías ese pasadizo secreto. Aquí en esta habitación debías buscar la forma de salir vivo, el detalle con que no contaba es que pude manifestarme solo para ti, gracias a que tú posees algo mío - ella se refería a la mano de oro que Daniel metió en su mochila - ahora podré explicarte como salir pero eso implica que tendrás que detener a las furias.
- es imposible, yo le corté la cabeza a Alida pero seguía viva y mató a Aresio, son aterradoramente fuertes - dijo cubriéndose los ojos.
- siento mucho por todo lo que has pasado, la pérdida de tus amigos en manos de ellas. Precisamente por ellos es que debes seguir, sus almas no descansan en paz, están presas. Yo te mostraré como - dijo y en un movimiento de su brazo se encendieron cuatro candelabros en las esquinas iluminando por completo en lugar - claro que es necesario que aceptes, porque estarás comprometido a cumplir con todo lo que te diré y no habrá marcha atrás.