El modelo perfecto del amor

Diecinueve

Giselle

Estoy teniendo un déjà vu, desde mi habitación puedo escuchar a Luke gritar y mientras bajo las escaleras con tan solo puesta la pijama y una bata, veo a Ethan y Sebastián.

Froto mi rostro con una mano, miro confundida a Sebastián quien tiene un paquete de palomitas y soda mientras ve como Luke enloquece.

Creo que es buen momento para aclarar porque siempre parece que a Luke le dará algo cada vez que ve a Ethan.

Ethan ama molestar a Luke con el tema de Anastasia, Luke odia que le digan sus verdades más el hecho de que rompió el corazón de su hermana hace un tiempo, o sea, a mi.

Entonces en cada ocasión siempre son los mismos gritos, una y otra vez.

—¡Al menos yo tuve el valor de pedirle una cita!

—¡Y lo arruinaste!

Estoy rogando internamente, ojalá papá ya esté en el trabajo para que no los escuche.

Sebastián lleva un puñado de palomitas a su boca y mastica entretenido, creo que ni parpadea.

—¡Enfrenta de una vez tus malditos sentimientos!

—¡Y tu ten el valor de decirle a mi hermana que la sigues queriendo!

Escucho un jadeo proveniente de la puerta de la cocina donde se encuentra Alina con un paquete de gomitas y los ojos bien abiertos, me mira y luego a ellos, le hago un gesto de que se calle y asiente.

—¿Si lo hago, haras lo mismo? —menciona.

Lo está tentando, lo sé.

Luke aprieta la mandíbula, no lo hará.

Una parte de mi cree que sus discusiones son como una forma rara de apoyo y amistad, que no se caen tan mal como pretenden.

Ni siquiera quiero ponerle atención a su "¿si lo hago lo haces?" porque me gusta ser ignorante y pensar que es parte de su plan.

¿Ana y Luke? No sé como funcionaria eso, suena algo explosivo y para eso Luke tendría que decir que es lo que quiere y Ana, tendría que... simplemente ver lo que es mejor y quiere para ella.

—Acepto —sentencia, sorprendiéndonos a todos.

Sebastián se ahoga con sus palomitas, yo casi caigo de cara en las escaleras y ellos... notan mi presencia.

Y entonces es cuando siento el temor apoderarse de mi, ni en mis más ilógicos sueños algo así pasa, es más, mis sueños con trabajo y los retengo más del tiempo necesario.

La cara de luke refleja satisfacción y me señala con la barbilla.

—Hazlo, adelante.

No puedo creer que me esté vendiendo, prácticamente.

—Giselle...

—No —lo detengo, no quiero que lo haga y mucho menos así —Ni te atrevas.

Rueda los ojos y camina hasta mi, retroceso un par de pasos.

—Vamos, corazón —la mención hace que me distraiga un poco.

Parpadeo rápidamente cuando me toma cargándome como si fuera un saco, doy un grito al ver mi cara tan cerca de mi el suelo.

—¡Maldita sea, Ethan, bajame! —exijo entre gritos, las risas de los demás resuenan.

—¡Te dijo corazón! —grita Alina.

—Lo siento, corazón —dice, creo que debería acostumbrarme a escucharlo otra vez —Pero tu y yo tenemos algo pendiente.

Camina hasta la puerta y salimos, bueno, él me saca.

—¿Ah, si? —murmuro, sacudo la cabeza —¡Luke, haz algo, no seas un inútil!

—¿Y así quieres que te ayude? —devuelve, observando todo desde la distancia —Olvidalo.

—¡Se un buen hermano mayor y detenlo!

—¡Lo siento, voy tarde al trabajo!

—¡Me lleva en contra de mi voluntad! —grito mientras me mete al coche.

—¡Estoy seguro de que en un rato se cansa y te devuelve!

Gruño, me acomodó en mi lugar.

Bajo la vista a mis pies descalzos y cruzo los brazos porque ni siquiera traigo sujetador, por suerte me lavé los dientes antes de bajar.

Por la ventana veo como dejamos atrás la casa, toma la carretera principal.

—¿Me explicaras a donde vamos?

—Nop —contesta con palpable diversión.

—Tu y yo tenemos una forma rara de darnos los buenos días.

—Si tienes una mejor idea, te escucho.

Muerdo mi mejilla interior desviando la mirada. Si, se me ocurren un par de ideas mejores.

—¿Qué esta pasando por esa cabeza tuya? Te sonrojaste.

Suelto un poco de aire, niego con la cabeza y me inclino un poco moviendole a la radio.

—En nada —musito —Deberiamos volver, no tengo ropa.

—Yo te veo vestida.

Le doy una mala mirada, sigo buscando una estación sin éxito.

—Me refiero a que aparecer en la portada de una revista de chismes así no es exactamente mi sueño.

—Conpramos ropa.

—No traigo ni mi celular, menos dinero.

—Yo lo haré, después de todo yo te saqué así de la casa.

—Tus soluciones son alucinantes, Ethan, casi milagrosas.

—Mal humor a la vista.

Evito abrir la boca, me distraigo un par de minutos mirando la cuidad y tarareando una canción que sonaba en la radio, luego, a mi mente llegaron recordatorios de que debía darme un paseo por Thais para ver como van las cosas por allá.

Ethan abre la puerta para mi, no es como si al menos hubiera notado que llegamos.

Subo mis piernas al asiento y las abrazo mientras niego

—No pienso bajar así, Ethan, estoy hecha un desastre.

—Si de algo te sirve, eres el desastre más bonito que he visto.

Intento, juro que intento ocultar mi sonrisa pero fracaso estrepitosamente, sintiento como mis mejillas se sonrojan.

—Poetico, me inspiras a cada segundo.

—Deja de ser sarcástica y baja, muero de hambre.

—¿No podías comer algo antes de secuestrarme? —cuestiono, pongo un pie en el piso y me abrazo con fuerza —Ethan, la próxima procura que al menos este vestida. ¿Es tu venganza por no avisar con tiempo antes de una cita?

—Así que por fin admites que era una cita —dice, ignora lo anterior, empezamos a caminar al interior de la plaza —A mi me gusta tu pijama.

Nunca pensé agradecer tanto que una plaza este tan vacía porque así no ya habrá fotos en internet sobre mí.



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En el texto hay: humor romance juvenil, romance drama

Editado: 20.01.2021

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