—Definitivamente quiero hacerlo —Grace señala a papá con el tenedor.
Una vez más hemos salido a comer, en esta ocasión es para almorzar en un restaurante alejado de la casa de playa. Ellos comen langosta y camarones, yo opté por pechuga azada y ensalada.
Papá le sonríe. —Claro, ¿estas segura que son profesionales?
Grace ha decidido que quiere practicar algo que vio de camino, se trata sobre ir en algo como una tabla mientras un bote a motor te lleva con unas cuerdas. No me sorprende que quiera eso, Grace no le tiene miedo a nada.
—Suena maravilloso —Marissa opina—. Tal vez August también debería intentarlo, seguro tienes lo que se necesita.
Grace gira su rostro y sonríe enormemente. — ¡Si! ¡Qué buena idea! ¡Ambos podemos hacerlo!
August le da un vistazo. —¿Ski acuático? No sé, no es lo mío honestamente.
Grace toma su brazo con ambas manos y lo sacude. —Por favor, será divertido —August entorna los ojos—. Además, eres deportista, ¿no? No será difícil para nosotros, estamos acostumbrados a ser activos y todo eso.
Papá sonríe aunque no luce tan feliz, luego me mira. — ¿Te unirás con ellos?
—Aún no he aceptado —August mueve su brazo para tomar la sal, aunque parece que solo quiere apartarse de Grace.
—Deberías —Marissa mira a mi padre—. Así mientras nosotros estamos en el Spa, ustedes pueden realizar esa actividad.
—Estoy de acuerdo —papá afirma.
Suspiro, moviendo mi mirada a uno de los cuadros en la pared. Es una playa solitaria con un bote roto y viejo en la orilla, una botella medio enterrada en la arena y un mar azul.
—Grace, ¿Por qué no vas con Annette a preguntar de los horarios después de comer?
Junto las cejas mientras Marissa sonríe y Grace voltea hacia August. — ¿Por qué no vienes también? Así miran que somos tres, ya sabes.
August clava el tenedor en lo último que tiene en el plato. —No quiero hacer ski acuático.
—August —Marissa pronuncia su nombre como si fuera una advertencia.
Él termina de masticar y baja los hombros. —Claro, lo haré.
Recuesto mi codo sobre la mesa pensando en todo esto. ¿Tendré que pasar el verano así? ¿Realizando actividades que mi hermana escoge? ¿Fingiendo que no quiero estar en otra parte?
— ¿Dónde se supone que vamos a preguntar? —August mira a Grace.
Ella acomoda un mechón detrás de su cabello. —Ah pues, los vi en la playa, después de La Villa, ¿sabes? Entonces, no sé, podemos bajarnos por ahí y buscarlos.
August y yo suspiramos casi al mismo tiempo.
—Estacionemos aquí y mientras ellos van, veamos estas tiendas —Marissa señala al frente.
Papá asiente y le muestra una sonrisa. —Buena idea.
Grace, quien va en el medio, se inclina sobre mí para ver las tiendas de ropa que hay en grandes y elegantes locales. Es un contraste interesante con las tiendas mucho más pequeñas y coloridas al otro lado de la ciudad, como la del abuelo.
Este lugar es una mezcla de lujo y no lujo, todo divido por La Villa. No sé quién planeó hacerlo de esta manera, creo que siempre ha sido así aunque con el paso del tiempo parece ser mucho más evidente que nunca.
Sé que no es un lugar ni muy pequeño ni muy grande y recuerdo que cuando era niña, en el otro lado también había un par de lugares que eran consideradas marcas de “lujo” como lo llama papá, aunque siempre ha sido una ciudad con todo tipo de personas pero también recuerdo que no visitábamos mucho el otro lado.
Marcus ha vivido aquí por mucho tiempo según recuerdo. Me pregunto si yo hubiera salido al otro lado, lo hubiera conocido antes.
—Vamos —pide Grace cuando el auto ya está estacionado.
Cubro mi rostro de los rayos del sol con mi mano extendida sobre mi frente y espero a que Grace salga, sin embargo ella opta por salir del otro lado. Cuando estamos afuera, Marissa nos avisa que estarán por allá, en las tiendas.
—Los vi por allí justamente —señala al frente, un grupo de personas que llevan trajes de neopreno están reunidos cerca de la orilla del mar.
Al empezar a caminar, August se mueve a mi lado izquierdo, dejándome en medio de ellos.
Grace se toma de mi hombro para no perder el balance cuando caminamos sobre la arena, ella lleva unas sandalias altas y eso le dificulta más que a mí con mis zapatillas deportivas.
— ¡Hola! —Grace sonríe ampliamente a uno de los posibles instructores, luce como de unos veinticinco años—. Um, queremos saber información sobre todo esto.
Él le da una sonrisa amistosa. —Claro que sí, ¿ustedes tres?
Hago una mueca. —Yo no.
Grace entorna los ojos viéndome pero rápidamente se olvida de mí, regresa su atención al instructor mientras él le explica sobre los precios, horarios, como se impartirán los cursos y demás.
August no parece entusiasmado tampoco, únicamente permanece de pie viendo a Grace interactuando con el instructor.
—Entonces vendré mañana —Gracia afirma—. Le diré a papá de los precios, gracias.
—Claro, será un gusto tenerlos con nosotros, esto es una experiencia divertida e inolvidable —asegura.
August asiente, luego se da la vuelta y comienza a caminar al auto. Espero que Grace termine de preguntar los últimos detalles y caminamos de regreso también.
—Tienes que hacerlo conmigo —Grace habla, no parece algo que te pide alguien para hacer memorias a tu lado, sino más como una orden.
—Honestamente Grace, prefiero no hacerlo —admito.
Chasquea la lengua. —Como sea, mis amigas vendrán y ellas lo harán conmigo entonces —sonríe en dirección al auto, en donde August está recargado—. Y al menos estará él.
Arrugo la nariz. —Grace, hablo enserio, no es buena idea que coquetees con August.
Bufa. — ¿Por qué no? —casi se resbala por sus sandalias, suelta un insulto y se reincorpora—. Has estado pasando tiempo con él, ¿no? ¿Acaso te gusta?
Ni siquiera vale la pena responderle.
—No voy a pelearme con mi hermana por un chico —afirma—. Pero sí logro que él se acerque a mí, espero que no te moleste.
#200 en Joven Adulto
#3536 en Novela romántica
amor de verano, secretos amor verdadero y complicado, opuestos se atraen
Editado: 06.06.2025