— ¿Aun trabajas aquí? —Leo pregunta después de entrar con August a la tienda del abuelo.
Antes que pueda responder, Jazmin responde desde su puesto en el café. — ¿Sabes que es el nepotismo, Leo?
¿Qué? No entiendo porque ella tiene que ser cada vez menos amable conmigo, ni siquiera me conoce un poco.
August suelta: —Ay por favor, no lancen la carta del nepotismo —rueda los ojos—. ¿Acaso Annette quiere quedarse con esta tienda?
Lo volteo a ver y luce irritado, pero ha estado así desde la mañana.
Leo lo mira también con una ceja levantada. — ¿Quién eres tú? Digo, los he visto juntos, antes.
— ¿Novio? —Jazmin recuerda los codos sobre el mostrador.
Yo solo vine a saludar a mi abuelo pero en lugar, estoy recibiendo una mala energía de Jazmin y mi abuelo al parecer salió.
August camina hacia el mostrador sentándose en una banca de madera frente a Jazmin. — ¿Tal vez? —replica con el mismo tono.
Ruedo los ojos pero no me esfuerzo en convencer a Jazmin que August no es mi novio. Honestamente, no importa lo que ella piense o crea. Tengo demasiado estrés ahora mismo.
Jazmin lo observa, con los ojos entornados. —Así que es cierto, los ricos salen con otros ricos.
Leo suelta un suspiro y se mueve a la parte de delante de la tienda para seguir con su trabajo.
August toma una magdalena de banano. — ¿Por qué asumes que soy rico?
Jazmin bufa. — ¿Tu camisa? ¿Tu reloj? ¿Todo en ti?
August le da un mordisco a la magdalena. —Pues sí, lo soy supongo. ¿Qué hay de malo en eso? Yo no escogí mi familia.
Jazmin niega, con el ceño fruncido. —Vas a pagar eso, ¿no? Tú no eres la nieta del dueño después de todo.
Me acerco a August. —Paga y ven, el abuelo no está así que regresemos después.
Jazmin me da una mirada y se voltea pero antes de apartar su rostro noto que pone los ojos en blanco.
August da otro mordisco. —Está buena, ¿las has probado?
Niego. —No —aclaro mi garganta—. Paga August, te espero afuera.
—Tomaré otra —sonríe hacia Jazmin aunque está de espaldas—. Hey, chica azul, cóbrame.
Ella voltea con el rostro aún más tenso que antes. — ¿Chica azul? ¿Tienes modales?
—Soy un cliente, ¿estás peleando con un cliente? —replica.
Suspiro y decido salir, espero que Jazmin y August no discutan tanto y se tarden. Paso a un lado de Leo quien está acomodando unos barcos de madera y le sonrío, él me sonríe también.
No he convivido mucho con Leo y Jazmin pero Leo sin duda me agrada mucho más.
Todavía puedo escuchar a August contestar algo en tono sarcástico cuando salgo de la tienda. Es temprano así que no hay muchas personas aún, las mesas están todas disponibles y aunque quiero ir a ver si Marcus está en la otra tienda, me siento en una silla esperando a August.
Y aunque trato de no enfocar toda mi atención en Marcus, mi mente vuelve a sugerirme que vaya allá pero no puedo hacerlo hasta que August salga. No es un niño pequeño pero sí me da ansiedad pensar que pueda perderse o hacer algo y luego me reclamaran a mí.
Pero odio no poder saber que piensa ahora, después de ese beso. Odio que no tenga un teléfono y que no pueda verlo por más tiempo y como siempre, odio que esto me importe.
Ayer tuve que regresar rápido y Marcus me acompañó pero no nos volvimos a besar.
August sale finalmente, con dos magdalenas, una en cada mano. — ¿Quieres?
Niego. — ¿Aun tienes hambre?
—Soy un chico grande, claramente y necesito proteína y todo lo demás —afirma.
Mis ojos regresan a la puerta de la otra tienda. —Creo que a tu mamá no le gustará verte comiendo eso.
Bufa. —Me da igual —se deja caer en la silla frene a mí—. A mi madre no le importa lo que quiero, ¿Por qué debería importarme lo que ella quiere?
Hago una mueca. —August… sé que no te conozco pero, mira… yo…
August niega antes que pueda seguir hablando. —No sé qué vas a decir pero si es algo sobre “trata bien a tu madre” olvídalo. Es cierto, no nos conocemos y pretendo mantenerlo así. Me caes bien Annette pero yo no voy a jugar a la familia feliz, estoy aquí porque mi madre sigue teniendo control legal sobre mí pero en el momento que cumpla dieciocho, no jugaré más.
Lo observo por un instante y me pregunto si su enojo proviene del mismo lugar que el mío, si August también sabe lo que yo sé.
Se levanta de la mesa. —Pero es verano y no vamos a sufrir por culpa de otros, vamos a buscar a tu novio y yo a mi atención femenina.
Lo fulmino con la mirada, viendo de reojo a la tienda. Es probable que no se haya escuchado nada hasta allá pero, él no debería decir eso.
August eleva una ceja. —Ah… es cierto, ¿está ahí, no?
Trago saliva. —No lo sé.
Sonríe de lado. —Vamos a visitar —toma el papel de la envoltura, lo hace una bolita y lo deja en el basurero.
Me levanto también, tan rápido que el metal de la silla golpeó mi pierna pero no importa. —Espera.
August sacude la cabeza para retirar el cabello de los ojos. —Ven aquí, ya sé que quieres verlo.
Respiro profundo. —Basta August, vamos a otra parte.
Él entorna los ojos y sonríe egocéntricamente. — ¿Por qué tan nerviosa? Se nota que le gustas y yo que tú, estaría aprovechando el tiempo. No seas tan tímida, a los chicos nos aburren así.
Rasco mi brazo. —No me importa lo que les aburre a los chicos.
—Claro que sí —rueda los ojos—. Como sea, vamos a que coqueteen un rato, luego iremos a la playa. Mis ojos necesitan algo interesante que ver.
August empieza a caminar hacia la tienda así que me apresuro hacia él y me coloco de frente para impedir que siga caminando. Sí quiero ver a Marcus pero no con August, es impredecible y podría decir algo que sea realmente vergonzoso.
—No te resistas —sonríe—. Si no vas tú, iré yo.
—No —tomo sus brazos—. Vamos a otro lado.
August intenta moverse pero lo detengo, él sigue moviéndose y comienza a ser inútil intentar detenerlo. Casi está por entrar a la puerta cuando se detiene y por consecuencia, caigo empujada hacia su costado. Él me toma para evitar que caiga justo en el momento donde la puerta se abre y sale Marcus.
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Editado: 06.06.2025