«Es 31 de marzo, en cualquier momento me darán la invitación» pensó Yasahiro mientras miraba seriamente su calendario, sus ojos se fijaron en el espejo que tenía a su lado, era la primera vez que se ponía serio en el año, y ver esa expresión en él mismo, le resultaba tan ajena. Le recordaba esos momentos, aunque no eran los mejores, ni los que más lo enorgullecían, igual sentía esa pequeña añoranza por esos momentos, cuando no le importaba nada.
Sonrió al bajar su mirada, y verse a sí mismo con ese uniforme negro que tanto le gustaba, y enorgullecía tener. Aún recordaba todos sus momentos con sus amigos, y le encantaba saber que no tenía tanta presión, como antes.
Dio un salto de su sofá cuando escuchó la bocina de la moto de su amigo. Tomó sus llaves, y se despidió de sus padres, como una vieja y mala costumbre que aún no podía evitar. Salió, y cuando llegó junto a su mejor amigo, quien tenía un casco negro para él.
—¿Estás preparado? —preguntó su mejor amigo, mientras le extendía su casco.
—Ese intento, pero no sé cuando pasaran las cosas, y se acerca la fecha —comentó, sintiendo que su sonrisa flaqueaba un poco, pero inmediatamente se compuso, y le dio una gran sonrisa a su mejor amigo—. Pero está bien. Mientras pase desapercibido para el chico que me gusta, como en los otros años, todo estará bien.
Esas palabras no tranquilizaron a Isamu, quien a pesar de tener su rostro inexpresivo, estaba preocupado por lo que podría pasar. Él se había levantado con un mal presentimiento, y eso lo ponía ciertamente nervioso, pero al ver como su mejor amigo intentaba por todos los medios ignorar la situación, decidió no compartirlo. Sabía que era un momento duro para él.
El camino hasta el sitio de reunión de ToMan, era silencioso y para Yasahiro, era extremadamente largo. Cuando llegaron, se encontraron con sus amigos hablando sobre él una declaración de guerra de una pandilla recién formada, pero al escuchar el sonido de la moto del comandante, los cinco se despidieron para ir a cada a formarse a sus respectivas divisiones. La reunión siguió su curso normal, Mikey daba palabras de aliento, todos se emocionaron por la pelea y terminaron gritando. Justo cuando el subcomandante, Draken, avisó que la reunión había terminado, la voz de alguien llamó la atención de todos.
—Vaya, vaya, vaya —dijo mientras caminaba entre los miembros de ToMan, estaba vestido de negro y tenía una sonrisa confiada—. ¡Así que está es la famosa ToMan! —gritó—. ¡He venido aquí para pelear con la persona más fuerte de todas!
Esas palabras provocaron cierta incomodidad en cuatro chicos, Itami, Kenta y Jun, se quedaron en silencio buscando con la mirada a sus otros amigos, específicamente a Isamu, quien estaba más cerca de la división de Yasahiro, pero cuando lo encontraron, se quedaron callados al ver su mirada centrada en el más pequeño del grupo. Yasahiro, estaba recto y serio, una de sus manos agarraba la muñeca de la otra, y estaba haciendo un puño, buscando contenerse, mientras centraba su mirada en un punto en la nada. Al escuchar esa declaración, Mikey bajó los escalones, para quedar frente a ese corpulento sujeto.
—Dime, ¿Cómo quieres morir? —preguntó, pero ese sujeto, solo soltó una carcajada.
—No hablaba de ti, Invencible Mikey —aclaró y eso creo un montón de murmullos—. Es complicado fingir ser débil, cuando en verdad puedes acabar con todos ellos ¿Verdad? —preguntó mientras caminaba hacía su objetivo, quien ni siquiera había reaccionado— Me resulta patético que alguien como tú, y tu talento para destruir a otros, se desperdicie para evitar que otros se molesten. Estás aquí, como un soldado, dándole respeto a gente sumamente inferior —aclaró poniéndose frente a frente con Yasahiro—. ¿Qué opinas Inoue Yasahiro? ¿No te parece que lo que haces es miserable?
El silencio reinó, el más bajo solamente se mantenía con la mirada al frente, mientras buscaba todas las fuerzas del mundo para contenerse. Literalmente, toda su imagen se estaba destruyendo frente a todos sus compañeros, quería llorar, gritar, golpear a algo, o a alguien, hasta dejarlo muerto en el piso; su frustración se acumulaba en su garganta y no le permitía pronunciar una sola sílaba.
Estaba en el centro de todas las miradas, y eso estaba molestando. Pero lo que más le frustraba, era que su amor platónico estaba ahí, sin entender lo que pasaba. Tanto tiempo encargándose de ser una mejor persona, podría irse directo a la basura, si no calculaba sus movimientos e intentaba ser menos impulsivo, no quería llamar la atención, más de lo que ya lo había hecho. Sus oídos podían escuchar los murmullos de sus compañeros, podía sentir cada una de las palabras y miradas de confusión, pero lo que más paraliza su corazón, era saber que estaba ahí, relativamente cerca de la mirada de confusión de su amor platónico; y aunque nunca le había pasado, sabía que si llevaba a mirarlo, todos sus escudos caerían y daría paso a su impulsividad.
Pero, Yasahiro no era el único que estaba paralizado, Jun miraba a su alrededor, asegurándose de que nadie lo viera, se acercó a Itami, y junto con él caminó tranquilo hasta encontrarse con Kenta, e Isamu. Por la mirada que intercambiaron, sabían que ninguno de ellos entendía lo que estaba pasando, aunque Kenta tenía una vaga idea, pero necesitaba hablarlo y no era el momento para eso. Jun e Itami, estaban preocupados por la reacción de su amigo, que parecía que estaba tardando bastante en decir algo.
—¿No dirás nada? —preguntó, mientras se agachaba a la altura de Yasahiro— En el pasado, ni siquiera me hubieras dejado seguir hablando —comentó tentando los límites del más bajo—. ¿Esto es lo que provoca ToMan? Que gente como tú, se vuelva patética, ridícula y sumisa —esas palabras, llegaron a todos, quienes empezaron a quejarse por insultar a ToMan, pero Mikey empezó a acercarse bastante molesto— Vaya, pensé que defenderías más este uniforme —comentó, mientras levantaba la mano llena de tierra y la colocaba sobre el hombro del menor.
Editado: 22.11.2024