El cuerpo de Yasahiro estaba lleno de cortadas, y él en general estaba a punto del colapso, pero sabía que no podría aceptar lo que había pasado. En su mente se culpaba de lo que sucedió, puesto que personas ajenas habían sido involucradas en ese evento, y lo que menos quería era incomodar a otras personas con sus problemas. En su brazo izquierdo, se podía ver un vendaje hecho con pedazos arrancados del uniforme de ToMan, pero aun así, de ella caían pequeñas gotas de sangre. A pesar de todo ello, él estaba ahí de rodillas pidiendo perdón por todo lo que tuvieron que presenciar, y también, por decepcionarlos.
—¿Qué estás diciendo idiota? —preguntó Isamu, preocupado por su amigo, mientras lo ayudaba a levantarse.
—Lastimé a uno de mis amigos, involucré a terceros, en un asunto privado, y puse la vida de una persona en juego —aclaró con la mirada perdida—. Manche el uniforme de ToMan, y lo deshonre. Sé que no merezco el perdón, pero aun así quiero demostrar lo arrepentido que estoy —y esas fueron sus últimas palabras, antes de caer desmayado.
Isamu, sostuvo su cuerpo para evitar que cayera al piso, y se lastimara más de lo que ya estaba. Pero, para sorpresa de todos, Mikey había tomado el cuerpo del menor, y lo alzaba como si fuera una recién casada. Kenta había reaccionado, y empezó a buscar su teléfono.
—Tenemos que llamar al hospital, o a una ambulancia —comentó mientras sacaba su teléfono.
—Yo me encargaré de eso —aclaró Mikey, dejando a todos mucho más confundidos—Ustedes, acompañen a Takemicchi a su casa, debe estar muy confundido. Sanzu, entregarles el cuerpo de su amigo inconsciente —. Cuando Jun había soltado el cuerpo de Itami, el de cabello largo y rubio lo había tomado, con la excusa de evitar que se lastimara por caer directo al piso, y desde ese momento, lo había estado sosteniendo. Pero ahora, ya se lo había entregado a Jun—. Vamos —dijo mirando a Isamu, quien aceptó seguir a su comandante.
Mikey, había conducido velozmente hasta el hospital. Una vez, Isamu entregó el cuerpo de su amigo, para que pudieran ayudarlo, ambos rubios se quedaron en la sala de espera, en un silencio mortal, que fue destruido inmediatamente, cuando los otros tres amigos de Isamu había llegado, junto con los capitanes y subcapitanes de ToMan. Draken se había acercado a Mikey, preguntando si había noticias de una forma totalmente discreta, pero antes de que pudiera conseguir una respuesta, una pregunta llamó la atención.
—Él no va a morir, ¿Verdad? —preguntó Itami, recibiendo un golpe de Kenta en su brazo. Aunque, internamente, Isamu agradecía su imprudencia.
—¿Cómo puedes pensar en eso? Imbécil —se quejó mientras acomodaba su cabello blanco hacia atrás—. Hablamos de la persona más extraña del mundo, Yasa no va a morir —aseguró, provocando que Jun sonriera.
—Tienes razón, Yasa es bastante raro, no me sorprendería que salga pronto y todo —aclaró Jun, un poco más animado.
—¿Y si apostamos? —sugirió Isamu—. Yo apuesto quinientos, a que se recupera en menos de una semana.
—Apuesto, a que le dan de alta, en una semana y dos días —aseguró Kenta, con una sonrisa confiada.
—Yo digo que sale en una semana exacta —aclaró el de cabellos azul claro— ¿Itami?
—Yo digo que sale en tres o cuatro días —comentó, mientras sacaba su billetera.
Todos los demás, miraban extrañados esa situación. Sin embargo, Mikey no tardó en entender lo que sucedía, y con una sonrisa se acercó al pequeño grupo.
—Perfecto, el que gane invita a Yasa a comer, porque después de esto, matará a cualquiera por comida chatarra —aclaró Isamu, haciendo entender a todos los demás.
—Yo también quiero apostar —comentó Mikey, sorprendiendo a los cuatro chicos—. Y creo, que se quedará solo cinco días en el hospital.
—Yo digo que dos semanas —aclaró Draken, agregando su dinero. Después de que todos se unieron a la apuesta, algunos con grandes expectativas, otros con menos expectativas. Salió el doctor, que estaba dentro de la sala del menor, y después de dar todos los detalles sobre su estado, aclararles a todos que su amigo era fuerte y que estaría todo bien, llegó el momento de la gran pregunta.
—Disculpe, únicamente para saber, ¿Cuándo podrá salir Yasahiro? —preguntó Itami.
—El señor Inoue, dentro de cinco días podrá irse, es un chico muy fuerte —aclaró—. Discúlpenme —pidió mientras se retiraba.
—Entonces, gané —dijo Mikey con una sonrisa. Los cuatro amigos, ni siquiera estaban pensando en el hecho de que su comandante ganara.
—¿El comandante invitará a Yasa a comer? —preguntó Itami, mientras tomaba una de sus mechas rojas.
—Si, yo lo invitaré —aseguró el rubio antes de bostezar—. Pero eso lo hablaremos después, vayan a casa y descansen, ya es tarde —dijo, mientras todos los demás se iban.
Los cuatro amigos se quedaron en shock reflexionando en toda la situación, y lo rápido que se le había ido de las manos. Itami sintió una suave palmada en su hombro, casi se le cae el alma al suelo, al verse cara a cara con el subcapitán de la quinta división, con una mirada divertida, mientras se bajaba el barbijo negro mostrando una linda y tétrica sonrisa.
—Adiós, payasito —dijo con un tono alegre que asustó al azabache de mechas rojas.
Editado: 22.11.2024