Capítulo 14

La pelea del tres de agosto, iba a ser recordada por todo el bajo mundo de Japón, debido a que hubo muchos heridos, grandes reconciliaciones, amenazas, y una demostración de determinación y valentía que logró dejar una huella en muchas personas.

—Tranquilos, esto será rápido —aseguró Yasahiro, frente a aquellos chicos que acompañaban a Kiyomasa.

—Solo por hoy será algo suave —dijo Isamu sonando sus nudillos.

—Y si no gritan, prometemos desmayarlos más rápido —aclaró Itami con una sonrisa burlona.

La pelea secreta entre aquel grupo de cinco amigos, y el otro grupo, simplemente podía utilizarse para recordar, la razón principal del porqué ellos estaban en ToMan. Todos allí, sabían pelear.

Los cinco, fueron al hospital, y todos los miembros que esperaban afuera, se habían percatado de que los chicos, tenían manchas de sangre en su uniforme, para evitar cualquier conflicto, decidieron alejarse completamente de ellos.

—Idiotas, nos miran como si no supiéramos controlarnos —murmuró Kenta, mientras se cruzaba de brazos.

Cuando la buena noticia llegó, junto con el comandante, todos se pusieron a festejar, pero cierto rubio se había alejado, cosa que no pasó desapercibido por cierto castaño, y cierto rubio de ojos azules.

—Cállate, nos puede escuchar —le susurró Yasahiro a Takemicchi, mientras lo soltaba lentamente, asegurándose que su comandante no se percatara de su presencia.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Takemicchi, y el castaño solo desvió la mirada nerviosa.

—El comandante acaba de pasar por muchas situaciones difíciles en un día, me preocupa —dijo, intentando disimular su sonrojo.

—Yo también estaba preocupado.

—Espero que esté bien —murmuró el castaño, viendo como Mikey se limpiaba las lágrimas, y se levantaba—. Si no puede mostrar sus sentimientos, todo terminará explotándole en la cara.

—Tranquilo, Mikey jamás permitirá que eso pasara.

—Recuerda que sigue siendo un chico de quince años, tampoco creas que es imposible que se sobre esfuerce, y empiece una caída hasta “ese sitio” —esas palabras sorprendieron a Takemicchi, pero rápidamente aquella expresión seria con la que había hablado, cambio a una de alivio—. Parece que ya se fue, nos vemos, Takemicchi.

El rubio se quedó pensando en sus palabras, viendo como aquel castaño se iba en dirección contraria. Era cierto que tenía la firme creencia de que su comandante era increíble, no por nada, tenía toda la reputación que tenía; pero aún así, las palabras de Yasahiro le hicieron considerar muchas cosas, sin mencionar que le había dejado la incógnita de a qué se refería con “ese sitio”. Aun así, pensaba que todo estaría mejor, pero llegó la reunión.