El Monstruo y la Bestia

Capítulo 20

Yasahiro, estaba tranquilo, mientras caminaba hasta aquella solitaria silla, frente a los altos mandos de su pandilla. El castaño estaba tranquilo, y tenía la mirada seria, pero también estaba centrado, en intentar no cambiar su actitud frente a ellos, puesto que se vería algo extraño.

—Por favor, toma asiento —dijo Mikey serio.

—Bien, di tu nombre, y la división a la que perteneces —pidió Kisaki, levantándose para acercarse a él.

—Me llamo Yasahiro, y soy de la primera división —aclaró con una sonrisa—. Brilla —murmuró, viendo un pequeño punto de luz.

—Concéntrate —pidió Draken serio.

—Bien, iniciemos con esto de una vez —dijo Kisaki—. ¿Golpeaste al comandante en el Halloween Sangriento?

—Pues claro —aclaró tranquilo, mientras movía uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja.

—¿Te arrepientes de haberlo hecho? —preguntó Kisaki, y el castaño, solo empezó a jugar con su cabello, que para esa altura, ya estaba llegando a los codos.

—No, no lo hago.

—¿En serio se quiere defender? —preguntó Mitsuya confundido.

—Ni siquiera se arrepiente —murmuró Smiley. Las palabras de sus amigos estaban provocando que el rubio, de ojos negro, estuviera cada vez más seguro de lo que hizo.

—¿Puedo hacerle una pregunta? —preguntó Takemicchi llamando la atención de todos.

—Está bien —acepto Mikey. Takemicchi, se levantó de su lugar, y miró al castaño, quien solamente le sonrió.

—Yasa, ¿Por qué golpeaste al comandante? —preguntó, pero antes de que el castaño hablara, hablo Kisaki.

—¿Eso acaso importa? —preguntó serio—. Hasta donde tengo entendido, él ya aceptó la culpabilidad.

—Deja que conteste —ordenó Draken, mientras el comandante asentía.

—Bueno, lo hice porque mi capitán es muy débil —dijo—. El comandante quería golpear a ese chico raro, y parecía que quería matarlo; y eso parecía que querías evitar—aclaró mirando al rubio de ojos azules—, pero cuando lo intentaste, te golpearon y parecía que querías llorar, y el comandante también se veía muy triste, y adolorido, no quería que sintiera el peso de un crimen tan horrible como el asesinato. Así que lo único que quería hacer, era detenerlo —explicó. Y en ese momento, su mirada se centró en la mancha que tenía en su manga, y como le resultaba molesto verla, se la arremango dejando ver el inicio de una gruesa cicatriz que tenía en el brazo.

Mikey, estaba en shock, en su cabeza se repetía la imagen de Yasahiro arrodillado pidiendo disculpas entre lágrimas, mientras que el uniforme de ToMan estaba reteniendo la horrible cortada que ese chico raro, le había provocado. Entonces, simplemente empezó a recordar todos esos momentos que había pasado con el castaño, incluso las veces que le había rogado que no le echará de ToMan.

—¿Mikey? —preguntó Draken, viendo como el rubio caminaba hasta Yasahiro, y de la nada se acuclilló para ver de cerca las cicatrices.

—¿Comandante? —pregunto Yasahiro, viendo como el rubio levantaba la mirada hacía él—. ¿Hice algo malo? —el tono de voz preocupado enterneció al rubio, quien no tardó en percatarse en cierto detalle en los ojos del castaño. Era la misma mirada, que le había dado cuando pelearon, cuando le había dicho la horrible persona que era e incluso cuando hablaron por primera vez.

—Estuviste llorando —murmuró para sí mismo, pero al ver la mirada confundida del castaño, decidió ser directo—. No hiciste nada malo, Yasahiro. Eres inocente, y el juicio terminó —aclaró poniéndose de pie, dejando a todos sorprendidos—. Entiendo por qué lo hiciste, y lo acepto. Ya puedes irte.

—Genial, gracias comandante —dijo con una sonrisa—. Disculpe comandante, puedo hacer algo, será increíblemente rápido —aseguró, y Mikey, asintió.

Para sorpresa de todos, el castaño, se acercó a Hanma y lo golpeó con su puño derecho, provocando que cayera completamente inconsciente, y luego dijo sus ojos en Kisaki.

—¿Sabes cómo se ve un hueso cuando se rompe y atraviesa la piel? —preguntó mientras caminaba con un aura amenazante, hasta el capitán de la tercera división, quien empezó a retroceder—. Yo sí, lo he hecho varias veces. Tu amigo golpeó a mi amigo, y eso es algo que llena de una ira irracional. Y cuando me enojo, tengo mala memoria —explicó con el rostro serio, mientras su tono de voz iba siendo cada vez más serio—. Me olvido de que soy parte de una pandilla, de la jerarquía y de quien es mi capitán, también me olvido de que trato con personas que tienen sentimientos, como el dolor —aclaró dejando a Kisaki contra la pared, y sin dudarlo, dio un sonoro golpe a la pared que asustó a todos—. No vuelvas a dejar que tu amigo se acerque al mío, porque te romperé los anteojos y te haré tragar el vidrio —inmediatamente después de decir aquella amenaza, sonrió—. ¿Entiendes?

—Si —con aquella débil respuesta, Yasahiro se alejó.

—Mira, ese bichito tiene luces —dijo emocionado, persiguiendo a la luciérnaga que se había ido por una ventana. Dejando a todos en aquel lugar, completamente confundidos.



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En el texto hay: bl, pandillas, tokyorevengers

Editado: 22.11.2024

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