Llegó año nuevo, la fecha esperaba por Takemicchi para poder llevar a Hina al templo, promesa que había hecho cuando ambos se reconciliaron. Pero, no era el único al que le emocionaba la fecha, también era algo muy importante para Yasahiro, puesto que le encantaba ir a un lindo templo y ver todos los puestos, aunque no tuviera dinero para comprar nada. Amaba caminar con el cabello suelto y su gorro negro y gris favorito, gracias a su estación favorita, el invierno. Sin mencionar, toda la nieve que podía patear a su gusto en su camino, amaba usar abrigos y guantes, pero lejos de todo eso, lo que más le gustaba era estar con sus amigos, y vestir ropa tradicional. Ya había pasado el año nuevo, cuando los cinco llegaron al templo, pero eso no evitó que se tomaran un sin fin de fotos, frente a la entrada del templo.
—Amo este lugar en invierno —dijo Yasahiro en voz alta para que sus amigos pudieran escucharlo, mientras veía cada uno de los adornos.
—Vamos a rezar, chicos —dijo Itami, detrás de Kenta, quien estaba asintiendo a su idea. Ya que realmente era a eso, a lo que habían venido, pero se la habían pasado paseando a causa de su amigo más bajo, quien se distrae fácilmente.
—Tienes razón, vamos Yasa, deja de jugar —comentó Isamu. Pero, antes de cualquier cosa, Jun tocó el hombro de Itami, para que viera disimuladamente a su lado, puesto que estaban a punto de cruzarse con un grupo de personas muy específicas.
—Hola, a todos —saludo Kenta, sin poder evitarlo, ya que él era quien estaba al frente.
—Hola —saludaron todos. Pero, fue Takemicchi quien se quedó sorprendido al ver que todos se veían completamente diferentes, con ropa tradicional.
—Feliz año nuevo —saludo Yasa con una sonrisa, sin siquiera mirarlos bien.
—Vaya, Yasa te ves bien —halagó Yuzuha, sorprendiendo a todos. Aunque su mirada se había desviado al chico que estaba detrás de él, quien casualmente era Jun, que tenía una sonrisa amable, completamente diferente al chico extraño que le había entregado esa carta.
—Tú te ves igual, increíble como siempre —dijo con una sonrisa el chico, mientras llevaba su cabello hacia atrás—. Nosotros vamos a rezar, así que adiós. Vamos Isamu.
—¿Adiós? —saludo Mikey, viendo como Yasa pasaba a su lado con una sonrisa.
Hina y Emma, fueron las primeras en darse cuenta de que la relación de Yasahiro e Isamu, era igual a la de Mikey y Draken, puesto que el rubio y el castaño, se veía como personas cálidas, y los dos chicos más altos, parecían como protectores de ambos.
De todos los presentes, el que más estaba ansioso por despedirse de todos, era Itami, puesto que se había empezado a sentir incómodo con la cercanía que tendría por culpa de la multitud, con el subcapitán de la quinta división, Sanzu; quien a su vez, también se percató de aquellos nervios, cuando ambos compartieron una fugaz mirada. Cuando los cinco chicos se alejaron de aquel grupo, y se empezaron a sentir más cómodos, volvieron con sus conversaciones extrañas.
—Digo que recemos por un año sin dramas —dijo Jun, intentando no reírse por todas las cosas que habían vivido.
—Yo voy a rezar por más salmón —comentó Yasahiro—. Así los salmones reemplazarán a los patos, y no dominarán el mundo.
—Yo rezare para que te cures de aquella extraña obsesión con los patos —bromeó Kenta, mientras se quitaba la nieve de su cabello.
Pero, aun así, cada uno rezó por cosas completamente diferentes. Isamu, rezo por tener más paciencia y que todos sus seres queridos estén saludables, Kenta, a su vez, rezó por la salud y un futuro próspero para él y todos los que amaba. Jun, rezo por más tranquilidad y más recuerdos inolvidables con sus amigos y familia. Itami, rezo por una larga y próspera vida, por salud e inconscientemente, también rezo por amor. Y finalmente, el más pequeño del grupo, rezo por sus amigos, sus padres y la pandilla, deseando que todos pudieran ser felices en un futuro cercano.
Editado: 22.11.2024