El Monstruo y la Bestia

Capítulo 27

—¡La reunión de emergencia de Tokyo Manji, dará inicio! —anuncio Draken, y aunque todos los miembros estaban conmocionados por todo lo que había pasado, Yasahiro estaba callado y serio.

«Mochizuki, Haitani y otros» pensaba el menor mientras todos a su alrededor murmuraban. «La generación S62» volvió a repetir mentalmente, mientras él llevaba sus manos a su espalda, y envolvió una de sus muñecas con sus dedos.

Ese era un ejercicio que le había enseñado su entrenador, para poder mantener la compostura. El puño que sostenía, era el izquierdo, su mano dominante con el que lanzaba el primer golpe; la mano que sostenía su muñeca era la derecha. Cada vez que quisiera levantar su puño, su mano derecha la retenía para evitar cada uno de sus movimientos.

Y él estaba haciendo mucha presión, sabía que su muñeca tendría marcas de eso, pero no podía evitar que su enojo, su ira que tanto tiempo estuvo reprimido, tenía la necesidad de salir a flote, con cada información que escuchaba.

Caso contrario era su mente, pues cada vez que intentaba centrarse en lo que sucedía a su alrededor, solo se desviaba una y otra vez, a aquella primera reunión del año, aquella vieja escena en la que se encontraba con Kisaki.

—ToMan va a crecer y se convertirá en una organización que hará que cualquiera se arrodille. Si esto crece, es seguro que generará oscuridad y yo asumiré toda esa oscuridad. ¡Así tú podrás brillar! Tú me necesitas. Soy la sombra que tú creaste. Nos necesitamos el uno al otro.

Esa frase únicamente le hacía hervir la sangre, podía recordar a cada una de las personas a las que había golpeado, y aun así, tenía la creciente necesidad de seguir peleando.

Cuando la reunión terminó, Mikey se había percatado de la sombría mirada de Yasahiro, mientras los capitanes se reunían para poder hablar más a fondo sobre la situación.

—¿Qué sucede? Yasahiro —preguntó Draken, al percatarse de que el castaño estaba acercándose con la mirada baja.

El mencionado se había inclinado para sorpresa de todos, puesto que él consideraba que necesitaba hacerlo. Lo entendía, era consciente de lo que ocurriría en la pelea, sabía que estaba rozando sus límites, así que lo único que podía hacer, en ese preciso momento, era pedir perdón por sus futuras acciones.

—Nada más quería disculparme —aclaró. Y cuando se inclinó, Draken se percató de las manos del castaño, en su espalda—, por mis futuras acciones. Lo lamento mucho.

—¿A qué te refieres? —preguntó Peh-yan confundido.

—En la pelea contra Tenjiku —dijo levantándose, revelando aquella mirada que Takemicchi había reconocido solamente en el Halloween Sangriento, justo era la misma mirada que tuvo Mikey cuando decidió matar a Kazutora—, no pienso contenerme.

Dichas esas palabras, simplemente se retiró. Y mientras bajaba las escaleras, un chico de la quinta división se quejó preguntando ¿Quién se creía para tener el derecho de subir hasta el comandante? Pudo haberlo dejado pasar, pero aquel chico alto se había puesto justo al frente, estaba tapando su camino.

Todos se quedaron sorprendidos, de unos rápidos movimientos, aquel chico había caído a los pies de Yasahiro, quien no había tenido ninguna consideración para pasar sobre aquel chico sin siquiera mirarlo.

—¡Yasa! —el grito de Jun, provocó que el castaño soltara sus manos, y saliera corriendo hacía su amigo.

A unos metros lejos, cerca de la entrada de aquel templo, Itami y Jun habían llegado junto con Isamu y Kenta, totalmente desmayados, pero aún estaban respirando. Yasahiro corrió a su encuentro y se lanzó casi desesperadamente a abrazar a sus amigos. Rápidamente, se disculpó por eso y ayudó a llevar a Kenta.

—Todo estaba bien, Yasa —aclaró Jun, sonriendo a su amigo.

—¿Cómo es que no estás herido? —preguntó Itami cansado.

Y esas palabras llamó la atención de todos los presentes, puesto que era un pequeño detalle que se les había pasado. A diferencia de la mayoría de los presentes, el castaño tenía mínimos rasguños, y lo que más resaltaba, eran los raspones en sus nudillos, sin mencionar que tenía más energía que el resto. Casi nadie se había percatado, debido a la gravedad del asunto, así que Yasahiro paso a estar en la misma lista que Mikey y Draken, puesto que los tres eran los únicos en mejor condición, sin mencionar al chico desmayado en las escaleras del templo. De todos ellos, Inui fue el que mostró aquella expresión de terror.

«Koko tenía razón, ¿Qué clase monstruo es ese chico?»



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En el texto hay: bl, pandillas, tokyorevengers

Editado: 22.11.2024

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