El Monstruo y la Bestia

Capítulo 33

Yasahiro miraba todo aquel espectáculo desde la cima de uno de los contenedores, con sus manos derecha en la cortada más grande que era la de su estómago. Al ver aquella situación, sus ojos se encontraron con un par de ojos negros; Kokonoi lo miraba mientras intentaba acercarse, pero inmediatamente enmudeció, debido a la sonrisa siniestra que el castaño le regalaba, dejando en claro una cosa: “Habla y mueres.”

Cuando Kisaki sacó aquella arma y disparó al pie de Takemicchi, alteró el pulso de Yasahiro y sin que nadie lo detecte, cruzó al lado de Izana y le propinó a Kisaki una patada, provocando dos cosas; la primera, era que el disparo se desvió, y la segunda, que la mayoría de las heridas empiezan a sangrar. Takemicchi miro al castaño sorprendido, y luego se fijó en todas sus heridas, junto con su uniforme algo destrozado, por último, su mirada se quedó en su rostro al ver su pequeña sonrisa agotada.

—Dije que te protegerá ¿No? —preguntó el castaño. Pero, de pronto, cayó de rodillas, puesto que las heridas estaban sangrando mucho—. Takemicchi, confío en ti —aclaró mientras caminaba con ayuda de Angry.

El acuerdo propuesto por Kisaki, provocó la ira del capitán de la primera división, hasta el punto en que logró darle un fuerte golpe en el rostro. Izana decidió meterse para acabar de una vez por todas con el rubio de ojos azules. Después de reiterados golpes, Takemicchi se detuvo levantando su puño totalmente orgulloso.

—Yo… No perdí, ¡Comandante! —gritó sorprendiendo a todos.

—Gracias, Takemicchi —dijo Mikey. El rubio se acercó a abrazar a Takemicchi, y su mirada se dirigió fugazmente a Yasahiro, quien más que aliviado, estaba completamente preocupado.

Hina miró a su novio, antes de acercarse a él, y confesarle que ella fue quien había hablado con ellos para que vinieran. Entonces, también le confesó un secreto, mientras que sus ojos se fijaban en Yasahiro, quien intentaba convencer a Angry de soltarlo para poder pararse solo.

—Le comenté a Mikey, que Kuroda Jun, casi muere por el golpe que recibió, y eso escucharon un grupo de chicos —aclaró al ver otras motos acercarse, en esas dos, se encontraban Itami, Kenta e Isamu—. Ellos también hablaron con ellos.

—Takemicchi, ¿Dónde está Yasa? —preguntó preocupado Isamu.

La pelea de Mikey e Izana se había vuelto indeducible, y eso era algo que molestaba terriblemente a Yasahiro, cualquiera de ellos podría haber ganado. Entonces, Izana cayó, y siguió cayendo en “ese lugar”, que te llena de aquella angustia y desesperación que solamente Yasahiro podía reconocer.

Sus pies se movieron solos, y en menos de un momento había pateado a Kakucho contra Izana, provocando que aquella arma cayera al piso. Mikey miró a Yasahiro, cuando este tomó el arma.

—¿A quién —preguntó mientras cruzaba miradas con Izana— debería matar? Izana —sus palabras dejaron en shock a todos.

—¡Yasahiro! —gritó Isamu, provocando que todo el mundo saliera del shock, sorprendidos por la valentía o la estupidez que tenía aquel chico—. Aléjate, esto es un conflicto entre hermanos.

—¡Pero este chico lastimó a Jun! —gritó en respuesta—. ¿Por qué dejaría vivir a la escoria y a su mediocre sombra? —dijo apuntando a Kakucho.

—Tú conoces la respuesta —dijo el rubio de ojos verdes, mientras caminaba hasta su amigo, para poder tranquilizarlo—. Porque Jun, se pondrá triste si llegaras a rebajarte a ese nivel —esas palabras tocaron al castaño, quien bajó el arma y la arrojó para caminar hasta su mejor amigo. Pero aquel disparo que le perforó el hombro lo dejó en shock.

Kisaki había tomado el arma, y había disparado a Yasahiro en el hombro, aunque solo le había rozado llegando a cortarlo; pero no fue el único herido, puesto que de manera inesperada, Izana y Kakucho habían caído al suelo. Después de aquellas impresionantes e impactantes palabras que Izana le comentaba a Mikey y a Kakucho, Yasahiro se apiadó y acercó con una sonrisa a Izana, quien tenía nada más que un disparo, al igual que Kakucho, y rompiendo la manga derecha de su uniforme, creo un torniquete y vendaje improvisado para detener el sangrado.

—Todavía no puedes tener la suerte de morir —le aclaró a Izana, dejando a todos sorprendidos—. Tenemos que llevarlo…

—¡Al hospital! —gritó Kenta encendiendo su moto, mientras Isamu e Itami ayudaban a ambos chicos a subirse a las motos.

—Yasahiro…



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En el texto hay: bl, pandillas, tokyorevengers

Editado: 22.11.2024

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