El monstruo y la bestia

Inicia la convivencia

¿Los monstruos pueden ser felices? Tal vez si, en un mundo alterno al nuestro.

En un mundo enorme, habitado por monstruos había todo tipo de criaturas en trabajos variados. Uno no podía pasar por algún sitio sin ver criaturas aladas por el cielo, ogros caminando mientras cargaban mercancía para entregar, entre otras cosas. Estaban conscientes de la existencia de los humanos, pero ellos habitaban en un mundo paralelo, al cuál se accedía con magia y solo se permitía ir bajo ciertos motivos y los únicos humanos ahí eran hombres-bestia. Los restaurantes y bares daban comida variada, repugnante para humanos, manjares para monstruos.

Bueno, un día como cualquier otro, un monstruo redondo con múltiples ojos en su cuerpo y que flotaba como un globo llamaba desde su celular.

—Si, efectivamente, se fue la luz en nuestra casa ¿podría venir a arreglarlo?—preguntaba al otro lado de la línea.

Su esposa, una masa gelatinosa y rosada completamente transparente con dos ojos saltones también llamaba a alguien por teléfono, sosteniendo el artefacto con una extremidad larga y sin dedos que surgía de su cuerpo

—¿Si viste la novela? Se me fue la luz, y no vi el capítulo ¿como terminó?—preguntaba ansiosa por saber que sucedió en su programa

En eso tocaron la puerta, el monstruo con múltiples ojos se acercó a la puerta flotando y usando sus tentáculos para no salirse del camino. Al abrir la puerta ahí estaba un monstruo similar al monstruo de Frankenstein. Lo cierto era que, tras el famoso caso de prometeo, muchos científicos locos crearon a sus propios monstruos, de las pocas razones por las que se permite el paso al mundo humano es para la recolección de piezas humanas de cementerios y crear monstruos así.

—¿Es la residencia Hayes?—preguntó con voz grave

—Si amigo, nuestra luz se fue—dijo la criatura algo angustiada

—¿Llegó el Electricista?—preguntó la criatura acercándose a la puerta, ahi vió al Franken-Monstruo—¿Víctor?—preguntó asombrada y reconociendo al monstruo frente a ella

—¿Blobby?—preguntó el Franken-monstruo al verla

—¿Se conocen ustedes?—preguntó el monstruo con varios ojos

—Fuimos compañeros de universidad, son seis años desde la última vez que lo vi—dijo la gelatina con ojos

—Quisiera hablar más, pero tengo más compromisos, solo voy ha revisar el poste eléctrico—dijo lléndose a revisar el poste. No era muy sociable o hablador, pero no significaba que no tenía amigos

Puso la escalera y se dispuso a subir al poste, cuando llegó arriba vió ahí un nido de grifo, tomó el huevo y lo puso en su bolsillo mientras quitaba las ramas y ajustaba la fuente eléctrica. Una vez bajó se acercó a la pareja.

—Solo era un nido de grifo—dijo sacando el huevo de su bolsillo—Pero ya lo arreglé

En eso el huevo de grifo eclosionó, la criatura bostezó y estiró sus alas, luego abrió sus ojos y saltó hacia el monstruo con varios ojos

—Ay no, no quiero mascotas, y menos grifos—dijo el monstruo sabiendo lo difícil que es cuidar un grifo

—Mo lo llevaría yo, pero vivo en un edificio de departamentos y no se permiten mascotas—admitió Vico

—Vamos a quedárnoslo Erik, no puede ser tan dificil—dijo Blobby

Tras una cómica discusión, Erik cedió

—Bien, nos quedaremos con el—dijo frustrado—pero no voy s limpiar su caja de arena cuando sea adulto

Dijo mientras que con dos tentáculos cargaba al pequeño animal y estiraba otros dos tentáculos para tomar su billetera y sacar dinero para pagarle a Víctor. Víctor penas recibió el dinero, agradeció cortésmente y se fue. Al voltear los ojos a la pareja, ambos se dieron un beso y se metieron a la casa. Victor sentía algo extraño, pero no sabía que.

En otro lugar, un gran Supermercado, varios monstruos hacían fila mientras los atendían. Una mujer bestia mitad humana y mitad pantera se encontraba en una de las cajas atendiendo a una mujer serpiente.

—Bueno, serían 235 dólares—dijo con formalidad

—¿235? Tome—dijo dándole un cupón de descuento

—Señora, este cupón venció ayer—dijo la pantera un poco molesta

—No nada de eso, vas a aceptarlo y me dejarás llevar mis compras—dijo la Mujer Serpiente

—Si lo hago perderé dinero—dijo molesta la mujer bestia

—No es mi problema—dijo la serpiente

—¿Que pasa aquí?—preguntó el fantasma de un vikingo que era el gerente de la tienda

—Nada, solo esta amable mujer que me saca de quicio—dijo la Criatura mitad Serpiente

—Lo lamento señora, ella es así, si quiere le rebajamos la mitad de su compra—dijo el fantasma intentando sonar más amigable

—Gracias jefe, usted me comprende—dijo pagándole la mitad y yéndose.

Una vez acabado su turno, la mujer bestia se fue, caminaba como si nads. Era Lyra, una bestia conocida por su optimismo y rebeldía. No era el primer incidente así en su trabajo y la despidieron. Pero no lloraba, pues le habían ofrecido un mejor trabajo y aceptó.

Víctor llegó a su departamento, se sentó en el sofá y encendió su televisión para ver su programa favorito

LA EXTRAÑA NATURALEZA HUMANA

Anunció la voz del presentador

—El día de hoy, hablaremos de su extraña cultura LGBT—decía un monstruo pálido y esquelético—nosotros los doplegangers y cambiaformas infiltrados para traerles este programa, descubrimos una de sus costumbres más extrañas. La atracción por el mismo género.

—¿Atracción por el mismo género? Eso es absurdo—rió el Franken-monstruo comiendo un tazón de cerebros de ave

Atrás suyo, se levantó un payaso de cabello rojo y traje colorido, piel pálida y ojos negros, tenía un cuchillo en mano y lo alzó sobre su cabeza a punto de hacer algo

—Ni siquiera lo intentes—dijo el monstruo sin voltear y con indiferencia

—¿Como me descubriste?—preguntó el payaso sentándose en el sofá—

—Escuché tu respiración—dijo Víctor ofreciéndole un poco de cerebros—si te pagan por asustar humanos así no lo lograrás. Ya me imagino los titulares "Karnaval, el Payaso monstruoso que no asusta"




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